Esto mejora, pero no cambia

Publicado el Polo Díaz Granados

En el Edificio Bellavista hay un muerto que no se ha muerto

Es normal que la gente se alegre cuando las cosas le caen del cielo, pero les aseguro que este cuento que les voy a echar no aplica para ese caso. Pilla la foto y hablamos:

La camioneta es de los residentes de un apartamento del edificio Bellavista. En el carro se transporta una pareja de avanzada edad. Afortunadamente, el 12 de junio a las 8 p.m. no había nadie cerca al carro, porque justo a esa hora cayó del cielo una lluvia de escombros que aterrizó en el techo de este y de otros dos carros más (que no aparecen en foto).

La lluvia de bloques y cemento provino del piso 18 de una obra en construcción del edificio Ancón (ver foto), bajo la responsabilidad de la sociedad Inversiones Pegaso Ltda, cuyo representante legal es el señor Enrique Vives Lacouture.

Los encargados de la obra lo que hicieron (ver aclaración al final) fue reponerle temporalmente los vehículos averiados a los propietarios afectados… ¡y fuera! Mientras tanto, para los copropietarios del edifico esta fue la gota que rebosó una copa que se venía llenando desde el año 2012, cuando comenzaron las quejas por escombros que caían del cielo a medida que la obra iba erigiéndose.

Paí resumirles el cuento, el edificio delegó a un abogado que interpuso una tutela buscando parar la obra mientras que encuentran la manera de evitar que una tragedia ocurra… Pasó una instancia, pasó segunda instancia y vino el desacato. Finalmente, Planeación decidió pellizcarse un poquito y ordenaron el cierre de la obra (ver auto preventivo) hasta que se cumplan con las medidas de seguridad pertinentes.

Pero como aquí la ley es pa’l bobo, la construcción continuó a media marcha (ver foto de obreros trabajando), y ¡vuelve y juega! A la medianoche del lunes 30 de junio, una pared de un piso superior al 15 se vino abajo y cayó sobre los mismos parqueaderos y, en esta ocasión, destruyeron los propios carros que había entregado la constructora como «reemplazo» (clic aquí para ver cómo quedó la camioneta).

Aquí el cuento es de ponerle seriedad y sentido común a la situación. ¿Tenemos que esperar a que un niño de 5 años camine desprevenido por el parqueadero y se muera para hacer algo? ¿Por qué mejor los funcionarios competentes no se imaginan que ese muerto que no se ha muerto podría ser su hijo y así evitan una tragedia? ¿Por qué la constructora tiene hombres trabajando si la obra está suspendida? ¿Por qué Planeación deja que esto pase?

A la constructora le figuró ponerse las pilas por dos razones: la primera es porque el destino no perdona tres veces y la segunda es porque estoy seguro que quien solicitó la licencia para esta obra, no quisiera agregar un trofeo más al infortunio para ponerlo en un estante, al lado de su premio mayor: el del kilómetro 19.

Aclaración: Pese a que el auto de Planeación (fechado el 13 de junio de 2014) sostiene que la obra es responsabilidad de Inversiones Pegaso, representada legalmente por Enrique Vives, ellos se han comunicado conmigo para expresar que ya no tienen nada que ver con la construcción de este edificio, pues han cedido el negocio. Asimismo, aseguran que tampoco fueron los responsables de reponer los vehículos mencionados en el blog. En aras de mantener imparcialidad en lo que corresponde a información dentro de esta entrada, dejo esta aclaración para el lector.

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