El Cuento

Publicado el ricardogonduq

La excusa de la herencia

Hay una cita filosófica que se la atribuyen a Anaxágoras que dice: “Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, la culpa es mía”. Al modificarla, describe perfecto lo que están haciendo los defensores del presidente Duque frente al caos que hay en el país por estos días: atribuírselo a la herencia del gobierno de Santos cuando inició el mandato de Duque, tenía sentido; pero seguirlo haciendo después de ocho meses, no es más que una excusa.

Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

La excusa la presenta el expresidente Uribe y sus seguidores con el muy conveniente remoquete de “la herencia” y se usa para todo: la inseguridad, el narcotráfico, las protestas sociales, y la situación económica. “Al Pte Duque le dejaron una herencia de: Estado en quiebra; Millonarias promesas incumplidas e incumplibles; Permisividad con vías violentas”, fue el último mensaje en Twitter del expresidente Uribe con su leitmotiv de la herencia.

Colombia parecía estar reviviendo las épocas oscuras del Caguán a mitad de la semana pasada, cuando los grupos armados ilegales volvieron a ser los dueños de unos cuantos territorios: en Cauca lograron activar ocho explosivos en menos de 12 horas; en Chocó, los enfrentamientos entre unos paramilitares (que nunca se desmovilizaron) y el ELN, tenían refugiados en trincheras a cientos de ciudadanos incluidos niños en Riosucio, para evitar morir por el cruce de balas; en Córdoba, volvieron los desplazamientos y por lo menos 2 mil personas han tenido que salir de sus casas por la disputa entre otros actores: las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo. Al otro lado del país, en Norte de Santander, fueron instalados dos carros bomba que por fortuna pudieron ser desactivados, mientras que en Arauca, un ataque a la Armada que provenía desde Venezuela, dejó un infante de marina herido.

En las ciudades la situación no es muy diferente a la de las regiones. Como lo contábamos el jueves en Blu Radio, el fiscal Martínez –ningún opositor al gobierno– reveló que están disparados los delitos contra los ciudadanos: 35% creció el robo de bicicletas, 25% el de autopartes, el de celulares subió 30%, y el famoso cosquilleo, que es el robo simple a las personas, incrementó un 18%. El Ministerio de Defensa también tuvo que admitir que está empeorando la inseguridad, un problema que hasta hace un año estaba en el quinto lugar para los colombianos y hoy pelea la punta con el desempleo.

“Comunidad informa: “Sigue extorsión en Caucasia”. Herencia Santos”, fue otro de los mensajes de Uribe en Twitter. Después de 236 días de administración Duque y bajo la idea de que regresó un gobierno que le da prioridad a la seguridad de los colombianos, ya es hora de que se empiecen a ver resultados propios frente a ese problema. Quizá, la idea de seguridad multidimensional que el presidente tímidamente mencionó en Tibú, dos días después de su posesión, o que estaba incluida en la nueva política de defensa, sea la vía para que el gobierno haga algo, sin estar pegado al retrovisor.

“(El) Presidente @IvanDuque recibió la herencia maldita de la mayor área de cultivos ilícitos en la historia y desde el primer día de su gobierno está enfrentado con decisión y firmeza la lucha contra el problema mundial de la droga”, fue el trino del canciller Carlos Holmes Trujillo el viernes pasado después de recibir el baldado de agua helada que llegó desde Miami, donde Trump le reclamó al gobierno de su aliado contra Maduro, por no hacer la tarea, en lo que a narcotráfico se refiere.

