Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Qué hacer para tomar buenas decisiones

No las tome solo, consulte con otros, busque expertos, si se puede. Tomamos malas decisiones porque confiamos demasiado en lo que ya sabemos, no reconocemos el tamaño de nuestra ignorancia, somos muchas veces ciegos a las evidencia y, además, somos ciegos a nuestra ceguera.

Se han hecho experimentos que muestran que dos cabezas ven, oyen y deliberan mejor que una. A una pareja de probandos se les proyecta una imagen difícil de percibir, ellos deben decir cuándo aparece la imagen y cuándo no aparece. En la vida diaria, todos hemos discutido si tocaron o no a la puerta. Efectivamente, entre dos personas los errores disminuyen. Los sentidos nos engañan, no son confiables, pero es más difícil que el engaño se dé simultáneamente en dos cerebros, por eso, al discutirlo con otra persona es más probable acertar sobre lo percibido. Y esto es entre dos, cuando se trata de un grupo, la posibilidad de tomar una mejor decisión aumenta.

Es fácil engañar a una persona, pero es difícil engañar a un grupo. Por otro lado, las distracciones ocurren individualmente. Por eso deliberar en grupo es de cierta manera un antídoto contra las distracciones. Otra ventaja de tomar decisiones en grupo es que la información de cada persona suma, se delibera sobre una gran cantidad de información; además, el trabajo en grupo tiende a disminuir los sesgos inconscientes que cada persona trae, y que afectaría su decisión individual.

En los grupos se discute, esta es una de las mejores herramientas que existen para tomar buenas decisiones, la discusión. La discusión obliga a encontrar argumentos para apoyar las ideas, haciéndolo, la persona se da cuenta de lo que en realidad sabe y piensa; además, permite hacer lo que no se puede hacer cuando se está solo: discutir consigo mismo. La discusión puede mostrar los errores que cada uno comete de análisis, síntesis o percepción.

Los grupos tienen sus debilidades. Una es que haya intereses debajo de la mesa, que las cartas no estén visibles para todos. Algunas veces se toman decisiones erróneas porque se supone una posición dominante y los miembros del grupo se sienten atemorizados a ir en contra de la idea dominante. También se llega a malas decisiones cuando la comunicación se interrumpe por causa de las diferencias sociales o culturales entre los miembros del grupo; incluso, a veces, por diferencias en el manejo del lenguaje. Lo que significa una palabra para unos no es lo que significa para los otros. La comunicación en los grupos debe ser redundante, o sea, debe llegar por varios medios, repetida de formas distintas, para que se acuerde sobre lo que se piensa: esto para empezar. Los grupos deben evitar fallas en la comunicación. Por ejemplo, en una reunión en la que se mencionaba a David Copperfield, la interpretación varió: para los jóvenes se trataba del ilusionista que desaparece gente en el escenario, para los mayores se trataba de la novela escrita por Charles Dickens. Las decisiones importantes se deben tomar en grupo o al menos con la pareja y amigos.

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