El Cuento

Publicado el ricardogonduq

Ordóñez seguirá teniendo ‘Vox’ en la OEA

Un video de la fallida campaña presidencial de Alejandro Ordóñez en 2018 es la demostración de que lo que dijo en la OEA hace más de una semana contra los venezolanos no fue una confusión ni una mala interpretación de los medios o los “mamertos malquerientes” que este fin de semana promovieron la etiqueta #OrdóñezXenófobo. Genuinamente, nuestro embajador cree que apelando al nacionalismo podrá ganar votos en 2022, por lo que apela a lo políticamente incorrecto, esa estrategia con la que el partido Vox de la ultraderecha en España logró entrar al parlamento.

Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

En la derecha colombiana hay una contradicción gigantesca de la que les va a quedar difícil salirse con el tiempo, pensando en las elecciones presidenciales de 2022. Previendo eso, muy astutamente el embajador y seguramente candidato Alejandro Ordóñez ya tiene clara la estrategia, de la que ya puso su primera piedra en la reciente intervención en la OEA.

Esa célebre declaración de Ordóñez, leída ante la OEA y claramente no improvisada, va en búsqueda de votos colombianos hoy descontentos en la calle porque supuestamente los venezolanos les quitan los empleos o están aumentando la inseguridad: “La dictadura de Nicolás Maduro (…) hace parte de una agenda global para irradiar en la región el socialismo del siglo XXI. Para ello, la migración y las alianzas transcontinentales son parte de la estrategia para concretar ese propósito”. Pero, tal como lo recordó Mauricio Albarracín, investigador de De Justicia hace unos días, esta posición de Ordóñez no es nueva y no corresponde a un error o una mala interpretación, sino a una idea que quiso explotar desde la campaña pasada, aunque no era el momento.

En una de las propagandas ordoñistas en video se ve a un vendedor ambulante que dice: “Muchos colombianos perdimos nuestro trabajo por los extranjeros que ilegalmente se están regalando. Este 11 de marzo yo voto por Alejandro Ordóñez porque es el único que se preocupa por los colombianos”. El mensaje va acompañado del eslogan del procurador, que nos deja claro que lo de la OEA no es ningún desliz, sino que estaba bien pensado: “Yo digo lo que pienso. Y hago lo que digo”, decía el ahora embajador vestido con sus inconfundibles tirantes.

Concluyen algunos de los que respaldan esta idea que no tiene nada de malo pensar primero en los nacionales que en los extranjeros. Sin embargo, puede resultar peligroso el mensaje que queda en la sociedad, particularmente en las calles del país, donde pueden comenzar enfrentamientos con extranjeros que ocupen plazas de trabajo que antes tenían los colombianos. Aunque el DANE aclaró recientemente que el impacto de la llegada de los venezolanos correspondía apenas al 1% de los empleos en Colombia, esa misma entidad se contradice, porque había alertado en febrero pasado que 7 de 10 nuevos trabajos fueron ocupados por personas que no vivían hace un año en Colombia. Muy seguramente venezolanos. Ante esto, los opositores al exprocurador promovieron en redes sociales este fin de semana la campaña “Ordóñez xenófobo” para rechazar sus posiciones extremistas, ahora en la OEA.

Y es que mientras en Europa la derecha tiene clara su posición contra los migrantes y promueve leyes más severas contra ellos con una política de “proteccionismo social”, en Colombia esa posición le queda más difícil a quienes hoy están en el gobierno, porque quieren tumbar al régimen de Nicolás Maduro y por esa vía mostrarse solidarios con el más de un millón de ciudadanos de ese país que llegaron a vivir aquí.

El discurso contra los migrantes es rentable allá y en Colombia empezará a serlo a medida que pasen los meses con el fracaso cada día más evidente del cerco diplomático de Duque contra Maduro. Los venezolanos seguirán llegando a Colombia y de esa forma los cuchicheos que escuchamos en la calle de quienes dicen que los extranjeros les están quitando el trabajo a los colombianos, se convertirán en una voz fuerte. Un río revuelto en el que podrá pescar Alejandro Ordóñez, pues según cálculos de su hoy jefe, el canciller Carlos Holmes Trujillo, para final de 2019 la cifra de migrantes del vecino país llegará a seis millones, dos más que hoy.

Lo que sorprende de todo esto es que el embajador seguirá en el cargo, sobre todo después de la defensa de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, quien no solo no lo desautorizó en su desafortunada frase contra los migrantes venezolanos, sino que terminó diciendo que el funcionario no tenía nada que rectificar y que además era “un general de cuatro soles”. Una expresión que cuesta entender en este contexto porque sería descabellado creer que Ramírez vaya a respaldar una posición nacionalista y con tintes de xenofobia como la de Ordóñez, si ambos compiten por los votos de la derecha en 2022.

Sin embargo, en política nada es descabellado, pues en enero de 2018 en plena campaña presidencial, a Ramírez le generaba “preocupaciones” el hoy general de cuatro soles de quien decía en Blu Radio que: “tiene una posición mucho más extrema, más radical, que yo no comparto (…) Una posición tan radical como la que tiene el doctor Ordóñez (…) no es ver la sociedad del futuro, sino devolvernos al siglo XIX; y eso no es lo mío”.

Solo hasta mayo de 2022 sabremos cómo le resulta a Ordóñez esta estrategia que está comenzando. Sabremos si supera los 384 mil votos que sacó en la consulta de la derecha y si el incipiente 6% de entonces se convierte en una opción para gobernar. En Europa esos experimentos de momento tienen su tope en Suiza donde el partido nacionalista obtuvo el 29% y recientemente en España donde Vox -el equivalente del embajador- se quedó apenas con el 10%. Ordóñez ya encontró su “nuevo castrochavismo”, veremos qué tanto lo aprovecha y qué tan rentable le resulta.

UN PUNTO DE GIRO: Históricamente, los representantes de la justicia colombiana han sido víctimas de narcotraficantes que los mataban, guerrilleros que quemaron su palacio y gobiernos que los chuzaron para desprestigiarlos. Lamentable y torpe que Estados Unidos entre en esa lista sin mayor explicación ni justificación.

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