Con su respuesta, el ministro Trujillo siguió al pie de la letra el discurso uribista: la herencia “maldita” del anterior gobierno es la que desató el jalón de orejas. Pero en realidad, lo que plantea Estados Unidos es que desde que llegó la nueva administración está entrando más droga a su país. Con menos firmeza que como en su momento lo hizo el ministro de Defensa Luis Carlos Villegas -quien se atrevió a decirle a EEUU que ellos no eran capaces de incautar cocaína- el funcionario del gobierno Duque respondió con unas cifras lo que este gobierno ha incautado, que es inferior a lo hecho por su antecesor. De modo que, no deja de ser curioso tener que ver, por un lado, al uribismo hablando de “corresponsabilidad” de los gringos, cuando en la era Santos no podían tolerar esa excusa; pero por el otro, es esta otra demostración de que también hay que cambiar la estrategia, que sea ahora por ejemplo la legalización de la hoja de coca y la regulación de su mercado, como fórmulas nuevas para enfrentar el narcotráfico.

La herencia “miserable”, que fue el segundo adjetivo que usó el uribismo contra el expresidente Santo por el lanzamiento de su libro, también pasa por las protestas sociales. La instrucción desde la Casa de Nariño es demostrarle a la opinión pública que el caos de hoy con la minga indígena –con bloqueos desde hace 3 semanas– es porque el gobierno anterior se atrevió a prometerles a las comunidades del Cauca 40 mil hectáreas durante cuatro años para que levantaran los bloqueos ocurridos en 2014, momento en el que también salieron a la carretera por los incumplimientos de 2008, durante la administración Uribe. Es decir, todos incumpliendo.

Además de responsabilizar al antecesor, el actual quiere hacernos creer que los reclamos de los indígenas están ideologizados, politizados, tienen intereses electorales y para colmo –como siempre dicen– están infiltrados por grupos armados. Tal vez algo de todo eso pueda ser cierto, pero también lo es que ahora el presidente Duque y no el expresidente Santos, es el que está gobernando y es quien ha dejado crecer la protesta indígena con las consecuencias nefastas que eso tiene para el suroccidente colombiano, por la soberbia de mostrar autoridad y no sentarse a hablar con ellos en sus resguardos.

Finalmente, el legado que no les gustó de Santos –quien sigue siendo la obsesión para los amigos del presidente– está en lo económico. Los escuderos de Duque venían repitiendo hasta la saciedad que el país había quedado en una profunda crisis económica y que había un déficit de 25 billones de pesos que necesitaba suplirse con la ley de financiamiento que propuso inicialmente en octubre el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. Sin embargo, el texto que terminó dejando el gobierno con el apoyo de los congresistas fue el que recaudaba 7 billones de pesos. No era tan cierto entonces que había todo ese faltante.

En momentos de ese debate en diciembre pasado, la oposición denunció los beneficios tributarios que les regalaron a las empresas en la reforma tributaria y que le terminaron costando al país 10 billones de pesos. La herencia de Santos, quien prometió hacer “chillar” a los ricos, rápidamente se convirtió en una realidad opuesta de los herederos, para hacerlos sonreír. A pesar de todo, ni siquiera eso ha servido para satisfacer la ecuación tantas veces rebatidas según la cual a menores impuestos para las empresas, hay mayor empleo porque ellas se han liberado de una carga pesada. El desempleo de hoy en el país está en 11.8%, el más alto en nueve años, lo que es a todas luces dilapidar la herencia, pues al cierre de la administración anterior la tasa de desocupación estuvo en 9.7%.

Solo han pasado ocho meses, pero el presidente Duque así no se vaya a desligar ni a traicionar a Álvaro Uribe, ya debe dejar de usar la excusa de la herencia para explicar sus desaciertos y frustraciones, porque le puede terminar saliendo el tiro por la culata. Si hay más gobierno -con rumbo e ideas claras- y menos complacencias politiqueras como pasó con las objeciones a la JEP, seguramente los resultados se van a ver.

UN PUNTO DE GIRO: Icetex, Bancolombia, Tigo, Claro, Domino’s Pizza, Homecenter, solo por nombrar mis ‘victimarios’ más recientes. ¿Hasta cuándo seguirá siendo pésimo el servicio al cliente en Colombia?

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