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Publicado el Bat&Man

Sobre Petro: El candidato presidente tiene la palabra

Concentración en la Plaza de Bolívar.
Concentración en la Plaza de Bolívar.

 

Bat: Si Santos no se ha pronunciado frente a la destitución y declaratoria de muerte política a Petro no es porque carezca de recursos jurídicos, sino porque le ha podido más el cálculo electoral.

Man: Lo de los recursos jurídicos es seriamente discutible. El presidente no puede abrogarse el derecho de anular el fallo de una autoridad administrativa.

Bat: Ése es uno de los sofismas. No se trata de que el Presidente profiera un nuevo fallo, eso sería un exabrupto. Pero sí tiene herramientas judiciales para abstenerse de firmar ese esperpento.

Es cuestión de sentido común: nadie puede ser obligado a firmar algo que vaya en contra de su conciencia, especialmente si hay sospechas de que está cometiendo un acto ilegítimo. Por eso el presidente sí puede negarse a firmar.

En caso de que haya un quebrantamiento a la ley en el fallo contra Petro, Santos también será responsable de las consecuencias jurídicas y políticas que se deriven de ese acto, si firma. Entonces le toca medir bien sus pasos.

Man: No, un momentico. Es que la destitución del Alcalde es completamente legal. Es un acto administrativo con plena presunción de legalidad y así debe ser asumido por el Presidente. Lo único que puede hacer es surtir el trámite y listo. No hay razones para que haga algo distinto.

Bat: Claro que sí. Si el presidente no lo quiere ver es otra cosa. Pero por supuesto que hay razones para dudar de la legitimidad del fallo y abstenerse de firmarlo por eso mismo.

Los fundamentos de la duda son dos: que la Fiscalía General de la Nación esté adelantando una investigación en este caso (la cual involucra presuntos delitos penales) y que la Corte Interamericana de Derechos Humanos esté resolviendo la solicitud de medidas cautelares que hizo el Alcalde.

No contemos ahí las mil tutelas interpuestas por los ciudadanos, ni los recursos que aún quedan por surtir ante el Consejo de Estado. Ni contemos tampoco lo evidente que es la violación al Artículo 23 de los principios de la Convención Interamericana de Derechos Humanos.

Concentración en la Plaza de Bolívar.
Concentración en la Plaza de Bolívar.

Man: No, Bat, la cosa no es así. Eso que usted menciona no cuenta sino para la vitrina. Nada de eso está en firme. Y la decisión del Procurador es legítima y válida hasta que una autoridad competente no decida lo contrario.

Bat: El solo hecho de que la Comisión Interamericana haya aceptado estudiar el caso de Petro es una señal de que el tema no está cerrado. De que está en curso un debate al respecto. Eso es público y Santos sabe que está ocurriendo. Así que no puede decir que tiene certeza absoluta sobre la legitimidad del fallo del Procurador.

Eso no es todo. El Presidente también tiene la posibilidad de consultar ante la CIDH antes de tomar cualquier decisión. Lo contempla el Artículo 64 de la Convención de Derechos Humanos:

Artículo 64

 1. Los Estados miembros de la Organización podrán consultar a la Corte acerca de la interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la protección de los derechos humanos en los Estados americanos.  Asimismo, podrán consultarla, en lo que les compete, los órganos enumerados en el capítulo X de la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires.

 2. La Corte, a solicitud de un Estado miembro de la Organización, podrá darle opiniones acerca de la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los mencionados instrumentos internacionales.

Man: Lo que pasa es que el Presidente sí es respetuoso de la institucionalidad. Por eso es prudente. Se ha limitado a decir que su obligación es cumplir la ley. Y cumplirla es firmar el fallo de la Procuraduría, como se lo ordenas las normas.

Bat: ¿Prudente? Temblón, diría yo. Parece que para el Presidente lo único importante es su reelección. Y eso es lo que está poniendo en una balanza: si firma, garantiza una buena cantidad de votos conservadores, pero pierde los votos de opinión. Y viceversa.

Y no se puede olvidar otro detallito: el proceso de paz. Sería muy complicado que Santos se involucre en una situación que eventualmente se convierta en una violación a los derechos humanos y al derecho internacional y, a la vez, intente seguir adelante con los diálogos en La Habana como si no pasara nada.

Las FARC deben estar recordando el dicho: “Si rasuran al vecino, pon tu barba a remojar”.

Man: ¡Ja! ¡Por lo mucho que nos importa lo que piensen esos terroristas!

Bat: Llámelos como quiera, pero son una de las cartas fuertes que Santos se está jugando en su reelección.

Lo cierto es que se llegó el momento de ver quién es realmente Juan Manuel Santos: el hombre básicamente pusilánime  que hemos visto hasta ahora, o un hombre de Estado que entiende la dimensión contemporánea de la palabra “Democracia”.

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