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Crimen y castigo sin Google

De cuándo, no saber ruso fue el crimen del público y el castigo para una obra.

La obra maestra de Dostoievski, aclamada por los eruditos y materia prima de las clases de literatura y sociología, refleja los modos de vida de algunos sectores populares durante la Rusia de los zares. Este texto, sin ninguna aclamación, se ocupa de cómo acabaron con la obra por no saber usar Google.

Uno de los escenarios más importantes de la ciudad, incluso del país, con una programación que reúne lo mejor de la música y las artes escénicas gracias a una curaduría impecable, pone en contacto al público nacional con artistas y grupos provenientes de todo el mundo.

Si bien, las manifestaciones artísticas deben ser comprensibles per se, en el caso del teatro es imprescindible que el público pueda entender el libreto tanto como la puesta en escena. Volviendo al cuento, en la sala 1.300 espectadores habíamos sido convocados por una obra clásica, ‘Crimen y castigo’, escrita por un ruso, en ruso, e interpretada por un grupo ruso que hablaba ruso (lamento la redundancia, pero ahí es donde está el problema).

Mi nivel de ruso solo llega a ‘da’ – mal escrito y pronunciado –. No sé qué tal estaba el nivel del resto del público, el caso es que la obra duró tres horas durante las cuales hubo una traducción no-simultánea de máximo una hora (si es que se pusieran de corrido los apuntes presentados).

crimen y castigo

La mecánica habría de ser sencilla: mientras el grupo de actores interpretaba la obra magistral, una pequeña pantalla, dispuesta en la parte superior del escenario, pasaba los subtítulos con la traducción. El problema es que la traducción fue todo un fracaso.

Primero, menos de la mitad del libreto fue traducido y en consecuencia más de la mitad de las conversaciones entre los personajes solo se podían seguir gracias al conocimiento previo del texto (¿y los que no habían leído el libro qué?). Segundo, las escasas frases traducidas estaban saturadas de errores de gramática y ortografía. Tal como lo oye, cuando vi un ‘sementerio’ mis esperanzas se fueron al suelo.

Entiendo que no se hubiese usado un sistema de traducción simultánea con audífonos, porque en ese caso los intérpretes ruso – español debían además haber tenido gran capacidad representativa; lo que no puedo entender es la pobreza de los subtítulos, si hasta con el traductor de Google hubiesen podido hacer un mejor trabajo.

El libreto de la obra seguramente está digitalizado y si lo que querían era evitar costear una traducción profesional, un simple copy / paste bastaba para pasar por alguna de las tantas herramientas traductoras gratuitas disponibles on-line, incluyendo Google Translate. Después era simplemente ponerlas a correr en simultánea con la representación, pero no lo hicieron.

Por primera vez salí decepcionada de esta sala. Hasta ese momento confiaba ciegamente en sus producciones, pero esta vez el crimen fue privar al gran público de la posibilidad de entender los diálogos como parte de los elementos interpretativos usados por el director y los actores, y el castigo, seguramente indoloro para el teatro, es que yo ya tengo un prejuicio respecto a la falta de visión de los encargados de los montajes frente a las oportunidades disponibles para mejorar la experiencia del público.

 

Adriana Molano Rojas
Comunicadora Social – especializada en Gestión Cultural
Colombia Digital

 

*Imagen tomada de http://m.planb.com.co/bogota/teatro/pelicula-obra/crimen-castigo/60042

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