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Se acerca realmente el final de la Universidad como la conocemos?

@jeborrero

universidad digital

Hace algunos días escribía sobre la posibilidad que la actividad de educación superior se encontrara ad-portas de ser blanco de una innovación disruptiva al mejor estilo de las enfrentadas por la industria editorial, musical, ó de videos caseros.

Desde hace tres años, han comenzado a emerger iniciativas de compañías digitales que se encaminan a poner a disposición del mundo contenido educativo de la mejor calidad a quien cuente con una conexión web, y en la mayoría de los casos de manera gratuita.

Coursera por ejemplo, trabaja con mas de 100 Universidades de primera que publican sus cursos en la plataforma en varios idiomas (si bien la lengua predominante continúa siendo el inglés). Edx, también cuenta entre su repositorio con contenido de instituciones tan prestigiosas como Harvard, Berkley o MIT. El “producto” de estas iniciativas ha sido bautizado como MOOCs (Massive Online Open Courses, ó Cursos Abiertos Masivos en Línea), uno de estos cursos cubre exactamente los mismos temas que el curso presencial, dictado por el mismo docente, la diferencia radica en la utilización de las mejores prácticas en creación de contenido digital, mismas que se han venido perfeccionando desde 2010, por ejemplo, la fragmentación de una clase de 90 minutos en videos de no más de 15 minutos, la presencia de la imagen del tutor y la aplicación de evaluaciones cortas para asegurar el compromiso mental.

Sin embargo existe otra iniciativa que viene dando mucho de que hablar y cuenta con el respaldo de figuras tan reconocidas como Bill Gates, se trata de Khan Academy (sobre la que hablé en mi post sobre calidad en educación). Esta iniciativa fue fundada por un ex operador de fondos de capital de riesgo llamado Sal Khan, quién dedicaba parte de su tiempo a dictar tutorías de matemática a sus primos menores. En una ocasión Sal decidió grabar su tutoría en video y enviarla a sus primos, la respuesta de ellos fue que en un corto tiempo prefirieron la versión digital de su primo a la presencial, el motivo: al video podían preguntarle la veces que fuese necesario.

Animado por este hecho Khan comenzó a grabar más videos, recibió algunas donaciones que permitieron iniciar Khan Academy, que con el tiempo capturó la atención de Bill Gates. Hoy en día su compañía es pionera en metodologías innovadoras de aprendizaje probadas con éxito en distritos educativos de California, cuenta con millones de seguidores y sus videos compiten en visitas con figuras musicales de talla mundial.

A diferencia de Coursera o edx; Khan no ofrece un certificado, ofrece una solución, estudiantes que eran los más rezagados pasan a ocupar los mejores puestos en sus clases, o quienes tenían vacíos en asignaturas pre-requisito ahora los pueden llenar con el contenido de Khan Academy.

Las más duras criticas al fenómeno MOOC se centran en las altas tasas de deserción que presentan, en promedio 95 de cada 100 estudiantes que se inscriben en un curso de coursera no obtienen un certificado, sin embargo esta estadística se basa en la tendencia humana de usar métricas tradicionales para medir el desempeño de productos innovadores. Si bien para una Universidad tradicional tasas de deserción así de altas son algo más que una tragedia, para el caso de la formación masiva en línea no lo son.

Por años la academia tradicional se ha dedicado a proveer productos “enlatados”, programas diseñados por mentes académicas privilegiadas, o por organismos de gobierno, quienes a su mejor entender empacan contenidos y deciden cuales son los necesarios para aspirar a un titulo particular, sin embargo el mundo esta cargado de ejemplos de profesionales quienes  jamás aplican porciones enormes de sus programas en el mundo laboral, ¿no convendría pensar si las horas dedicadas a esos temas pudieron haber sido mejor utilizadas?, si la cantidad de recursos económicos invertidos en esos cursos igualmente han podido ser encaminados de mejor manera hacia las competencias que realmente eran necesarias?

El hecho que la mayoría de estudiantes inscritos en un MOOC no decidan certificarse, no se puede llamar “deserción, al menos en el sentido tradicional que la academia tiene sobre ese fenómeno, por varias razones, entre ellas:

• Toda plataforma digital cuenta con usuarios inactivos, amazon tiene miles de usuarios que jamás han comprado un lápiz con ellos, Facebook o twitter de igual manera cuentan con cantidades de perfiles inactivos.

