Conspirando por un mundo mejor

Publicado el Yolima Vargas Garzón @yoligrilla

Los que estamos a favor de la naturaleza

A Ele, la abuela grillo.

Cuenca alta de la reserva del río Mocoa. Forografía propia.

Los que estamos a favor de la conservación de la naturaleza en Colombia estamos creciendo y cada vez somos más diversos.

Durante el 2012 las redes sociales se consolidaron como un catalizador que medió para que los que vivimos en las ciudades tuviéramos un contacto sincrónico y aunque virtual,  muy real, con aquellos que padecen de manera cotidiana los problemas que surgen en sus hogares producto del tire y afloje entre comunidades y empresas explotadoras de recursos.

Aunque una proporción alta de la población no comprende a profundidad el funcionamiento de los páramos, su relación con los bosques andinos y los ciclos hídricos; la importancia de la selva amazónica y chocoana en la regulación climática mundial; o la relevancia de que en el Tayrona quede uno de los últimos bosques secos en buen estado de Colombia; se entiende muy bien lo que significaría arriesgar estos espacios naturales o ceder a la tentación de destruirlos para dar cabida a proyectos extractivos. Por ello muchos nos reunimos a favor de su conservación.

Los colombianos hemos sido testigos de los problemas cotidianos que deja la transformación de los paisajes naturales y sufrido las consecuencias de las talas de bosques, la destrucción de los páramos, la explotación minera, la muerte que dejan los desvíos de los ríos o el caos que queda luego de la ocupación de humedales desecados, entre tantos otros.

La historia se replica por toda Latinoamérica. Puede que no seamos expertos en temas ambientales y que las compañías nos bombardeen con campañas divulgativas de los beneficios de sus proyectos, pero al final es más fuerte la experiencia: hoy sabemos lo que sucede cuando nos obligan a meter el dedo en la candela, y ahora no solo no queremos quemarnos, tampoco queremos que nuestros gobiernos inicien incendios de destrucción ambiental.

El éxito que reúne a cientos a manifestarse a favor de la naturaleza se basa en su carácter propositivo. Las personas no nos reunimos en contra de la minería sino a favor del Páramo, o en contra de la hotelería sino a favor de conservar los Parques Naturales Nacionales.

Muchos no nos oponemos a que los Estados estén del lado de las empresas nacionales y multinacionales que explotan los recursos, sino a favor de que se fortalezcan las instituciones y autoridades ambientales para preservar y  proteger de intereses privados, los tesoros verdes que nos llenan de salud, bienestar y vida.

Estar a favor de la vida en lugar del lado de la destrucción acelerada, es lo que ha logrado que muchos muy distintos, con vidas, ideales y de lugares opuestos, hayamos podido converger en querer convivir de manera respetuosa con el ambiente que nos da para vivir.

A veces nuestros gobiernos no nos escuchan y las consecuencias ambientales que nos perjudican no se hacen esperar, y es por eso que cada vez son más los que estamos a favor de la naturaleza, pues se ha convertido en una cuestión de supervivencia.

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