Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Los pulpos son inteligentes

Somos tan antropocéntricos que nos queda muy difícil descubrir, incluso, sentir interés por animales que luzcan en su apariencia muy distintos de nosotros; en cambio, un chimpancé bebé nos despierta tanta ternura o casi tanta como un bebé humano. En las universidades australianas de Murdoch y Curtin se analizaron los estudios que hacen los zoólogos y biólogos; se revisaron más de catorce mil libros y artículos sobre 330 especies mamíferas en Australia, y se descubrió que el 73 % de las investigaciones estaban dedicadas a los animales bonitos y tiernos, como ositos koalas y canguros. Un 11% de los estudios recaían sobre roedores y murciélagos; muy pocos, a pesar de que son especies que pueden tener gran importancia en el equilibrio ecológico. A pesar de tal preferencia, el pulpo, aunque bastante feo, ha logrado atraer nuestra atención, y después de algunas investigaciones realizadas (todavía es necesario hacer más) nos hemos dado cuenta de que este extraño animal se destaca por su inteligencia. La vía por la cual ha evolucionado su inteligencia es tan distinta de la nuestra que abre un campo al estudio de esta y de la conciencia.

El pulpo, su morfología, en relación con la humana, se define como el conjunto de una blanda e informe cabezota de la que salen ocho brazos o pies, dependiendo de cómo los llamemos. La palabra griega októpus significa ocho pies. En la palabra octopodos podemos separar el octo, que es ocho, de los y podos, que significa pies.

Recordemos que en la evolución humana, liberar las manos —y desarrollar un dedo que se opone a los otros y permite asir con precisión— fue un aspecto crucial en el desarrollo de la inteligencia. Bueno, los pulpos son capaces de asir con precisión. Pueden juntar una ventosa con otra y agarrar lo que les plazca, así que tienen un centenar de pinzas o “dedos” para manipular objetos y asirlos. En el hombre, algunas células del cerebro están en los ojos. En los pulpos, dos terceras partes de las neuronas están en los tentáculos. Estos son sensibles, tocan y mandan información al “cerebro” o células nerviosas que se encuentran allí mismo; esto quiere decir que sus brazos piensan, toman decisiones sin que la información llegue a la cabeza. El movimiento voluntario necesita células nerviosas, casi siempre ubicadas en un cerebro. El cerebro evolucionó, en un principio, para decidir la dirección del movimiento.

Al respecto, no se pierdan esta conferencia en TED: https://www.ted.com/talks/daniel_wolpert_the_real_reason_for_brains?language=es

Los pulpos son inteligentes porque aprenden, y utilizan lo aprendido para sobrevivir. Lo son porque resuelven acertijos, porque acumulan información sobre el entorno y toman decisiones para relacionarse con este.

A los pulpos les gustan las almejas y los mejillones. Pero los mejillones son más fáciles de abrir, entonces los prefieren. El caso es que utilizan distintas técnicas para abrirlos, según la dificultad, y primero escogen lo que están más fáciles de abrir y luego se dedican a los más difíciles; además, cambian de estrategias para hacerlo, e implementan algunas muy ingeniosas y creativas. La mayoría de los animales repiten una y otra vez lo que saben hacer, independientemente de que obtengan o no resultados. Los pulpos, cuando una estrategia no les funciona, ensayan otra nueva. Además, les gusta jugar. Se ha visto que utilizan objetos que los experimentadores meten en el tanque donde los tienen, para tirarlos lejos, para jugar con ellos, aparentemente sin ninguna finalidad utilitaria. Hacen como los humanos: experimentan por el placer de hacerlo.

Observarlos haciendo locuras en: https://www.youtube.com/watch?v=pvzOAnfzR90

También les encanta desbaratar objetos que los investigadores introducen en los tanques donde los están estudiando. No hay objeto que sobreviva intacto, se ha reportado. Son animales curiosos y se relacionan con las personas usando la memoria y capacidad de reconocimiento. En un experimento en el que distintos buzos se metían a un acuario, algunos de ellos para alimentar a los pulpos y otros para hostigarlos con palos, al cabo de unas pocas experiencias, los pulpos se acercaban, desde que se metían al agua, a los que los alimentaban, mientras que huían de los hostigadores.

Saber esto sobre los pulpos hace difícil pasar por la garganta cada brazo inteligente, no importa si nada en aceite de oliva, preparado a la gallega o en limón y pimienta, en un ceviche.

Ocho brazos, ocho rarezas de los pulpos en el próximo blog.

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