La tierra del sol, «Inti» reino gobernado por la supremacía del agua, la tierra y el fuego; cielo de luna, «Mama Quilla» esposa de la luz y faro natural de las interminables aguas en el Pacífico. El suelo dorado de la maca, la quinua y la kiwicha; semillas más valiosas que el oro, frutos de la sierra, cultivos del altiplano. Cuna de la papa, selecta por manos trabajadoras en naturales terrazas; sus innumerables formas, texturas y colores otorgados a través de microclimas que fertilizan cosechas milenarias.
La piel de sus valles está cubierta por el aroma embriagante a quebranta, uva cómplice del inconfundible sabor del pisco, aguardiente vigoroso esencia de los mejores Pisco Sours y Chilcanos. En los andes, los suelos se encargaron de teñir el maíz —lo hicieron morado— ingrediente principal para la creación de un producto estrella, la célebre Chicha Morada. Esta bebida heredó sabores dulces y refrescantes. Es atrevida por su tonalidad y en el verano se dedica a conquistar el calor en las costas peruanas.
Cerca de allí, el surfer dispone sobre la superficie oceánica —habitante del agua— remontando la tabla esperando su ola deseada, un poco más hacia lo profundo la corvina se desliza por el Pacífico evitando la habilidad pesquera; de la red al cebiche, el plato más célebre para la gastronomía peruana, motivo de orgullo y símbolo nacional. Esa originalidad en la comida ha sido una hazaña social y cultural. Personajes como el chef latinoamericano Gastón Acurio convirtieron la cocina local en un fenómeno global, combinando sabores amazónicos y asiáticos, ideas del buen comer que no se encuentran en otra parte del mundo.
Personas y territorios aún conservan expresiones culturales en la costa, la sierra y la selva; atrapando con el tiempo las costumbres ancestrales del imperio Inca. Ejemplo de ello; Machu Picchu, ciudadela sagrada en la montaña, el solo nombrarla ya es un poema. Residencia del puma y el cóndor, un poco más cerca del susurro en las nubes para hablar con el Dios Sol.
Los caminos para el noveno Inca (Pachacútec guardián de la ciudad) conducen a Cusco; majestuosa, histórica y mítica. Sus altiplanos próximos a los picos nevados son el hogar de la llama, la vicuña y la alpaca, esta última cae desnuda abasteciendo de lana a hombres y mujeres tejedoras, cuyos telares crean diseños artesanales adornados por el color de la cochinilla.
Cercana a las orillas del océano Pacífico la capital limeña se perfuma diariamente con la flor de la canela, al ritmo del vals, al ritmo de Chabuca. Cantautora inmortalizada en la canción criolla, en el puente de los suspiros, en el distrito de Barranco; aquel que por dos años fue mi casa: el barrio señor de los milagros, centro de la bohemia, el teatro, el arte, la música; eje multicultural del romance por la vida.
Perú son las letras de un nobel Mario Vargas Llosa, son los famosos retratos de Testino a la princesa Diana, son los golpes al balón de Ángela Leyva ganando un campeonato, son los agónicos pasos de Gladys Tejeda llegando a la meta. Perú es su gente bailando al ritmo del cajón y la marinera.
Perú es Latinoamérica y la voz de los ancestros aún se escucha a través del quechua. Una parte de mi corazón se queda ¡contigo Perú!
Fotografías: Imágenes de archivo personal, todos los derechos reservados.
Por: -Andrés Felipe Osorio y Ángela M. Espinal- Gracias Perú, fueron unas vacaciones de dos años.
@pipemagenta