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053 – DIOS en La Revolución Personal

DIOS en La Revolución Personal

“Dios no juega a los dados” (Albert Einstein)

ADVERTENCIA: Las opiniones aquí expresadas pertenecen únicamente al autor del blog, no pretenden ofender ni alterar las creencias que el lector tenga, por lo tanto es nuestra obligación advertirlo; y si usted cree que su sensibilidad o sus creencias pueden ser ofendidas con ellas, le sugerimos suspender en este punto la lectura. Por el contrario, si usted piensa que su fe y sus creencias son firmes y es una persona tolerante, por favor continué la lectura. No pretendemos crear ninguna corriente, ni hacer santos, mucho menos hacer personas iluminadas; nuestra pretensión es únicamente compartir lo que a nosotros nos ha traído mucha tranquilidad, serenidad, paz interior, felicidad y de hecho una vida de mejor calidad. Si usted tiene su creencia religiosa definida, lo instamos a que cumpla todos los preceptos que le sean impuestos, si no la tiene y es un buscador espiritual, también lo invitamos a que acentúe y defina su búsqueda, quizás estas palabras le ayuden a ser mas espiritual, a amar mas su religión y a amar mas a Dios. Si usted no cree en Dios esta lectura quizás le haga definir su concepción de Dios, pudiera ser que eso que usted piensa sea su Dios.

Al nacer el ser humano se le da libre albedrío, siendo esta su mayor oportunidad y su gran responsabilidad. Se le da libertad para escoger el bien o el mal. Esa libertad se nos asignó sin restricciones, por lo tanto no podemos esperar que Dios (cualquiera que sea nuestra creencia de Él) nos ayude o nos castigue, de tal forma que no interviene en la realización del hombre. Habiéndole dado la capacidad de raciocinio también completamente libre, para que el hombre por sí mismo encuentre a Dios y se encuentre a sí mismo. De la constancia, sabiduría y decisiones de los pensamientos y acciones podrá actualizar la experiencia evolutiva. Entonces, las religiones, filosofías y todas las realizaciones del ser humano, “buenas” o “malas”, le pertenecen al ser humano, excepto la capacidad ilimitada de razón que Dios le ha infundido.

Dios no interviene para nada en las decisiones del hombre, por lo tanto no pudo haberle “revelado” leyes, dogmas, religiones, historias, ni ninguna clase de libros. Y ninguna persona puede decir cuál es la voluntad de Dios. Esto puede parecer absurdo, pero son mas absurdas las teorías que enseñan el libre albedrío, imponiendo a su vez dogmas, contradiciendo el propio libre albedrío.

En los últimos  años hemos estudiado las diferentes concepciones de Dios que nos ofrecen las religiones y filosofías, desde la forma mas sencilla, la que nuestros padres nos enseñaron de niños hasta la teoría de la física quántica, pasando especialmente por las religiones “reveladas” hasta las teorías incipientes del Dios sol. Estas son las conclusiones que a través del equilibrio consciente de cuerpo físico, cuerpo mental y cuerpo emocional hemos podido sintetizar:

No necesitamos científicamente comprobar que Dios existe, con el hecho de mirar la magnificencia y el orden del universo, podemos inferir que algo o alguien tuvo que haberlo creado y organizado; y a ese orden o alguien o algo lo llamamos Dios. Los evolutivos dicen que el mundo lo creo el big-bang, pero algo o alguien tuvo que haber empezado ese principio y haber creado las condiciones para el big-bang, porque nada sale de la nada.

Los materialistas dicen que son ateos, porque no creen en un ser superior, solo en la evolución, pero si analizamos la evolución, vemos que nunca se detiene, que no todo evoluciona a la misma velocidad, pero también podemos teorizar sobre el principio de lo que empezó a evolucionar, llámese como sea, pero eso que dio inicio puede ser el Dios, y la primigenia partícula unicelular que teóricamente comenzó la evolución la tuvo que crear algo o alguien.

