El ojo de Aetos

Publicado el elcides olaznog

Bogotá, cuánto nos dueles…

Entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo consiente, hay cierta solidaridad vergonzosa” Víctor Hugo

 A raíz de la vaciada (con madre y todo) que me pegó por este medio un amigazo de la administración distrital, hace como un año,  la vieja tía Empera me había hecho prometerle que no volvería referirme al alcalde Petro. La vieja cree que algún adorador del burgomaestre cienagaorense podría hacerle daño a su sobrino favorito por escribir pendejadas en contra suya. Pero toca, porque ya, para gozo de la mayoría de bogotanos, solo quedan 139 días de gobierno de la Bogotá “Humana”. Y, una vez más, los bogotanos nos encontramos frente a la elección de alcalde y concejales, esta vez para el período 2016 – 2019.

Bogotá completa doce años de malos gobiernos. Y no lo digo porque los anteriores hayan sido buenos. Pero al menos en las dos administraciones del profesor Antanas Mockus y un poco la de Bolardo Peñalosa la capital dejó ver avances significativos en infraestructura y en cultura ciudadana.

Con los alcaldes mencionados, Bogotá había recuperado gran parte del espacio público. Y la movilidad era mala, pero no como la de hoy que es perversa. En determinadas horas del día, las principales vías y las no tan principales parecen gigantescos y humeantes parqueaderos.

Aunque las cifras oficiales hablan de una ciudad de ensueño, nunca en los ya largos años que la conozco, Bogotá  fue tan insegura. En la flamante capital de la república matan por un  pinche celular, por una miserable cartera. Los puentes peatonales, los burros paquidérmicos y crueles llamados articulados de TRANSANIMALENIO, los buses azules, los parques públicos y en general las calles barriales son guaridas de rateros, atracadores, violadores y de toda laya de ratas que aprovechan el descontrol y la ausencia de autoridad para hacer de las suyas.

Que la administración distrital les da comida a los pobres. Que hay hogares para ancianos abandonados y muuuuchos niños que mueren por desnutrición. ¡Vale! Esa política alcanza a ser humanitaria porque es cierto: hay muchos viejitos abandonados y niños en condición de absoluto desamparo. Pero darles comida a pobres, que además entre ellos hay más drogadictos de los que estaríamos dispuestos a aceptar, sí es deplorable. Eso es financiar y proteger el vicio.

No tenemos elementos de juicio para acusar, pero si alguien tiene el dato, por favor, suminístrelo: ¿cuánto paga el Distrito Capital por cada almuerzo para un ciudadano con hambre? ¿Ese precio realmente corresponde a la calidad de la comida que se regala? ¿Es justo que los contribuyentes bogotanos patrocinen ese despropósito?

Los señores del Polo Democrático y sus sucursales Progresistas o como se llamen, se equivocan cuando regalan comida a gente que no quiere trabajar. Y sí; hay niños y jóvenes que necesitan la comida. Pero es mucho más importante educarlos y proyectarlos para que en su momento sean seres productivos, para que aprendan a ganarse su sustento.

Otro problema: les pregunto a los bogotanos que ya peinan canas, si en alguna época hubo una malla vial más deteriorada que la actual. El ciudadano común y corriente ve y siente que son muy pocas las vías por las que se puede transitar sin el peligro latente de accidentarse. Y los señores del negocio de las suspensiones de carros, los vendedores de amortiguadores hacen su  7 de agosto durante todo el año.

Pero no todo es malo, vea pues. El alcalde acierta en la protección de los toros de lidia. No es justo que en pleno siglo XXI aún haya espectáculos romanocircenses, cruentos, sanguinarios y de mal gusto. Por esa razón se debe apoyar el referendo impulsado por la administración para acabar de una vez por todas con esta monstruosa costumbre de gozar con la sangre de animales indefensos. Y para recordar por alguna acción positiva la administración de Tavito.

El panorama, de cara a la elección de nuevo alcalde y “nuevos” concejales, es muy sombrío y desolador. Los cuatro candidatos que más suenan en las encuestas son Enrique Peñalosa, Clara López, Rafael Pardo y el inefable Pachito Santos. Con cualquiera de ellos la ciudad, los ciudadanos pierden. Pachito no tiene ni la menor idea de administrar un animal tan grande y con tantos macroproblemas como Tabogo. Tiene más idea su primo Juanpa, dice el sabio tío Anselmo. Y yo le creo…

Clarita, con más ganas que posibilidades, tiene en su contra haber sido la sucesora del gran Samuel Moreno. Y que se sepa, ella nunca ha tomado distancia del desfalco del siglo protagonizado por los hermanitos Moreno y sus carnales hermanitos Nule. No la veo con algo realmente nuevo para la capital. Como dice la gente: más de lo mismo…

Dios nos libre de una victoria de Rafa Pardo. Porque los bogotanos corremos el peligro de que nuestro dinero se refunda en el posconflicto. Pardito es, quién lo niega, el candidato de la mermelada santista. Y, a juzgar por todo lo que dicen que hizo Juanpa para ganar la reelección, que Dios nos libre.

Don Bolardo podría parecer el menos nocivo. Pero los sucesivos fracasos en sus aspiraciones electorales hacen pensar que no es el hombre, por cuanto carece de respaldo popular, dado su cacareado estrato 10. Me pregunto, de llegar Peñalosa victorioso al Palacio Liévano, ¿no tendrá que pagar respaldos de más de tres candidaturas frustradas?

Colofón: El camino más digno es votar en blanco. Es carreta barata cuando los mismos políticos dicen que el voto en blanco no sirve. Sí sirve aunque en un país politiquero y mañoso como el nuestro es casi imposible (por ahora) que triunfe, pero es el inicio de una nueva cultura del inconformismo social que debe comenzar con la concienciación de niños y jóvenes que desean vivir en un país mejor, sin regalos, pero sí con oportunidades para todos…

Pregunta: ¿alguien conoce el dato global de cuánto gasta el erario distrital en publicidad en los grandes medios de incomunicación y en los periódicos y demás órganos publicitarios propios de la administración? Porque se tiene la “percepción” de que es una suma MUY ALTA.

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