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Los estudiantes de la Universidad de Cartagena se van a cese indefinido de actividades

La última vez que se juntaron tantos estudiantes de la Universidad de Cartagena a protestar fue en el año 2011, como parte de una movilización que buscaba tumbar la propuesta de Reforma a la Ley 30 de la Educación Superior del país, que a través de inyección de capital privado tenía como objetivo ampliar la cobertura educativa. Después de una manifestación masiva, el proyecto de ley fue retirado.

Cuatro años han pasado y este 10 de septiembre el auditorio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena (ubicada en el barrio Zaragocilla) estaba tan lleno, que los más bajitos podían levantar los pies del piso y quedar suspendidos por la presión de sus vecinos. La causa de la protesta: dicen los estudiantes que no tienen ni la infraestructura, ni la planta de docentes necesaria para alcanzar los objetivos que plantea el programa académico de la universidad. Por lo menos no si quieren tener una educación competente y de calidad.

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Auditorio de la Facultad de Medicina – Sede Zaragocilla

El conflicto empezó hace cuatro semanas cuando un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales empezaron a protestar públicamente porque la universidad no les ofrecía materiales, ni laboratorios adecuados para el ejercicio de su preparación. Así lo cuenta Manuel Sampayo de 27 años, que hace parte del grupo de 20 estudiantes sentados a las 9 de la mañana en la entrada de la sede del centro, el Claustro San Agustín. Sampayo, de jean, camiseta y dedos temblorosos, arranca uno de los panfletos pegados en todas las paredes del edificio para escribir un correo con la promesa de pasar material sobre la disputa.

Sampayo cuenta que primero fueron ellos, los de Ciencias Exactas, pero luego se unieron los de Derecho, los de Ciencias Económicas, los de Medicina, y ahora hay cientos de estudiantes de todas las facultades que, viendo sus necesidades académicas insatisfechas, encontraron en este el mejor momento para pedir explicaciones y soluciones a la universidad. Fue él quien me informó sobre la Asamblea de Estudiantes que habría en Zaragocilla desde las 2 de la tarde. Dijo que  tenían que tomar decisiones en equipo porque en la tarde del 9, la rectoría de la universidad emitió un documento donde declaran que si seguía la protesta por parte de los estudiantes, suspendería el semestre académico.

En el comunicado se lee que al principio la rectoría reconoce el derecho a la protesta pacífica y que busca una solución negociada con los estudiantes. Por eso, se instalan unas mesas de trabajo a las cuales los estudiantes debían pasar propuestas y peticiones, y empezar a trabajar. El compromiso era entregar estas propuestas a las 12 del mediodía del 9. Sin embargo, la asamblea incumplió con el compromiso, y como agravante, el comunicado notifica que un grupo de estudiantes rompió la puerta del comedor y sacó utensilios y alimentos de la cocina. Además, cuenta que el acceso a docentes y estudiantes a la universidad está impedido y “se ha afectado la prestación del servicio público de la educación”. Por tanto, el documento concluye: “la Universidad de Cartagena instaura los recursos correspondientes ante todas las autoridades del Estado y, así mismo, estudiará la necesidad de suspender y/o cancelar el actual periodo académico”.

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Claustro San Agustín – Sede Centro

La actitud reactiva no sorprende a uno de los egresados que prefiere no ser nombrado en este texto. Cuenta que desde hace más de 10 años, cuando entró a la rectoría Germán Sierra, “los procesos administrativos se volvieron flojos, deteriorados, lentos, y la asignación de la planta docente se hace “a dedo”, a pesar de la convocatoria pública. Quitan y ponen profesores de acuerdo a sus intereses”.

Cuenta también que la Universidad siempre ha estado dividida: los estudiantes que están a favor de la administración y los que han liderado procesos en contra de la dinámica politiquera y corrupta que existe dentro. Además, dice que es de conocimiento público que los que pertenecen al primer grupo y que hacen parte del cuerpo de representantes estudiantiles escogido democráticamente ante el Consejo Superior, una vez terminan sus periodos aterrizan en un puesto administrativos de la institución.

No es primera vez que la Universidad de Cartagena es cuestionada. Es bien conocido que el aparato burocrático de la universidad tiene un presupuesto altísimo porque es una de las universidades públicas con más vice rectorías del país. Además, ha tenidos escándalos financieros, como el desfalco electrónico de 2009, en el que se robaron mil setecientos millones de pesos y los encontrados culpables hasta la fechas son el entonces tesorero, Germán Herrera, y un “hacker”, William Medrano Emiliani. También se vieron vinculadas otras 23 personas que prestaron sus cuentas para realizar la transacción.

Entre otros procesos jurídicos adelantados contra la Universidad se encuentra un caso de 2013, cuando encontraron en las cuentas de la institución un sobre costo en el valor por compra de bombillos para los salones y para todas las áreas de las institución. También ha habido una serie de tutelas por parte de estudiantes a los que se les quitaron el cupo sin dar justa causa, presuntamente para dar el cupo a alguien más.

En la mañana del 10 de septiembre salió publicado en El Universal un artículo en el que el rector Parra Chacón afirma que hay intereses externos en la protesta y dice: “en las protestas hemos notado la presencia de aspirantes al Consejo y simpatizantes de grupos políticos locales”. Según algunos de los casi cincuenta líderes estudiantiles que organizan la protesta, esto es una forma de desacreditar lo que hacen, porque, según ellos, puede que haya presencia de políticos en las actividades, pero los objetivos de los estudiantes son claros.

Uno de esos lideres, Eduardo Cárdenas, notorio entre la multitud por alto, flaco,  con su mochila cruzada en el pecho, caminó hasta un lugar medianamente silencioso para contar desde la perspectiva de los estudiantes lo que está pasando. “El principal disparador es la falta de docentes en la facultad de ciencias exactas, desde ahí nace el movimiento. Después los demás nos preguntamos ¿qué es lo que nos hace falta?”

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Claustro San Agustín – Sede Centro

Cárdenas cuenta que mientras está sentado en la cafetería contando esta historia, la Asamblea General de estudiantes está trabajando los puntos que quiere negociar: el mejoramiento de la infraestructura y la contratación de más docentes de planta. Lo que tienen que decidir en esa reunión que comenzó a las dos de la tarde y terminará a las cinco treinta, es qué harán en caso de no conseguir aprobación de la Universidad a sus peticiones. Sobre la negociación propuesta por la Universidad el día 8 de septiembre, dice “el rector se comprometió a no atentar contra la movilización estudiantil y las propuestas del estudiantado, pero con el comunicado de ayer hizo totalmente lo contrario”.

A las 6:30pm Cárdenas contó por  teléfono que la decisión final de la Asamblea General era irse a cese indefinido de actividades y a contar que mañana en la mañana saldrá el comunicado notificando el pliego de peticiones a la administración de la Universidad dirigido al rector Parra Chacón. Además señaló que están programando movilizaciones masivas en la ciudad, comenzando con una mañana, 11 de septiembre, con una marcha desde la sede de Piedra de Bolívar hasta hasta la de San Agustín en el centro de la ciudad.

“No es para tanto”, escuché decir a algunos profesores preocupados, refiriéndose a la actitud de los estudiantes que parecen tener intensión de ir hasta las últimas consecuencias. La respuesta general que he encontrado a esa pregunta ha sido: si no es ahora, entonces ¿cuándo?

La Universidad de Cartagena tiene aproximadamente 25 mil estudiantes, y  fundada en 1827, es la más antigua en la región Caribe y una de las tres más antiguas del país.

 

 

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