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094 – LAS LEYES DE MANÚ (1) en La Revolución Personal

Introducción a las Leyes de Manú.

Existen códigos de guerra, de vida y muerte desde hace muchos años. Recogen la lealtad y respeto para con los enemigos, la justicia universal de los hombres; los textos de Hagekure, el Mahabarata y las Leyes de Manú son ejemplo de respeto a la vida del enemigo vencido, y especialmente en Las Leyes de Manú, en el libro séptimo que trata de la conducta de militares y reyes para con los vencidos y capturados en combate.

La Revolución Personal, en sus metas de compartir para lograr ese giro completo en nuestras vidas, nos ofrece en unas pocas entradas, las estancias pertinentes actuales de Las Leyes de Manú, que contraviniendo esas mismas leyes que dice textualmente que se deben hacer conocer “sin supresión ni aumento”, pero debemos entender que fueron hechas para otros tiempos, miles de años atrás y para otros estilos de vida, por lo tanto nos hemos propuesto solo mencionar lo que nos atañe en la actualidad. Nos hemos basado en la versión española de V. García Calderón publicada en 1924.

Las Leyes de Manú, no solo es un código de guerra, de ética y moral, también lo es de espiritualidad, de urbanidad, de gobierno, de comercio y civiles, de organización social, de convivencia y de costumbres.

Las Leyes de Manú es un código antiquísimo, data de los Vedas. Algunas de estas “leyes” son vigentes para nuestro mundo contemporáneo y muchas otras no; por ejemplo para hoy no es vigente el sometimiento de la mujer primero a su padre, luego a su esposo y al fallecer este, a sus hermanos. Hoy día sabemos y somos conscientes que todos los seres humanos somos iguales: hombre o mujer; negro o blanco; alto o bajo; gordo o delgado; rico o pobre; etc. Lo que también sabemos es que debemos mantenernos en altísimos estados de respeto, tolerancia, solidaridad y amor para con los demás seres humanos.

De los pensamientos hechos palabras y sentimientos sean buenos o malos, nacen o producen frutos buenos o malos.

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Apropiarse de bienes ajenos, injuriar a las demás personas, mentir o maldecir. Hacer daño a cualquier ser animado, cortejar la mujer del prójimo, es condenado. No basta solamente con conocer las obligaciones prescritas, sino cumplir con los deberes.

Las Leyes de Manú divide las almas o inteligencias en tres cualidades o estados:

Cualidad de bondad, cuya señal distintiva es el conocimiento, el sentimiento afectuoso, sosegado y puro; domeña los órganos de los sentidos, cumple su deber. No necesita esconder lo que hace, se siente satisfecho. Ama la virtud. Su alma es de naturaleza divina.

Cualidad de pasión, cuya señal distintiva es el deseo y la aversión, los placeres de los sentidos; obra esperando siempre una recompensa, se abandona fácilmente al desaliento, hace cosas prohibidas por la ley, dándose sin cesar a los placeres de los sentidos. Desea adquirir gran notoriedad en el mundo. Ama la riqueza material, su alma es de naturaleza humana

Cualidad de oscuridad, cuya señal distintiva es la ignorancia, incapaz de discernir entre el bien y el mal; inconcebible e inconsciente; avaro, indolente, irresoluto, maledicente, omite obligaciones prescritas, inoportuno y negligente. Tiene vergüenza de sus actos y los esconde. Ama el placer, su alma es de naturaleza animal. Entregándose a los placeres de los sentidos y descuidando sus deberes cometiendo actos de crueldad.

Texto: Dhyanamurti.

Ginger rojo. Familia Heliconias.

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