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Campesinos e indígenas trabajan para salvar el bosque seco tropical del Caribe

De las nueve millones de hectáreas de bosque seco tropical que cubrían a Colombia hace decenas de años, solo queda el 8%. El resto fue arrasado por el avance de las ciudades y los procesos históricos de deforestación. En La Guajira hay campesinos e indígenas wayúu que trabajan para proteger el amenazado ecosistema.

DSC02320Huertas campesinas hacen parte del proyecto. /Foto: Patrimonio Natural

Por: Tatiana Pardo
Periodista del blog ‘El Río’
Twitter: @BlogElRio 

Por medio de la restauración de cuencas, la enseñanza de prácticas sostenibles en agricultura y ganadería, y  la recuperación de áreas deforestadas, un grupo de indígenas de La Guajira, habitantes de los municipios Hatonuevo y Barrancas, están protegiendo una parte de la escasa reserva de Bosque Seco Tropical (BST) que le queda a Colombia.

‘Conservación de los ecosistemas de bosque seco tropical’, es el nombre del proyecto que se desarrolla  en las  micro cuencas de los arroyos Paladines y el Pasito. La iniciativa, que además incluye la instalación de sistemas de captación de agua lluvia y almacenamiento en reservorios para abastecer a los habitantes durante los fuertes periodos de sequía, nace como una alianza entre El Fondo Patrimonio Natural y Fundación Cerrejón para el Agua en La Guajira, que impulsa proyectos enfocados en la mitigación de los impactos generados por su explotación de carbón.

Crear este tipo de estrategias ambientales con las comunidades es de vital importancia ya que cada trozo de BST es propenso a extinguirse si se encuentra aislado de los demás, por eso es necesario conectarlo con otros bosques a través de arroyos que son cercados y aislados con el objetivo de que los animales no puedan ingresar a contaminar las aguas y retrasar el proceso de restauración.

En el resguardo El Zahino, por ejemplo, hay quince personas que trabajan todos los días para cercar el arroyo y sembrar árboles nativos. Los indígenas reciben capacitaciones y materiales para encargase del cuidado del bosque y del mantenimiento de una serie de huertas donde siembran plantas para el sustento familiar y la venta; además, desde el 2012 realizan piscicultura.

Por estos días, el grave problema que afecta estas iniciativas es la falta de lluvia que ha impedido tener suficiente líquido para la recolección y el riego.

Cerca viva AngosturaLimpieza y cercado de los arroyos./Foto: Patrimonio Natural

Para Camila Pizano, investigadora del Instituto Humboldt, el proceso de restauración de un bosque seco tropical puede llegar a durar hasta 30 años, dependiendo de las condiciones geográficas y climáticas que presente, pero es tan importante mantenerlo vivo que es necesario actuar desde ya. “Hay que trabajar con rapidez ya que solo quedan setecientas mil hectáreas en el país, de las cuales el 92% presentan deforestación y el 65% procesos de desertificación que podrían generar miseria en la zona debido a que la tierra quedaría improductiva”.

Pero lo que no puede negarse es que, dentro de los resguardos, existen algunos indígenas que se rehusan a participar del proyecto porque no quieren vínculos con Cerrejón.  “Quieren que seamos mendigos después de haber sido dueños históricos de estas tierras que cada vez son más improductivas, entonces vienen con promesas y luego se van con todo”, dice Aura Robles, una wayuú de 52 años.

«Lo que está haciendo El Cerrejón significa la muerte para nosotros porque cada vez que propone que se desvíe un río o un arroyo están matando al dios Juya. Al igual que un cuerpo necesita de la sangre, la tierra necesita del agua. Si ese equilibrio natural se rompe no podremos cultivar, ni alimentarnos y por tanto nos extinguiremos”, dice Jazmin Romero, Subcoordinadora del Comité Cívico por la Dignidad de La Guajira.

Elaboración abono orgánico Rodeíto El PozoElaboración de abono orgánico en El Pozo./ Foto: Patrimonio Natural

Pero no solo la minería es causa del deterioro y desaparición de los bosques secos tropicales. La explotación forestal, las actividades industriales, el desarrollo urbano, la construcción de megaproyectos, y la introducción de especies invasoras también han alterado su equilibrio natural. De igual manera, estos cambios se vienen desarrollando desde la época de la conquista cuando los bosques fueron reemplazados por pasturas para ganadería, en especial bovina, que fueron transformando el paisaje del Caribe colombiano.

Alida Brito tiene 55 años y es habitante de la vereda El Cumbre. Gracias a los talleres del SENA y de estas dos organizaciones cuenta con una pequeña empresa llamada Abonera orgánica de lombricultura El Guayabo’ con la que intenta expandirse y posicionarse en el mercado nacional. “La Fundación Cerrejón me ayudó a crear mi primera cama de lombrices, luego decidí construir otras seis, y  ahora vendo abono orgánico en varias ciudades que me están dejando buenas ganancias”.

Huerta casera San FranciscoHuerta casera./ Foto: Patrimonio Natural

Otro de los beneficiarios ha sido Elmer de Armas, habitante de la vereda Angostura, quien ingresó al programa desde noviembre del año pasado y ya tiene un reservorio  de agua donde espera almacenar 130.000 litros de lluvia que luego utilizará para sus huertas y reces.

“Vinieron a generar conciencia ambiental entre nosotros; antes los ganaderos invadían tierras que eran para la agricultura y ahí empezaban a pastear a sus animales, había tala indiscriminada, quema y contaminación de los arroyos. Ahora somos conscientes de los impactos que eso genera y por eso queremos trabajar para alcanzar buenos resultados. Tal vez ahora no se vean los cambios pero en cuatro años estaremos orgullosos de esto”, dice Elmer.

Reservorio AngosturaReservorio./ Foto: Patrimonio Natural

Teniendo en cuenta que solo el 5% de las áreas de bosque seco tropical hacen parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas; se debe prestar atención a los remanentes de bosque que están en las microcuencas ya que juegan un papel determinante en la regulación, captación y disponibilidad de agua para los ecosistemas y las poblaciones de esta región. Un cuidado que requiere del compromiso y la atención del gobierno, organizaciones, empresas y comunidades.

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*Lectura recomendada
«El Bosque Seco Tropical en Colombia» por el Instituto Humboldt

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