• La mayoría de estos estudiantes no buscan una certificación, sino más bien una competencia, por ejemplo, un conocido que estaba tomando el MOOC de modelos de pensamiento de Scott E Page de la Universidad de Michigan, no estaba interesado en la totalidad del contenido, solo deseaba utilizar el módulo de toma de decisiones para un modelo de evaluación de alternativas de inversión en que estaba trabajando, en ese sentido el MOOC al que se inscribió cumplió plenamente sus expectativas y solucionó la necesidad que tenía cuando se inscribió, la cual no era un certificado.

Aun no terminamos de entender la totalidad de las razones por las que un individuo quiere tener contacto con los MOOCs, lo que si es cierto es que van muchísimo más allá de una simple certificación, ya hay casos de firmas de consultoría que usan contenido de coursera para que sus consultores preparen sus propios exámenes de certificación en temas particulares, o corporaciones que los implementan activamente como componentes de sus universidades corporativas.

La formación en competencias prácticas es una tendencia que las universidades no deberían seguir ignorando, a medida que las herramientas de Recursos Humanos se hacen más avanzadas, han logrado ser mucho mas precisas en la competencias requeridas para cargos específicos, cuanto tiempo pasará antes que un tipo de profesional formado “a la medida” para el cargo sea la norma? Más aun hoy en día, cuando las competencias cambian con una rapidez jamás antes vista, hace 20 años un gerente de mercadeo no sabía ni que era “Optimización en Motores de Busqueda”, hoy es uno de los pilares de su disciplina. La academia debe acomodarse a un mundo cambiante, y adoptar las técnicas que aceleren la trasmisión de conocimiento.

El modelo MOOC como se ha presentado hasta ahora, puede no revelarse como el que acabe con la Universidad como la conocemos, pero el enfoque hacia la transmisión efectiva de conocimiento sí, en la versión de Mass Challenge (la mayor competencia mundial de emprendimiento) en Boston del año 2013, un proyecto colombiano llamado Wedubox obtuvo fondeo de capital con el enfoque de crear una plataforma centrada inicialmente en los creadores de contenido, una apuesta clara por proveer a cualquier profesional con vocación de enseñar, las herramientas para que fácilmente entregue un producto de calidad, práctico y monetizable para ser demandado por quienes tienen la necesidad de cultivar competencias, o curiosidad por aprender sobre temas específicos, a la fecha han logrado capturar la atención de más de 5,000 creadores potenciales en su fase pre-operativa.

El innovador enfoque de wedubox,  revela un papel del mooc que no lo pone a competir con la Universidad, puede ser que en el futuro en adición a los libros, los artículos, las conferencias y las publicaciones formales, los profesionales utilicen a los mooc como vehículos masivos de transmisión de ideas y conocimiento, después de todo las herramientas dinámicas disponibles en el arsenal de la formación virtual, pueden resultar más efectivos que el papel o los formatos de texto digital.

Para concluir, es probable que el fenómeno virtual en el corto plazo no sea una amenaza devastadora para la formación tradicional, pero con el tiempo puede llegar a serlo, y la peor aproximación que puede tomar la Universidad tradicional, es desecharlo basándose en lo que entiende como altas tasas de deserción.

Revisemos un fenómeno bastante revelador: en los años previos a la crisis financiera del 2008, las matriculas de las maestrías de negocios de las mejores escuelas elevaron exponencialmente sus costos, las firmas de banca de inversión de Wall Street demandaban a los egresados pagando jugosos bonos y salarios que justificaban holgadamente la inversión, al mismo tiempo las empresas del sector real, las que se ocupan de proveer bienes y servicios tangibles, dejaron de ser un empleador atractivo para estos jóvenes egresados de MBAs, su reacción: crearon sus propias escuelas de formación administrativa, y hoy en día, cuando después de la crisis Wall Street se vio obligada a despedir a torrentes de sus empleados, los precios de las matriculas se redujeron nuevamente, y en EEUU en este momento hay ocho veces más individuos aprendiendo competencias de dirección en sus empresas, que en escuelas tradicionales de negocios.

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