George o nomics

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La formula mágica para la equidad: el socialismo con tarjeta de crédito.

Imagen: http://www.123rf.com/

Por años economistas, y científicos sociales han querido encontrar herramientas para medir los niveles de equidad en una población, el sueño de una sociedad donde el ingreso se distribuya de manera uniforme ha sido el derrotero de los ideólogos socialistas por años y fuente de interminables debates, quienes se sitúan en la parte izquierda de la balanza, alegan que no se debe “premiar” a los segmentos más adinerados con beneficios tributarios, si no por el contrario implementar mecanismos que permitan el flujo de rentas de los privilegiados hacia los menos favorecidos; y en el lado opuesto están quienes desde la derecha argumentan que quienes han trabajado duro para formar un capital, merecen conservarlo, y por el contrario enfrentar gravámenes bajos que no los desalienten al momento de invertir.

Ambas posturas tienen sus fortalezas y debilidades,  y, si se digieren de manera desapasionada; no resultan excluyentes, sin embargo en este caso nos vamos a centrar en el tema de la distribución de ingresos de los más ricos hacia los más pobres.

Por un lado, quién por años ha trabajado y conseguido posicionar un negocio, podría argumentar que a razón de qué, el debería entregar parte de sus rentas, producto de su esfuerzo, para que alguien quién probablemente no ha puesto el mismo nivel de empeño que el, se beneficie. Suena egoísta, pero para nada carece de sensatez. Por otro lado están quienes, al estilo de Warren Buffet, reconocen que su buena fortuna se debe en gran proporción a la sociedad en que viven y que no debería ser opcional que quienes alcancen la prosperidad devuelvan al entorno social una parte considerable de su ingreso,  igualmente sensato.

 

No preguntes cuanto tienes sino como lo conseguiste.

Igual de importante a que tan uniformemente se distribuyen las rentas, es la fuente de las mismas, y ahí es donde se diferencian los socialismos reales de los que son fabricados por ilusionistas políticos, que al mejor estilo de Harry Houdini, hacen trucos para vender una sensación de igualdad y bienestar que a la larga termina por convertirse en pesadilla.

Apelando a la sabiduría de los mayores encontramos una dosis enorme de sensatez, mismo que increíblemente algunos gobiernos y corporaciones eligen ignorar. En décadas anteriores, tiempos menos sofisticados, cuando el negocio de los bancos era exclusivamente intermediar entre ahorradores con excedentes de dinero y prestatarios que necesitaban recursos,  las personas sabían que debían vivir de acuerdo a sus ingresos, satisfacer sus necesidades y apartar algo de su renta para ahorro, que hay de malo en eso?

Revisemos por ejemplo el caso de Canadá, sus residentes saben que enfrentan tasas impositivas altas, muy altas,  que cerca de la mitad de sus ingresos irán a parar a las arcas del estado, y lo mas aterrador: no ven ningún problema en ello!, un latinoamericano enfrentado al mismo panorama, correría a visitar a su asesor tributario y probablemente a su sicólogo. Por qué el canadiense no tiene inconveniente en entregar con agrado una porción tan alta de su renta al gobierno?, duermen con la tranquilidad que de llegar malos tiempos  el estado cubrirá sus necesidades, lo hará sin estigmatizarlos (los subsidios de desempleo en Canadá se pagan en efectivo, no en bonos que imponen la lápida de “desempleado”) y por el tiempo que sea necesario, y en cualquier momento cuentan con salud y educación de primera entre muchos otros beneficios.

Sin embargo, para poder gozar de estos privilegios se necesita alguien que aporte, y ahí esta la clave del éxito. Pero que pasa cuando el aparato económico se deja en manos de gobiernos populistas que prometen un Canadá sin los contribuyentes de Canadá, es el equivalente al individuo que sin tener ingresos holgados abusa de sus líneas de crédito saltando de banco en banco, tapando un agujero abriendo otro… tarde o temprano colapsará.

Resultando tan obvio el vivir de acuerdo a los ingresos, porque es tan difícil de aplicar cuando se lleva al nivel macro?

 

La democracia es lo mejorcito que tenemos, pero….

La respuesta se puede buscar en el funcionamiento del modelo político más que en el económico, los oficiales de elección popular en ultimas deben apelar a la atracción de masas para obtener votos, y ello implica llegar a las personas con la promesa de un futuro mejor y una calidad de vida superior, y en ultimas esas necesidades o lo que la gente considera “mejor” depende de su cultura, su realidad; y esa se forma no en años, sino a través de generaciones.

