Desde Cartagena

Publicado el Miguel Raad Hernandez

DESARROLLO CULTURAL CON IMPACTO ECONOMICO Y SOCIAL

Un Programa de Gobierno y un Plan de Desarrollo deben tener un eje articulador a partir del cual se estructuren todas las propuestas, programas y proyectos. Un eje que garantice la articulación fluida de todos ellos, de modo que, de manera transversal, inspire y motive la ejecución efectiva de dichas propuestas en todos los campos con un objetivo general de bien social.
La cultura debiera ser, en mi sentir, el eje articulador de los programa de gobierno y de los planes de desarrollo nacional, departamental y distrital o municipal. El propósito es hacer de la cultura protagonista de la política, del gobierno y de la cotidianidad ciudadana. Todo sería mucho mejor. Es un axioma que un pueblo culto es un pueblo pacífico. Ahora, también un pueblo culto, amante de las superiores expresiones de las bellas artes (música, pintura, escultura y arquitectura), de la literatura, el teatro, el cine y la danza, es también un pueblo en armonía espiritual y más productivo.
En nuestras ciudades hay que apostarle al desarrollo cultural empezando desde la mera cultura ciudadana, pues en ellas la mayoría de sus habitantes provienen de la provincia rural, no urbanizada ni citadina, con un contexto y un comportamiento distintos, sin el vértigo de nuestras urbes, sin sistemas de transporte masivo, sin congestionadas y veloces autopistas, sin rascacielos y su sistema de casas sobre casas, sin metro, y sin tantas otras modernidades de nuestras urbes.
La cultura debe ser un componente básico de la estrategia para intervenir el modelo económico nacional y el de nuestras regiones y localidades, para generar desarrollo y prosperidad social. También para generar sustentabilidad, cuyos alcances van hasta la preservación de la cultura raizal como sustrato insustituible y soporte identitario frente a la cultura globalizada adviniente.
Convencidos de todo lo anterior, propusimos en la pasada campaña electoral y seguimos proponiendo hoy, como fruto de una convicción, hacer de Cartagena la capital de la cultura Iberoamericana y Caribe, lo que implica una dinámica sin precedentes en las políticas culturales.
Propuesta específicamente dirigida a creadores, artistas, gestores y todos los productores culturales de la ciudad, quienes serán los artífices de un renacimiento y potenciación de las superiores manifestaciones del espíritu Caribe y la cartagenidad, palabra esta que quiere ser un adjetivo para todo lo que es ancestralmente nuestro.
Creemos que es un imperativo y una necesidad de nuestra actual sociedad. Además, es la manera de hacer verdad nuestra denominación como Distrito Turístico y Cultural.
La cultura como una empresa de toda la sociedad se convertirá en el más importante quehacer de la ciudad, transversal a todas nuestros demás afanes y emprendimientos.
Hacer de nuestra cultura, de nuestra manera de ser y de ver el mundo, un producto diferenciado y una actividad creativa y económica que le dé la posibilidad de una vida digna y decorosa a sus cultores, como una industria para el desarrollo de nuestra ciudad. Queremos una industria de la cultura, como la tienen los países desarrollados.
El Centro Histórico está llamado a ser el escenario natural de nuestra cultura, para mostrar y vender; no necesitamos un Disney World, pues todo él debe ser el gran parque cultural con múltiples y simultáneas expresiones artísticas en sus escenarios naturales. Será el gran atractivo para propios y visitantes con las expresiones históricas y culturales que allí tenemos que recrear.
Debemos crear grandes Espectáculos de Luz y Sonido en varios de nuestros monumentos como el Castillo de San Felipe, el Claustro de la Popa, la Plaza de Getsemaní, las Murallas, el Fuerte del Pastelillo, entre otros, para contar y dramatizar la historia de cada uno.
También hay que prestar atención e interés al desarrollo de las industrias fílmica y musical propias, mediante la creación del Fondo de Promoción de las artes Audiovisuales y de la Música, para estimular la producción de películas de nuestros Directores y guionistas locales; apoyar compañías propias de Teatro, zarzuela, ópera, etc.; y promover a la ciudad como escenario propicio para la filmación de grandes producciones cinematográficas internacionales. Todo para estimular también la generación de ingresos y ocupación de talento y mano de obra local.
Además, el Fondo apoyaría la creación de la Sinfónica Distrital de Cartagena y las producciones del talento musical de nuestra ciudad, de modo que más artistas logren sobresalir y traspasar las fronteras nacionales con su producción. Tenemos antecedentes que justifican esta aspiración y que nos hacen pensar que está madura la oportunidad para desarrollar esta iniciativa, tales como el Festival Internacional de Cine, el cual tiene 51 años, el Festival de Música del Caribe, que llegó a realizar varias versiones y el Festival de Música Culta, que en los últimos años ha marcado todo un hito y ya es un destacadísimo referente.
Los artistas tienen derecho a vivir bien de su producción y hay que estimularles a que se conviertan en un producto de exportación y en un atractivo turístico más. Y los cartageneros tenemos el derecho y el deber de vivir cultamente.-

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