Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Por trece razones o la persuasión al suicidio

Por trece razones es una serie reciente de Netflix que ha tenido mucho éxito. Y es comprensible, pues trata del matoneo en los colegios, un tema al que hoy prestamos atención. En la serie, una joven deja grabados trece casetes y se suicida. En cada uno de estos, la protagonista le cuenta a cada uno de sus compañeros implicados el tipo de agravio que recibió de él. Los trece casetes revelan las razones por las cuales tomó esa decisión.

La serie es interesante, aunque, desafortunadamente cada episodio se extiende innecesariamente con escenas de relleno, largas e insulsas, que no agregan información y tampoco están allí para crear un clima. Como los personajes son interesantes, y el espectador quiere conocer las distintas formas de matoneo, se aguanta hasta el final. ¿Quién no lo ha vivido o presenció durante su época escolar? Después de observar la serie, es imposible no pensar en la soledad de los jóvenes, no solo de verdaderos amigos, sino de consejeros. Es evidente la carencia de ayuda y dirección emocional que hay en sus vidas. Los jóvenes guardan en secreto sus vivencias más aterradoras, lo que es lamentable. Parecería que los padres son, de las personas que rodean a un adolescente, quienes más lo desconocen, quienes más lejos se encuentran emocionalmente de él.

Ver la serie, para un joven, puede ser una manera de explorar en su conciencia, y además, una manera de ponerse en los zapatos del otro. El tema es importante para ellos, y así lo expresan cuando se les pregunta. El aspecto negativo radica en que exista la posibilidad de que se pueda invitar al suicidio; que lo muestre como una solución deseable para la desesperación. Debido a su poca experiencia, el joven cree que no existen buenas soluciones a los problemas. Hay que haber vivido para saber que después de la tormenta sale el sol, que no es tan difícil recuperarse de una pena de amor, o del desprecio, o de la burla, o de los sentimientos de inferioridad o de malestar que da notar todos esos aspectos que nos hacen distintos de los demás. El joven no sabe que es muy alta la probabilidad de que lleguen tiempos mejores, otras personas, y que la vida da muchas vueltas.

Algunos sicólogos creen que los jóvenes son más susceptibles y propensos a copiar comportamientos negativos, contraproducentes, si los perciben como especiales, glamorosos, rebeldes, importantes o llamativos. Los adolescentes son fuertes imitadores, altamente influenciables por las modas o las tendencias. Como dice el dicho popular: Ser joven es ser rebelde tratando, por todo los medios, de parecerse a los compañeros. Según David Shaffer, profesor de psiquiatría infantil de la Universidad de Columbia y director de la Unidad de Investigación del Suicidio del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York, las noticias sobre suicidios vuelven el suicidio más atractivo para los adolescentes en riesgo de cometerlo. Muchas veces, en la prensa, en el cine, en la radio, a los suicidas se los muestra como especies de mártires, o lo que es peor: de héroes.

El suicidio puede ser un fenómeno contagioso, dice Dr. Phillips. Existe la idea de que cuando Goethe publicó en 1774 su corta novela Los sufrimientos del joven Werther, en la que el protagonista se suicida debido a un amor no correspondido, aumentaron los suicidios en los que se observaba la emulación de los accesorios, vestidos y hasta del arma que usa en la novela el joven despechado; e incluso, se dice que algunos de los muertos llevaban la novela en la mano.

Según Dr. Phillips, en una serie de estudios se encontró un aumento significativo en los suicidios, después de que apareciera en las noticias un caso bien publicitado; y el aumento fue mayor entre los adolescentes, independientemente de la edad de la primera víctima. Dr. Phillips considera que en el mes siguiente después de que aparece el suicidio en la noticias aumenta la taza de estos en un 2% en promedio, y alrededor del 7%, entre los adolescentes. Cuando la persona es famosa, como Marilyn Monroe, la tasa puede alcanzar un 12%.

Estos estudios han generado muchas dudas, pues después del suicido de Kurt Cobain no ocurrió lo esperado, y pocos suicidios más publicitados y “glamorosos”. El investigador Gerard Sullivan asegura que la creencia de que el suicido es contagioso se debe a malas observaciones, a un mal análisis de datos. ¿En qué categoría caerán el suicidio colectivo de las 900 personas que tomaron cianuro para complacer al religioso Jim Jones en el famoso caso de la secta Templo del Pueblo, o los suicidios debidos al juego de la Ballena azul? Son inquietudes que nos acosan.

 

 

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