El MERIDIANO 82

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La dictadura perfecta

El 16 de octubre se estrenará en México una película de sátira política en la queaparece un presidente muy parecido al que tenemos ahora; con un mal inglés, comentarios desafortunados y una imagen creada con ayuda de la televisión.

Por Marcela Alcántara Guerra*, México D.F. / @marcealguerra

Supongamos por unos minutos que usted es mexicano. Aprovechando que es día feriado decide ir con su familia al Zócalo del Distrito Federal a festejar la independencia de México, es el lunes 15 de septiembre. Se acerca por las calles adoquinadas hacia el Palacio Nacional donde desde el balcón central el Presidente Enrique Peña Nieto dará “El Grito”, hará sonar las campanas y replicará el grito que hace 204 años dio Miguel Hidalgo: “¡Vivan los héroes que nos dieron patria!” y como todos los años el pueblo contestará “¡Vivan!”. Pero esta vez no será como todos los años.
Para ingresar, hay una larga línea donde policías armados catean a todos los que ingresan a la plaza incluidos los niños. Sus hijos lo miran desconcertados mientras un extraño toca sus cuerpos esperando encontrar armas, droga, algún explosivo. Evidentemente sólo encuentra una moneda de 10 pesos y un par de caramelos que compró unas cuadras antes. Después de esperar bastante para pasar logra ingresar al Zócalo, un gran escenario al centro con música en vivo y al fondo en el centro del majestuoso Palacio Nacional el balcón decorado con una bandera.
El 16 de octubre se estrenará en México la película de sátira política “La Dictadura Perfecta” en el trailer aparece un presidente muy parecido al que tenemos ahora; con un mal inglés, comentarios desafortunados y una imagen creada con ayuda de la televisión. La portada de la revista Time de febrero de este año cuyo titular era “Salvando a México”, con una foto donde Peña Nieto posaba como superhéroe, ahora parece ser una gran equivocación. De acuerdo a encuestas, a pesar de las grandes reformas que se aprobaron este año, la popularidad del presidente se encuentra en su nivel más bajo en sus menos de dos años de gobierno, inclusive más baja que en el momento más crítico de la presidencia de Felipe Calderón. De acuerdo con un estudio del Pew Research Center seis de cada diez mexicanos están insatisfechos con el manejo de la economía y cuatro de cada diez creen que la influencia del presidente es mala.
Usted quiere acercarse lo más posible al balcón del Palacio Nacional, sin embargo, un grupo de personas ya se encuentran ocupando las filas más cercanas a donde saldrá el presidente. Acarreados les decimos en México, personas que son pagadas con comida o con dinero para asistir a los eventos de algún político. ¡Peña, Peña, Peña! gritan un grupo de mujeres a las que sólo una valla las separa del Palacio. Las cámaras de televisión las enfocan para ocultar la rechifla y los insultos que grita una parte de la plaza.
Sale el presidente al balcón y el “Grito” se transforma en un discurso político cuando tiene que leer los nombres de los héroes patrios para que el pueblo le conteste con un “¡Viva!”. Para un presidente que ha sido acusado de falta de espontaneidad y ser producto de la televisión y el telepromter, no es una buena idea que tenga que tener apuntes para uno de los pocos actos donde los presidentes pueden tener algo de espontáneos.
La Dictadura Perfecta fue un término que el Peruano Mario Vargas Llosa utilizó para calificar el régimen político de México en los años noventa. Un régimen donde los actores políticos y los grupos de poder como los medios de comunicación y los intelectuales son reclutados, sobornados de una manera sutil. Una dictadura camuflada donde lo que se busca es la permanencia de un partido y no de una persona.
La transmisión oficial ocultó lo que los asistentes del Zócalo vivieron, cateos a sus hijos, grupos de personas pagadas para fingir o exaltar su admiración al gobierno de Peña Nieto y callar a quienes no están de acuerdo con ellas. En su lugar, la televisión se enfocó en el vestido de la Primera Dama y los fuegos artificiales. A casi catorce años de que el partido del presidente perdiera las elecciones por primera vez en setenta años, el concepto de La Dictadura Perfecta parece seguir  todavía vigente.

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