Don Ramón, psicología laboral

Publicado el ramon_chaux

Usted puede hacerlo mejor

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Existen dos tipos de personas. Los primeros repiten toda la vida el mismo procedimiento, son obedientes y se limitan a usar lo que otros inventaron. Los otros están siempre inconformes con lo establecido y cambian los procesos, sugieren cambios o innovan.

Unos hacen, otros se limitan a usar lo hecho.

Y es que siempre pueden hacerse las cosas mejor. Hay que partir de una premisa y es que jamás existirá un asunto perfecto de toda perfección. Nunca nada existe sin ninguna posibilidad de mejora. Lo más cercano a un mundo sin cambios es precisamente el no cambio, lo que significa ni más ni menos que estamos muertos. El otro nivel de perfección estaría sólo en los ámbitos divinos y de Dios.

Toda nuestra historia como seres humanos ha sido un viaje por el cambio. Ese aspecto de nuestras vidas no va a parar nunca. Por supuesto, tampoco lo hace en el trabajo.

Cuando se inventó el telégrafo, con envío de mensajes instantáneos a cientos de kilómetros de distancia se pensó que era una comunicación “nivel Dios”. Luego el teléfono lo superó, al transmitir los mensajes de viva voz. Después apareció el televisor. Hace relativamente poco tiempo nació el computador y acabamos de ver nacer el celular todopoderoso.

Nosotros, ingenuos, creemos que estamos viviendo “lo último en tecnología” y que no veremos jamás otro adelanto como este.

Dado que la perfección es imposible, la mejora continua es la única salida al marasmo perpetuo de hacer siempre lo mismo.

Tener la mente abierta a los cambios, a la mejora, a la innovación no sólo es importante para la organización sino también para el ser humano. La rutina nos mata, nos aburre. Por eso los cambios en el trabajo son buenos.

Dentro de la oficina hay muchos asesinos de cambios. En unas ocasiones la propia área de procesos y procedimientos tira a la basura ideas geniales. Hay que levantarle procedimiento, hay que capacitar, hay que levantar manuales. Entonces lo nuevo se queda para después porque estamos ocupados documentando lo que se hace hoy.

Seguridad informática suele también ser el causante de la desaparición forzada de excelentes ideas, basados en los supuestos peligros que representan ciertos permisos de los usuarios en un nuevo sistema.

Otras veces la idea la secuestra el presupuesto. No pocas veces una mejora sustancial a los procesos la asfixia el propio gerente, que no soporta que una mejora venga limpia y brillante de otra instancia y entonces la “personaliza” tanto que termina criando una cosa absolutamente diferente de la idea que originalmente ingresó a su oficina.

Innovar no siempre es crear una aplicación de software. Se puede ser creativo aun en cosas sencillas.

Un elemento esencial para la mejora es reconocer que nosotros, y también la organización a la que pertenecemos, no somos perfectos. Somos seres vivos y organizaciones, entes que sobrevivimos siempre con un cúmulo de virtudes y otro tanto de defectos.

Hay personas que hacen mejor las cosas, lo mismo que organizaciones. Las personas y empresas que hacen mejor las cosas están abiertas al cambio. Aprenden. Están atentas alrededor. No les da miedo dar el primer paso.

Las malas organizaciones siempre esperan tener todo probado. Primero se preguntan: ¿A dónde ha funcionado antes? Entonces van a la zaga. Atrás.

Hace muchos años que en los bancos, las entidades más ricas y poderosas de nuestra economía, inventaron las salas de espera con sillas y los turnos electrónicos. Así ricas y poderosas, aún existen aquellas que creen que la forma más efectiva de atender a sus clientes es en fila india y de pie, como lo hacían los romanos hace más de mil años.

Igual con las personas. Hace por lo menos una década que las transacciones pueden hacerse desde casa, pero aún seguimos obcecados con la transacción personal.

Recuerdo mi asombro cuando descubrí que desde Google Maps podía ver mi ciudad, mi barrio y mi cuadra, incluso mi casa.

¡Qué maravilla ver el mundo y mi casa desde un satélite!

Ya hace tiempo que dejó de interesarme porque veo siempre las mismas imágenes, que tienen años de antigüedad, desactualizadas.

Una empresa en San Francisco planea salir muy pronto con una aplicación con imágenes de la tierra en tiempo real, con satélites y cámaras de alta resolución. Podremos ver el tráfico en tiempo real, como desde un helicóptero con televisión. ¿No les parece espectacular?

Hasta lo más avanzado en tecnología queda rápidamente obsoleto si dejamos de pensar en hacerlo mejor.

No importa que tan avanzado ni que tan perfecto sea usted o su proceso, en todos los casos una frase será cierta, siempre cierta:

Siempre hay una forma de hacerlo mejor.

Y con esa frase en mente, usted decidirá si elige esperar a que otros propongan la mejora o usted decide participar. Espero que lo segundo sea su elección personal.

Más reflexiones aquí.

Cordialmente

Ramon Chaux

[email protected]

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