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Las plantas de los Farallones de Cali ya están intoxicadas con mercurio

No solo las fuentes de agua que nacen en los Farallones de Cali están sufriendo las consecuencias de la minería ilegal que se escabulle en las montañas de este parque natural. Plantas y sedimentos también contienen mercurio.

En los Farallones de Cali nacen 30 quebradas y ríos que abastecen el agua del suroccidente colombiano. / Foto David Paéz – Parques Nacionales Naturales.  

Por: María Paula Rubiano
Periodista Blog El Río y El Espectador

Hasta ahora, nadie se había internado en el Parque Nacional Farallones de Cali para investigar los efectos que la minería ilegal estaba dejando en ese ecosistema. Sin embargo, un grupo de investigadores, liderados por el profesor de la Universidad Nacional William Alberto Correa, acaba de hacerlo.

Sus conclusiones: las concentraciones de mercurio en la quebrada Felidia, que abastece al río Cali, “supera ampliamente el umbral permitido por el Ministerio de Ambiente”. Pero no solo las aguas están intoxicadas. De acuerdo con estudio, los suelos y algunas plantas en las orillas de Felidia ya tienen rastros del metal pesado.

Si bien la investigación no se pregunta de dónde salió el mercurio, no es un secreto que la minería ilegal lleva por lo menos una década incrustada en el corazón del Parque. “Allá el oro está como muy a flor de piel de la montaña”, cuenta Robinson Galindo, director territorial Pacífico de Parques Nacionales. Por eso, en los últimos diez años una procesión de mineros ilegales ha logrado escabullirse en el Parque para rasparle el oro al sistema montañoso.

Los ilegales han creado una red de caminos que según Parques Nacionales ya causó la tala de 700 hectáreas de bosque. Esa maraña de corredores ilegales conduce a 327 socavones, de los cuales están activos por lo menos 35, según Parques.

El mercurio con el que separan la roca del oro termina en alguna de las 30 quebradas y ríos que nacen en el Parque. Una de las más afectadas es la Quebrada la Mina. En 2017, El País de Cali reveló que el hilo de agua había sido desviado por los mineros para lavar oro en la cuenca del río Anchicayá.

En septiembre de 2017, un gigantesco operativo liderado por el Ejército devolvió el agua su cauce natural hacia el río Felidia, que es a su vez el principal tributario del río Cali.

Fue en esa zona en la que se metieron el profesor Correa, la también docente Pilar Cogua y el Semillero de Estudios Ambientales Locales Centro de Diseño Tecnológico Industrial (CDTI) del Sena. Durante meses, recolectaron muestras de agua, sedientos y plantas.

“La investigación evalúa la presencia de mercurio en tres matrices diferentes: el agua, los sedimentos y las plantas. Con la información obtenida se pudo establecer cómo este elemento químico pasa de una matriz a otra, y la correlación estadística existente entre estas”, explica.

A lo largo de un año, recogieron 90 ejemplares de plantas, 45 muestras de agua y 45 de sedimentos en 1,32 km sobre la cuenca alta del río Felidia, específicamente junto a las quebradas El Pato, El Roble y El Socorro.

“Escogimos esos lugares pues de allí toman el agua varios acueductos veredales”, explica Correa. En sus libretas anotaron no solamente el punto en el cual recogían cada muestra, sino también la época del año (estación de lluvias o seca).

Las lluvias, el factor definitivo que aumentó las concentraciones

Tras el análisis en el laboratorio, confirmaron que existe una correlación directa entre las concentraciones de mercurio en el agua, los sedimentos y la flora: a más mercurio en el agua, más mercurio en el suelo y las raíces, hojas y tallos de las plantas. Y se dieron cuenta, además, de una situación extraña: que entre más lluvia caía, más concentrado estaba el mercurio en las aguas. Un resultado que, a simple vista, parece contradecir la lógica.

“Uno creería que entre más agua caiga más se disuelven las cosas. Pero al analizar esta situación, se nos ocurrió que tal vez una porción del mercurio alcanzaría a volatilizarse y entrar a los ciclos dela gua y que, con la lluvia, se condensa y cae”, explica el docente de la Sede Palmira de la Unal.

Otra respuesta para el fenómeno sería la capacidad acumulativa del mercurio en los sedimentos del río, en donde se encontraron concentraciones diez veces mayores al 1,4 ppb establecidos por agencias de protección ambiental internacionales.

“En épocas secas, ese mercurio, que es muy pesado, cae y se queda allí guardadito. Pero cuando la lluvia cae alborota el lecho del río y el mercurio se redisuelve en el agua”. Con las creciente de invierno, esa agua con mercurio toca las plantas de la orilla, y las plantas absorben más el metal.

“El agravante es que cuando el mercurio llega a los sedimentos se convierte en orgánico y penetra más fácilmente en las paredes celulares de insectos, otros macroinvertebrados, peces y plantas”, dijo Correa.

En las plantas, por ejemplo, el mercurio puede generar cambios fisiológicos, alteraciones en el material genético y desequilibrios en el ecosistema. “Si una especie es especialmente sensible a la intoxicación con mercurio, puede darse un cambio en el paisaje, el clima, hace que pues unas especies empiecen a dominar numéricamente sobre esa especie más enferma”, explica.

Pero las altas concentraciones por las lluvias no fueron la única sorpresa. Otro dato aún más desconcertante mostró que entre más abajo en la cuenca, más concentrado estaba el mercurio.

“Uno se imagina que entre más cerca de la fuente de donde echan el mercurio, es decir, entre más cerca al nacimiento, estaría la mayor concentración. Pero no, la dinámica del contaminante en la cuenca es que aumenta a medida que va bajando”, dice.

Todavía no está muy claro porqué sucede esto y si aguas más abajo sigue aumentando la concentración. Por eso, es urgente estudiar si el mercurio ya llegó a los cuerpos de los humanos que toman el agua del río Felidia aguas abajo.

Para Robinson Galindo, de Parques Nacionales, el problema va incluso más allá. “Si uno mira el estudio, que concluyó las altas concentraciones en épocas de lluvia y en la parte baja del río, puede intuir que por escorrentía y por las pendientes fuertes de esa zona, en un futuro mediano y cercano esto puede convenirse en un problema para los caleños”.

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