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¿Morbo o responsabilidad?, Medios de comunicación frente a la democracia.

MEDIOS

La expresión “el cuarto poder” se ha acuñado cuando nos referimos a los medios de comunicación, la idea que junto al poder ejecutivo, el legislativo y el judicial, la existencia de una prensa libre de sesgos, responsable, que vele por el derecho de la ciudadanía a estar informada sobre lo que sucede, sobre lo que piensan sus líderes y quienes aspiran a ser elegidos, suena como una receta perfecta para el funcionamiento del estado social.

Sin embargo hay que preguntarse que tan consientes son los propietarios de los medios sobre su responsabilidad como actores de la democracia. Recientemente escuchaba al presidente Barak Obama, en clara alusión al fenómeno despertado por Donald Trump en las elecciones primarias de Estados Unidos, reprochar a los medios locales por haber caído en la trampa del morbo y el amarillismo, ignorando por completo su deber de informar claramente al país, de investigar y de dejar en evidencia las inconsistencias, prevaleciendo los eventos explosivos que plagan las apariciones del millonario neoyorquino . En el caso de Trump, quien a la fecha prácticamente es el nominado del partido republicano a las elecciones del 2016, basado en una campaña explosiva, que garantiza enormes ratings, pero deja poca sustancia, resulta que la gran mayoría de sus propuestas son inviables, o no serían realizables en el tiempo prometido, la deportación masiva de millones de inmigrantes ilegales en 24 horas, el repago total de la deuda externa (que después reconsideró), la construcción de una muralla que selle la totalidad de la frontera con Méjico, suspensión del ingreso de musulmanes a los EEUU, cortes masivos en impuestos, regreso del carbón como combustible etc. todas son propuestas que hacen resonancia en los electores que con toda certeza no se podrán realizar. Los medios han fallado magistralmente en hacer evidentes las contradicciones de la promesa de Trump.

En ocasiones pienso que el más sorprendido con su nominación fue el mismo Trump, pero estamos en un escenario en que el mismo partido que le dio a la historia presidentes como Abraham Lincoln,  ahora nos presente un personaje caricaturesco, impulsivo y lo tenga en las puertas de presidir la nación más poderosa del mundo.

En nuestro vecindario abundan los ejemplos. Después de mas de una década de gobiernos “socialistas” en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil y Argentina, las evidentes fallas de un modelo basado en promesas insostenibles están quedando en evidencia. Es verdad que todos esos gobiernos llegaron al poder apalancándose en el descontento popular disparado por años de políticas que favorecían a pocos, distribuían pesimamente la riqueza, ignoraban a las mayorías mas necesitadas y favorecían la corrupción, ese descontento generó el caldo de cultivo ideal para que caudillos que prometen todo a cambio de nada accedan a las posiciones de poder. ¿Donde estaban concentrando su atención los medios de comunicación en el periodo de campaña de estos personajes?, probablemente cubriendo sus elocuentes discursos, pero jamás sometiendo al escrutinio especializado sus planes de gobierno, donde estaban cuando una vez en el poder comenzaron a mostrar señas de autoritarismo, a gastar desmedidamente, a endeudarse, a agotar las reservas?

Recuerdo durante la campaña que convirtió a Gustavo Petro en alcalde de Bogotá, que algunos medios tímidamente cuestionaban sus ambiciosos planes, Petro prometió miles de jardines infantiles, Metro urbano, salud, educación, alimentación, todos propósitos loables pero que no eran realistas dado el ingreso tributario de la ciudad, y hoy después de tres alcaldías de corte populista, una ciudad que había sido excedentaria en recursos, ahora esta endeudada hasta el cuello, y su nueva administración se ve obligada a tomar la impopular pero necesaria medida de elevar los recaudos distritales. El populismo es muy enérgico al momento de prometer beneficios, pero bastante tímido para explicar como los va a pagar, y que impacto puede tener el gasto excesivo en el futuro. Es deber de los medios de comunicación mostrar con toda la contundencia estas fallas, y desenmascarar a estos encantadores de serpientes.

Por que no pensar una gran alianza de medios frente a la democracia, un trabajo mancomunado donde se comprometan a eliminar el morbo en la cobertura de las elecciones, a no caer en la tentación de los discursos explosivos y el amarillismo que garantizan ratings pero también hipnotizan de la manera mas perversa al votante incauto, ¿por qué no contar con un panel de expertos en los temas mas relevantes (economía, seguridad, salud, educación etc.) que someta al más riguroso escrutinio cada propuesta de un candidato, y en una prensa que difunda sus conclusiones con el mismo esfuerzo que esparcen las noticias morbosas que suman audiencia? La prensa debe mostrar al electorado cuanto costaría lo que le están prometiendo, si hay o no suficientes recursos para ejecutarlo, cuanto tendrían que endeudarnos para hacer sus planes, hacerle ver que la deuda mal manejada financiando caprichos no es más que impuestos y dolencias extremas que le dejamos a futuras generaciones. ¿Por que no hacer un compromiso de medios para ignorar las noticias morbosas que les encanta filtrar a los directores de mercadeo de las campañas para desvirtuar a sus opositores, y concentrarse en la sustancia?

La responsabilidad que entregamos a quienes damos el derecho de comunicar masivamente es altísima, sin embargo no hay un marco legal formal que les demande compromisos, debe ser una iniciativa popular que debería tener resonancia en las cabezas de los medios, y se puede lograr, solo hace falta comparar lo que cubren nuestros noticieros locales de la mañana (apuñalamientos, peleas maritales, violencia sexual), con lo que en ese mismo horario están cubriendo los medios mas reconocidos en otras latitudes.

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