El Cuento

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Averígüelo Vargas: ¿a quién le conviene alcaldes y gobernadores más tiempo?

Los 19 millones de colombianos que votamos en octubre de 2015 lo hicimos para elegir mandatarios regionales en un período claro: de 2016 a 2020. No más. Lo que hizo el Congreso esta semana al abrirle la puerta para que se extienda el tiempo de los actuales hasta 2022, con la excusa de unificar los períodos institucionales, es un atropello peor al del ‘artículito’ para la reelección en 2004. Lo único que le queda a los ciudadanos es protestar para que los congresistas no manoseen el mandato que habían dado. ¿Qué tiene que ver en todo esto la reunión Uribe-Vargas de hace unas semanas?

Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

La noche del miércoles 3 de octubre, cuando el país estaba impactado por el secuestro del pequeño Cristo José Contreras, ocurrido esa mañana en Norte de Santander, se reunieron en Bogotá Álvaro Uribe y Germán Vargas Lleras, dos de los políticos más hábiles de la historia reciente de Colombia. Según contaron algunos asistentes, en el encuentro se habló de las reformas tributaria, a la justicia y política. Sobre esta última, se cruzaron palabras sobre la ampliación del período de los actuales alcaldes y gobernadores, que ahora empezó a hacerse realidad en el Congreso.

Esa misma semana, la directora de la Asociación de Capitales, Luz María Zapata, esposa desde hace más de 20 años del exvicepresidente Vargas Lleras, “ambientaba” en varios escenarios esa propuesta de extensión de los mandatos, no solo porque fuera un deseo de los alcaldes del país, sino para cumplir el objetivo de que coincidieran los períodos en las regiones y la nación. Esa era la versión para la galería.

Lo que sí es cierto es que después de la derrota de Germán Vargas en las presidenciales, un político como él que se sabe reinventar, ha puesto sobre la mesa varias propuestas legislativas y al tiempo quiere conservar el poder más grande que le queda de los ahorros en las elecciones regionales de 2015, cuando su partido Cambio Radical se quedó con 7 de las 32 gobernaciones y 155 de las más de 1.100 alcaldías. Esa es la primera razón para promover el absurdo de que los actuales mandatarios estén 2 años y medio más en el poder.

¿En qué se parecen Carlos Fernando Galán, Claudia López, Juanita Cataño, Hollman Morris, Pablo Felipe Robledo y Antonio Navarro? Todos están en partidos políticos diferentes, pero casi por una misma razón se oponen a la idea de ampliar el período de los actuales mandatarios regionales. Aunque alegan lo que es obvio, que es inconstitucional la ampliación del período sin una elección de por medio, ellos han alzado su voz de protesta porque la idea de Cambio Radical los dejaría sin poder ser candidatos el próximo año. Y claro, nos dejaría a los ciudadanos sin la posibilidad de elegir.

Con el Centro Democrático gobernando, el petrismo como segunda fuerza en las elecciones presidenciales -aunque con muchas dudas sobre sus posibilidades en las regiones- y con la Coalición Colombia con muy buenos resultados en algunas capitales, el exvicepresidente Vargas Lleras pudo ver amenazado su poder regional con una elección el próximo año. Aunque si está pensando que esas estructuras podrían ayudarle para una nueva candidatura en 2022, tal vez no habrá aprendido la lección de este año sobre lo poco que importaron las maquinarias a la hora de elegir presidente.

Siendo así, la segunda razón de ese “golpe de Estado municipal”, como lo han llamado desde la oposición, sería la de detener el crecimiento de la izquierda y la centro izquierda en las regiones del país. Un escenario que le ha sido esquivo.

La tercera razón de Vargas y sus amigos sería sacar del juego de 2022 a jugadores como Federico Gutiérrez o Alejandro Char, los muy populares alcaldes de Medellín y Barranquilla, quienes quedarían inhabilitados para ser candidatos presidenciales porque tendrían que cumplir su período, a no ser que renuncien a sus cargos, lo que en el pasado no salió bien. Por lo menos así fue en el caso de Antanas Mockus, quien le terminó pidiendo perdón a Bogotá por haberla “dejado tirada” para sacar menos del 5% en las presidenciales.

En este ajedrez político, de expertos calculadores, la única pregunta que queda es cuál es el papel que juega el expresidente Uribe y su partido. ¿Por qué le convendría apoyar la idea de Germán Vargas para conservar su poder y no aprovechar las elecciones de 2019 para tomarse los cargos regionales? La respuesta pasa por una especie de transacción, con la que el Centro Democrático cede en lo regional y garantiza que los hoy independientes de Cambio Radical -segunda bancada más grande del Senado- apoyen las iniciativas del presidente Duque para no fracasar en el intento legislativo que se está complicando sin la acostumbrada mermelada.

Rebeldes hay de lado y lado. En el Centro Democrático, el representante Edward Rodríguez, muy cercano al expresidente, fue uno de los que votó negativamente esta propuesta en la Cámara. Probablemente para calmar los ánimos de los candidatos regionales del uribismo que ya estaban calentando para el próximo año. En Cambio Radical, por su parte, el senador Rodrigo Lara a quien le afloró recientemente el antipeñalosismo, ha dicho que por ningún motivo permitiría que el alcalde estuviera más allá del 31 de diciembre en el Palacio Liévano. Sin embargo, los votos disidentes no impidieron que en la Cámara la propuesta diera su primera paso.

En medio de todo este mar de especulaciones, a la ampliación del período de Peñalosa y compañía le restan siete debates, incluidos los pasos por las plenarias de Senado y Cámara, para que sea una realidad. Si en busca de gobernabilidad, siguen aliados Cambio Radical y el Centro Democrático en este proyecto, no será fácil detener su aprobación en el Congreso. La misión les quedará entonces a los ciudadanos. Si no quieren que sea burlado el voto que dieron en 2015 y su derecho a votar en 2019, tendrán que salir a protestar para tumbar la iniciativa, como lo hicieron con la reforma a la justicia de 2012.

UN PUNTO DE GIRO: Se siguen encendiendo las alarmas por la xenofobia contra los venezolanos que han llegado al país huyendo del régimen de Maduro. Nada lo justifica. Pero el gobierno tiene un reto inmenso para garantizarles salud, educación y empleo con prioridad a los colombianos más vulnerables, para frenar estas peligrosas expresiones de discriminación y nuevos conflictos.

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