Mientras una Bogotá duerme, hay otra que vibra con el titilar de las luces de neón, casi en penumbra, y el frenesí de la música. No es el mejor momento para charlar. Los habitantes de esa Bogotá son lo que son, sin temor al qué dirán o al qué harán los demás. Las parejas se cogen de las manos, se abrazan o se besan sin que nadie haga la señal de la santa cruz.

El mundo no tendría ni siquiera porque estar hablando de inclusión, pues no son extraterrestres.  Ni la identidad ni el género de una persona deberían ser tema de conversación pública. Son seres humanos comunes y corrientes que trabajan, conversan, ríen, lloran, se divierten, aman, sufren por amor, se ilusionan con apenas una mirada y pagan impuestos. Salen a comer, van de rumba, visitan librerías, se sientan a matar el tiempo en cualquier parque, igual que el resto. O, como ahora, bailan en señal de libertad y cantan a grito herido con sus cuerpos sudorosos.

Esta Bogotá está llena de íconos que hablan sobre la historia de una ciudad sexualmente diversa desde siempre, donde los gais -y los no gais incluso-. se buscan o se buscaban en otras épocas para amarse: El Parque Nacional, El Teatro Faenza, la Plaza de Lourdes, el centro comercial Terraza Pasteur o Petunia, el primer bar para mujeres trans, que se hizo famoso por la película El taxista millonario. Las cenizas del escritor Fernando Molano Vargas y las de su novio fueron esparcidas en el Parque Nacional, con sus árboles como cómplices. Estas cosas las cuenta la guía “Descubre la Bogotá LGBTI+”, de la Alcaldía de Bogotá.

Show de comedia drag con La Maldita Primavera de Yuri.

La sigla LGBTTTIQ+ agrupa a las distintas identidades: Lesbianas, Gais, Bisexuales, Travestis, Transgéneros, Transexuales, Intersexuales y Queer.

Hoy son símbolos de la diversidad bogotana sitios como el Museo LGBTI Stonewall y Theatron, testigos de la Bogotá tolerante que nació con la Constitución de 1991.

Theatron, quizás el ‘nightclub’ más famoso del país, cuenta con 17 ambientes para la rumba, repartidos en ocho mil metros cuadrados. El Museo Stonewall, único en Suramérica, exalta la historia y las luchas de esta comunidad, a través de obras de arte, fotografías, piezas literarias, películas y hasta revistas que hablan de una época en que el homosexualismo era delito y la pornografía censurada. Son catorce salas de exposición que rinden tributo al icónico Stonewall Inn, el bar neoyorquino: una redada de la policía desató la revuelta de 1969 que originó la Marcha del Orgullo para defender los derechos de los gais.

Se ven fotografías de gran tamaño en blanco y negro con importantes personajes del presente y del pasado, incluso del mundo antiguo, que no solo rompieron el closet, sino que han dejado huella en el cine, la música, la literatura o la política. Allí escuché que el Sabio Francisco José de Caldas estuvo enamorado de Alexander von Humboldt. Ambos, dos genios ilustrados, el uno colombiano y el otro alemán, se conocieron el 31 de diciembre de 1801. Y entre ellos, un tercero en discordia. Valga decir que la historia está ampliamente comentada en un artículo de la revista El Malpensante. “La homosexualidad de Humboldt ha sido tratada con pinzas; ´de un modo muy caballeresco, es decir, como un secreto vergonzoso´, dice Mary Louise Pratt en su libro Ojos imperiales: literatura de viajes y transculturación”.

Siguiendo con el recorrido, en 2018 se creó la Zona Distrito Diverso en el sector de Chapinero con una oferta amplía: restaurantes, bares, galerías, librerías, hoteles como el hotel HAB, agencias de viajes como La Rola Travel y hasta heladerías, negocios que no solo izan orgullosos la bandera del arco iris, sino que dinamizan la economía. La ciudad también cuenta con el Distrito Creativo San Felipe con más de 70 espacios, entre ellos numerosas galerías de arte. Cuatro veces al año se realiza allí el Open San Felipe, cuya siguiente edición será el 6 y 7 de julio de 2024.

No pueden faltar los sitios de entretenimiento, como el Bar Chiquita, en la Zona Rosa, cuya ambientación reproduce el Moulin Rouge parisino, el famoso cabaret francés de finales del siglo XIX. ¿Por qué se llama así?, preguntamos al ingresar, y al fondo encontramos la respuesta con todas sus letras en rojo fulgurante: “Marica desde chiquita”.

Karaoke, rumba y espectáculos que exaltan la cultura drag son parte del menú. De hecho, dos celebridades se presentan allí: las drags queen Gretha White y Miss Lesley Wolf. Ellas encarnan a un par de señoras cuarentonas que conversan sin tapujos al calor de unos tragos. Detrás están dos artistas drag: Walther Duque y Juan Tarquino, representando a Bertha Lina, ella muy paisa, y a La Nena, ella muy cachaca.

Es jueves, son más de las 9:00 p.m. Termina el recorrido en la discoteca más grande de Latinoamérica: Theatron, en la Calle 58 con 10ª. Los de prensa hemos sido invitados a la primera gala “Bogotá es de Todes”, con la cual el Instituto Distrital de Turismo premió a empresas y organizaciones por su aporte al turismo incluyente y diverso.

Son las 11:00 p.m. Hay que regresar a casa porque mañana toca trabajar. Para los demás la noche siempre es joven: la rumba se prolongará hasta las cinco de la mañana.

Algo hemos aprendido hoy. El problema que nos hunde como sociedad es esa imagen que construimos de los demás desde nuestros prejuicios, sin conocerles. La inclusión habrá ocurrido de verdad cuando personas heterosexuales puedan ocupar otros espacios, y a la inversa, sin que ninguna persona se sienta amenazada por ello. Ese día nadie necesitará amarrarse una bandera de colores al cuello para sentirse orgulloso de su esencia.

Avatar de Alexander Velásquez

Comparte tu opinión

1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 EstrellasLoading…


Todos los Blogueros

Los editores de los blogs son los únicos responsables por las opiniones, contenidos, y en general por todas las entradas de información que deposite en el mismo. Elespectador.com no se hará responsable de ninguna acción legal producto de un mal uso de los espacios ofrecidos. Si considera que el editor de un blog está poniendo un contenido que represente un abuso, contáctenos.