El Blog del Cerebro

Publicado el Virginia Rojas Albrieux

Podemos hacer algo por nuestra salud cerebral?

El cerebro es la obra maestra de la naturaleza y la estructura más compleja del universo. Nuestro cerebro nos permite, desde resolver problemas matemáticos, hasta amar u odiar, sentirnos felices o llorar de tristeza, recordar un sueño y proyectar un futuro. Todas las actividades que desarrollamos son reguladas por él. El cerebro está involucrado en todo lo que hacemos y lo que somos. El cerebro es “la torre de control”, el “comando central”, porque maneja todas las dimensiones de la vida, incluida la experiencia de amor, la empatía y la forma como vivimos la espiritualidad.

Nuestra calidad de vida depende enteramente de cómo está funcionando este colosal órgano, y es por ello que la salud cerebral es esencial y determinante. La buena noticia es que el cerebro puede estar aún mejor de lo que se encuentra en este momento, independientemente de si funciona en un nivel elevado (en nuestro trabajo, en nuestras relaciones, o con nosotros mismo), o si por el contrario, estamos sintiendo que nos cuesta gran trabajo atravesar el día a día.

¿Sabía usted que la disfunción cerebral es la principal causante de que las personas fracasen en sus estudios, en el trabajo, y en sus relaciones? Cuando nuestros cerebros están funcionando adecuadamente nuestra tendencia es a ser energéticos, creativos, eficientes y reflexivos. Cuando nuestros cerebros tienen problemas en su funcionamiento, nuestra tendencia es a estar cansados, ansiosos, deprimidos, impulsivos, malhumorados, etc. Su vida y su cerebro tienen un vínculo que es indisoluble. Todo trastorno “psicológico” tiene su correspondiente mecanismo neurobiológico que lo sostiene y justifica. A toda emoción la antecede un pensamiento que tiene unas bases fisiológicas.

El estilo de vida que llevamos puede ser aprovechado en forma de estrategias dirigidas conscientemente para mejorar nuestra salud cerebral. Hay mucho que está en nuestras manos y que marcarán una diferencia. De nosotros depende. Algunas pautas de manejo básicas que pertenecen a nuestra cotidianidad son, por ejemplo:

La alimentación. “Somos lo que comemos”. El cerebro se nutre de lo que comemos. Una nutrición pobre o inadecuada entorpece el desarrollo de la inteligencia de nuestros niños y afecta nuestra salud mental y nuestro potencial hacia el éxito. La calidad de la nutrición es un factor que subyace a la depresión, la ansiedad, la esclerosis múltiple, el Parkinson, el Alzheimer, las migrañas, el déficit de atención, y mucho más.
El ejercicio. No importa nuestra edad, el cerebro necesita ejercicio físico. El ejercicio impulsa el flujo sanguíneo al cerebro, suministrándole una adecuada oxigenación, glucosa, y otros nutrientes esenciales. Si aún no tenemos una rutina de ejercicio o practicamos algún deporte, nunca es tarde para arrancar.
El sueño. Si somos de los que nos quedamos hasta tarde viendo tv y luego nos levantamos muy temprano, alto! El sueño es esencial para una función cerebral sana. No nos sintamos orgullosos diciendo, “Yo necesito dormir solo 4 horas”. Su salud le pasará la factura tarde o temprano. Trate de dormir entre 7 y 8 horas cada noche, y más horas si se trata de un niño o un adolescente. Practique buenos hábitos de sueño, tales como evitar la cafeína y la nicotina, y no utilice el alcohol como ayudante para dormir. Aprenda técnicas de relajación para calmar mente y cuerpo antes de dormir. Si tiene problemas del sueño investigue alternativas naturales para superarlos. Las hay.
El manejo del estrés. Puede afectar todas las edades. El estrés agudo o crónico hiere al cerebro. La exposición a las hormonas que se liberan por estrés deteriora su funcionamiento. Implemente en su vida técnicas para manejar el estrés y busque ayuda profesional si se siente desbordado.
El manejo de los pensamientos negativos, la preocupación crónica e ira. La mayoría de las personas creen que los pensamientos simplemente “suceden”, porque no se nos enseña a cuestionar nuestros propios pensamientos y a corregir las palabras e imágenes negativas que corren salvajes por nuestra mente. Estos pensamientos fatales están generalmente en la base de los trastornos ansiosos y depresivos que padecemos, de los problemas laborales y en las relaciones, y tienen un impacto biológico negativo medible sobre la función cerebral. Redirija y cuestione sus pensamientos, enfóquese en pensamientos que lo apoyan, dele un impulso a su vida social, y busque ayuda si siente que la necesita. Disfrute de su vida lo más que pueda, y practique la gratitud!

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