ESTADO DE COMA

Publicado el Eliana Samacá

Una gripa que terminó en la tumba (Segunda parte)

Ricardo y Joanna tomaron un taxi y llegaron a urgencias a las 3:00 pm. Ella cuenta que al llegar y ver su estado, los médicos lo atendieron inmediatamente. Su compañera tuvo que esperar en la sala de espera por horas. A las 8:00 pm le dijeron a Joanna que lo iban a trasladar a la clínica Santa Viviana,  que lo acompañara en la ambulancia.

Joanna relata que al verlo entubado y en estado inconsciente entró en pánico. No entendía como  su compañero estaba en ese estado si en la mañana le habían dicho que todo estaba bien, no comprendía la escena que tenía en frente. Ella afirma: “yo lo llevé a urgencias y el entró caminando y a las horitas ya estaba así”. Después de casi cuatro años sigue cuestionándose sobre lo mismo  y repite una y otra vez: “él entró caminando, estaba bien”.

Ricardo se quedó en cuidados intensivos. Los médicos le dijeron a su compañera que   no le podían practicar exámenes porque estaba completamente deshidratado,  que lo único que lograron fue tomarle   una ecografía  que dejaba ver  el 90% de sus órganos invadidos por una bacteria,  “Podía durar una semana  como un día” aseguró Joanna.

A las 10:30  su esposa  regresó sola a casa. Su hermana Laura recuerda que Joanna llegó desconsolada, mientras le contaba a su familia lo sucedido no podía parar de llorar. Laura  cuenta: “nosotros no lo podíamos creer, teníamos miedo, pues si ya estaba entubado era difícil que saliera de esa”.

A las 8:00 am del 2 de noviembre Joanna salió de su casa  para   la clínica Santa Viviana, con la ilusión que su esposo estuviera mejor, pero al llegar  la respuesta que recibió no fue la más alentadora. Los médicos afirmaban que tal vez le quedaban pocas horas de vida. En ese momento Joanna cuestionó a los doctores, no podía entender que le dijeran que su esposo se estaba muriendo si en cuatro ocasiones que lo llevó a urgencias le aseguraron que no era nada grave.

A la 1:00 pm los médicos permitieron que Joanna entrara a ver a su esposo. Recuerda que él estaba  conectado a una máquina y en estado inconsciente. Eso solo le inspiraba una enorme tristeza,  sus lágrimas no se podían contener. A pesar de la situación  de Ricardo,  jamás pensó que sería la última vez que lo vería con vida. A los 15 minutos de la visita una de las enfermeras le pidió que se retirara.

A la 1:30 de la tarde Ricardo Martínez murió. Cuando le informaron a Joanna,  entró en shock. Pidió que la dejaran verlo. Al encontrarse frente al  cuerpo sin vida su esposa se aferró a él y le decía “Flaco como se va morir, no se vaya, no me deje sola”. Ella recuerda que ese momento ha sido el peor de su vida. Al ver que su esposo había fallecido se llenó de rabia y empezó a gritarles a los médicos que los iba a demandar, que ellos lo habían matado.

Joanna cuenta que al oírla,  el médico encargado la  llamó a  su oficina y le preguntó si era verdad que pensaba demandar, a lo que ella respondió con un sí rotundo. Si algo tenía claro era que la muerte de su compañero no quedaría impune. Recuerda que el médico le dijo: “Joanna tú más que nadie sabes que él venía mal de la 13 con 68 y yo no puedo firmarte el acta de defunción de tu esposo, yo te la entrego pero sin firma… porque en el momento que tu demandes me va a caer la responsabilidad encima si yo firmó esto”.

La causa de la muerte según el equipo médico  fue un bacteria que contaminó el 90% de sus órganos  causándole un paro cardiorespiratorio. Joanna argumenta “si yo lo lleve al médico en cuatro ocasiones,  cómo me iban a salir de un momento a otro  que tenía una bacteria  y murió.” Le exigió a la EPS la realización de una necropsia para saber qué fue lo que realmente sucedió, pues se negaba a creer que en 24 horas su esposo muriera de forma natural. En el caso tuvo que intervenir la Fiscalía para esclarecer las causas de la muerte.

Después de perder a su compañero Joanna y su hija quedaron desprotegidas. La familia de Ricardo solo estuvo los primeros meses pendiente. Tres meses después de la muerte de Ricardo, el dictamen de la necropsia fue insuficiente. Es decir que los resultados no son suficientes para establecer una causa, manera y mecanismo de muerte, por lo que el caso sigue en estudio. Joanna afirma: “esa no es una respuesta para mí”.

Ella tuvo que regresar a vivir con su mamá, ahora tiene dos trabajos: reparte publicidad en el día  y en la noche vende arepas rellenas en la esquina del conjunto La Estancia de Fontibón. Vestida de blanco, con gorro y tapabocas que solo deja al descubierto sus ojos verdes, mientras atiende su negocio relata las secuelas de un duelo que lleva casi cuatro años. Sus ojos empiezan a brillar más de lo normal producto de unas lágrimas que están por aproximarse, al recordar que ve a su esposo en todas partes, “veo  a cualquier hombre con el uniforme de alpina y pienso que es él”.

Los primeros meses pidió ayuda psicológica. Ella agrega: “para mí fueron dos días en que me lo arrebataron, fue una muerte inexplicable  ya no lo tengo”. Actualmente el caso sigue en investigación, lo último que le dijo la Fiscalía es que debe autorizar la exhumación del cadáver para hacer los estudios que esclarezcan la causa de la muerte.

Joanna quería demandar, pero con el paso del tiempo desistió, pues el proceso le parece desgastante emocionalmente y entre sollozos, concluye: “igual la plata no me lo va a devolver, ya no lo tengo”.

 

* Si ha sido víctima de negligencia médica y/o  falla médica o conoce algún caso, que quiere que sea publicado pueden escribir a [email protected]  @ElianaSamaca

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