No se parece en nada el discurso que debe usar un político en un país donde el 100% de su población vive por encima de la línea de pobreza, tienen acceso a servicios y educación, que a quien debe hacerse elegir por votantes que viven en su mayoría en condiciones de pobreza, no tienen ni las más básicas de sus necesidades satisfechas, reina el analfabetismo y lo mas triste,  esa ha sido su realidad por generaciones.  Es ahí donde el aspirante muchas veces sucumbe a la tentación del populismo, haciendo promesas que suenan como música en los oídos de sus electores, pero que nadie repara en evaluar económicamente, es una cultura de promete ahora y después veremos.

La realidad es que una vez elegidos estos personajes se ven en la necesidad de cumplir sus costosas promesas sin tener los ingresos para desarrollarlas, y a donde más va a acudir?, al mercado de la deuda, engordando de la billetera de hoy a costas de la de mañana.

Esta situación tiene un efecto secundario aún mas preocupante y es la costumbre que genera en la población, quitarle privilegios a la gente es algo que pocos políticos se atreven a hacer, tal es el caso de los subsidios a la gasolina en Bolivia, o los beneficios de desempleo de España, retirarlos implica un altísimo costo político, y hasta ponen en riesgo el orden institucional de un país, llevando a estos pueblos a estirar al máximo su deuda a costos enormes, hasta que la situación se torna insostenible, y solo una crisis semi-biblica los lleva a enfrentar la realidad: que llevan años viviendo muy por encima de lo que sus ingresos le permite, y que lo creían era su calidad de vida era una ilusión.

Por mucho que nos guste la democracia, no se puede desconocer que la elección por voto popular en sociedades con niveles altos de pobreza y baja escolaridad difícilmente garantiza que los cargos elegidos por votación sean ocupados por los aspirantes con las mejores credenciales, muchos terminan siendo ejercidos por demagogos que pueden ser excelentes oradores, pero estrepitosos fracasos al momento de gobernar y administrar. Tal vez un sistema participativo debería orientarse primero a permitir que cualquier individuo tenga la posibilidad de aprender las competencias necesarias para gobernar, y no simplemente a permitir que cualquiera pueda gobernar.

Independiente de lo que se pueda pensar de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, y concentrándose en el plano puramente económico, la suspensión de la democracia en Chile permitió frenar en seco las medidas populistas del gobierno de Salvador Allende, reducir el tamaño del gobierno y conducir un proceso calculado de privatización que consolido a ese país como la primera economía en América Latina. Nuevamente, la forma como Pinochet acabó brutalmente con sus opositores ideológicos es por decir lo menos inaceptable, y así como Chile tomó el camino correcto en términos de lineamiento económico, la realidad es que la mayoría de dictaduras terminan por ser un derroche de recursos y excentricidades que termina  por arruinar naciones, nuestro interés es resaltar un ejemplo de un país que iba por el camino del populismo, corrigió el rumbo, y hoy en día alcanza niveles de calidad de vida de primer mundo, cual habría sido el destino de Chile de continuar adoptando medidas de corte popular, aumentando caprichosamente salarios y extendiendo beneficios?, tal vez estarían en una situación similar a la de Argentina o España, que tan fácil habría sido por los canales que ofrece la democracia desmontar privilegios y corregir el rumbo, no lo sé, pero sospecho, bastante difícil,  y nuevamente habría implicado costos políticos que muy difícilmente partido alguno se atrevería a asumir, aún sabiendo que es lo correcto.

En conclusión, equidad equivale a generar recursos y que esos recursos se repartan de la manera mas uniforme entre la población, no a generar recursos para unos pocos, y los que requiere el resto de la población conseguirlos prestados. Eso nos lleva incluso a cuestionar los indicadores con los que le medimos la temperatura a la distribución del ingreso en la naciones, no tiene sentido por ejemplo que Alemania y España tengan coeficientes de Gini similares, cuando la primera distribuye recursos que su economía genera, y la segunda por años se dedico a entregar a sus clases media y baja recursos que encontró en los mercados de deuda, poniendo en riesgo sus finanzas públicas, pero peor aún, acostumbrando a sus ciudadanos a unas prebendas que no tenían como pagar, y ahora, como aterrizarlos a la realidad antes que la realidad los aterrice?

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