Dios es el principio de todo lo que existe ha existido y existirá. La primera fuente. El Señor, El Creador, El Padre de todo el universo, por lo tanto es nuestro Padre. Dios está por encima del bien y del mal, por lo tanto Dios es Equilibrio perfecto. Lo cual nos lleva a deducir que  Dios no es bueno, pero tampoco es malo, repetimos, porque Dios está por encima del bien y del mal. Dios sostiene el universo, y el universo es una manifestación de Dios.

El objetivo del hombre es nuevamente Dios, por eso la atracción que sentimos por Él, vivimos una perpetua y fascinante búsqueda por alcanzar niveles elevados de valores espirituales, convirtiéndose en la aventura mas maravillosa en la cual podemos embarcarnos.

No podemos fundamentar a Dios científica, cultural, ni socialmente; ni en hipótesis filosóficas, ni en las exigencias de la ética y la moral. A Dios lo concebimos como nuestra respuesta a las propias situaciones de la vida del ser humano, aparece como concepto desde la adoración a los fenómenos naturales y se ha desarrollado junto a los valores, la preservación y los niveles emocionales y sociales de fraternidad, los niveles morales, éticos y de la razón; para alcanzar finalmente el nivel espiritual de la consciencia universal.

Las religiones teorizan de forma práctica sobre Dios, y lo definen y le crean atributos, enseñando que esas teorías llegaron a los patriarcas de las religiones por revelación o por evolución. La verdad es que nadie, léase bien, nadie sabe lo que es Dios, todo son teorías no comprobadas y no comprobables, aunque reconocemos que los planteamientos que hacemos encajan también dentro de esas dudas.

El científico podría concebirlo como la causa primigenia, el artista como causa de la belleza, el filósofo como la unidad universal, el religioso como el Padre amoroso que está en los cielos, el buscador espiritual como el comienzo y el objetivo final del paso por la Tierra.

El servicio desinteresado y el dar sin esperar nada a cambio son el resultado del pensamiento moral y ético. La religión, sea revelada o evolutiva, la adopto al hombre por su raciocinio y necesidad espiritual, elevando a su vez la ciencia, el arte y la filosofía a niveles muy altos de receptividad. La evolución humana comienza y termina en la religión, siendo esta optativa, pues el hombre necesariamente no tiene que ser religioso en contra de su libre albedrio. A veces las religiones dan mas importancia a su aspecto social, dejando en segundo término el lado espiritual.

La dificultad de nuestra comprensión de Dios, crea en nuestra mente finita una paradoja, inherente al hecho de que la realidad divina está muy lejos de nuestra capacidad intelectual de comprensión, solamente por medio de la fe, las religiones han sido capaces de hacerlo, trayendo como grandes beneficios la unificación de la consciencia religiosa, la substanciación de los valores morales y el arrobamiento espiritual de la adoración. Algunas religiones plantean que la consciencia de la experiencia de Dios asegura la supervivencia eterna. Cuando la mente cree en Dios y cuando la consciencia conoce Dios, la inmortalidad es segura, cuando sucede lo contrario el ser se disuelve y no termina su objetivo de volver a Dios.

Finalmente, la cuántica nos dice que la realidad que nosotros “vemos” es diferente y aunque la mecánica cuántica es un concepto matemático y abstracto, Albert Einstein, Max Planck, Hans Peter Dürr, Werner Heinsernberg, y muchos otros físicos, concluyeron que lo que vemos como algo sólido es una red de vibraciones de un campo energético. “Los átomos que nos parecen materia son una concentración de energía” (Einstein). “Suponemos detrás de la energía, un espíritu consciente e inteligente” (Plack). “Existe un potencial energético que puede materializarse y del cual está formado todo el universo… En el fondo eso es espíritu” (Dürr). El Principio de Incertidumbre planteado por Werner Heinsernberg (Premio Nobel de Física 1932) formulador de la teoría cuántica, los estudiosos de la mecánica cuántica deducen que todo está interrelacionado con todo y donde no se puede separar nada se llega a la teoría que Dios es Todo ya que Dios actúa sobre cada átomo, concluyendo que Todo hace parte de Dios.

Texto: Dhyanamurti

Plátano Hartón Dominico con rayas blancas (Fotografía: Eduardo)
Plátano Hartón Dominico con rayas blancas (Fotografía: Eduardo)



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