Ecuaciones de opinión

Publicado el Ignacio Mantilla Prada

Humboldt y los transportadores

Resultado de imagen para los cargueros humboldt

Este año, cuando celebramos con múltiples actividades los 250 años del nacimiento de Alexander von Humboldt, se han organizado muchas actividades académicas internacionales y se preparan ediciones especiales de la obra de este gran naturalista prusiano, considerado el padre de la Geografía Moderna. 

Sin duda Humboldt fue un científico universal, para algunos el último que puede ser llamado así; en su larga vida registró célebres viajes de exploración en los que además de hacer experimentos, observaciones científicas nuevas y registrar comprobaciones de leyes físicas, realizó algunas de las primeras mediciones de alturas, distancias y temperaturas, así como descripciones y clasificaciones de especies biológicas. Descubrió, estudió y profundizó en los conocimientos sobre Geología, Química, Biología, Meteorología, Física, Astronomía, Mineralogía, Vulcanología, Medicina y Geografía.

A través de sus publicaciones científicas dio a conocer ese gran laboratorio natural y diverso que es el nuevo mundo americano recién descubierto, con todas sus incalculables riquezas de flora y fauna, abundantes recursos naturales y abierto a los retos científicos; por lo que se le llama también “El Descubridor Científico de América”

El nombre de Humboldt es mundialmente conocido por esos aportes, pero pocas personas conocen su otra cara, la del Humboldt cronista, crítico, sarcástico, observador social y con gran sentido del humor. Sus apuntes ilustrativos sobre las cosas que a su paso le llamaban la atención son numerosos y en sus diarios registró también sucesos y anécdotas que  le resultaban novedosas, absurdas, curiosas, particulares o sorprendentes.

Los Diarios de Humboldt estuvieron en el Observatorio de Berlín sin despertar mayor interés hasta cuando Herman Schumacher estudió esos escritos en 1884 para realizar un trabajo biográfico sobre Caldas, Mutis y Codazzi. No obstante fue sólo hasta después de la segunda guerra mundial, más concretamente hasta 1959, cuando se estudiaron en la Academia Alemana de Ciencias de Berlín, que pertenecía a la entonces República Democrática Alemana. 

En un viaje a Berlín Oriental el profesor Jorge Arias de Greiff los conoció y entonces gestionó un convenio entre la Academia Alemana y la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales para llevar a cabo la traducción al español de la parte de los diarios concerniente al trayecto que recorrió Humboldt en 1801 por los territorios de la actual Colombia. Este trabajo fue publicado en 1982.

Las observaciones científicas que consignó Humboldt en los diarios fueron escritas en francés, pero todos los comentarios, apuntes, impresiones y críticas al virreinato fueron escritas, de puño y letra de Humboldt, en alemán. 

Algunas notas son sumamente críticas, como por ejemplo ésta que aparece en su Diario VII c. “Los indios constituyen la clase humana más pobre y más aplastada, y un mal gobierno como el de aquí, aplasta lo más pesadamente a la clase más pobre e indefensa… En Pasto, Quito, Perú, los indios han cambiado un excelente gobierno, como el de los Incas, por uno miserable, el español”.

No hay que perder de vista que los diarios de Humboldt reflejan también la situación social que se vivía a pocos años de la independencia. Humboldt, procedente de Cuba, inició su recorrido el 26 de marzo de 1801 desde la costa atlántica por el Río Magdalena hasta Honda. Luego asciende a Santa Fe y después se desplaza hacia el sur. El 22 de diciembre del mismo año emprende su viaje de Pasto a Quito y abandona Colombia. 

De los Diarios de Humboldt he tomado un pasaje de los más curiosos e increíbles que quiero compartirles; un tema al que se refiere frecuentemente y que tiene que ver con las condiciones laborales de los cargueros y el estado de las vías principales, que para la época eran caminos tan estrechos en algunos tramos, que ni siquiera estaban aptos para que pudieran transitar las mulas de carga. Escribe Humboldt: 

“Es casi imposible imaginar una vida más mísera y sin dinero que la de los bogas (remeros) y los cargueros. Alternando los más altos calores con el frío del páramo, expuestos a la humedad de tremendas lluvias tempestuosas, rebajados a verdaderos animales de carga, frecuentemente con la espalda herida, con el riesgo de ser abandonados en la montaña, solos y sin ayuda cuando se enferman de desfallecimiento. Los padres llevan a la montaña a los muchachos de 8 a 9 años cargados con 15 libras. Con la edad, la carga aumenta; no se abandona una profesión a la cual se ha acostumbrado a tan temprana edad. Un hombre mayor carga por los Andes 5 a 7 arrobas en 7 a 8 días y, con frecuencia, cuando el camino está muy malo, en 15 días. Se le paga al carguero 10 a 12 reales por arroba (nota: 8 reales equivalían a un peso) y, como el regreso tarda 4 a 5 días, el carguero gana escasamente en un mes 10 – 12 pesos, de los cuales, normalmente, ya ha gastado la mitad antes de emprender el viaje. En un país donde hay tantos animales de carga (bueyes y mulas) y donde el trabajo humano es tan escaso, el gobierno debería intentar reducir este oficio de cargueros, para darle un enfoque más provechoso para la sociedad a la energía humana”. 

A continuación señala Humboldt que este cambio es posible ampliando los caminos, pero cuenta que cuando se propuso hubo protestas de los cargueros, así que la increíble solución que se da es la que registra Humboldt de la siguiente manera: 

“Pero no; la Audiencia ha hecho hasta ahora lo contrario. Se debía haber mejorado el camino de Boca de Nares, por el Peñol, hacia Medellín y haberlo hecho transitable por mulas durante cualquier época del año; pero no; la Audiencia ha escuchado las quejas de los cargueros con respecto a que su ganancia disminuirá y, en consecuencia, ha prohibido mejorar el camino”.

Esta nota me parece fantástica, seguramente podríamos registrarla como la fórmula de solución al primer paro de transportadores y creo que explica o nos ayuda a entender por qué hoy en día nuestras carreteras son las que tenemos (¿y merecemos?). 

Solución: ¡Se prohíbe mejorar el camino! 

Las cosas no han cambiado mucho, hoy diríamos: ¡Se prohíben los trenes! 

@MantillaIgnacio

Comentarios