Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Las parejas que se quieren

Los que se han puesto a estudiar las relaciones de pareja que duran más de cuatro años (parece que estamos diseñados para estar enamorados cuatro años y después de ahí aburrirnos) están de acuerdo en afirmar que las condiciones que se presentan a continuación se cumplen.

Las buenas parejas muestran que en una proporción cinco a uno se hacen gestos agradables contra los desagradables. La aritmética del amor es 5/1: un gesto desagradable lo compensan cinco agradables. Los gestos agradables pueden ser una sonrisa, un abrazo inesperado o una ayuda extra que muestra deseo de colaboración, más efectiva incluso si no se está pidiendo. Entre los gestos desagradables se cuentan las críticas, las burlas, la indiferencia, la negatividad.

Las buenas parejas se escuchan mutuamente con atención. Se hacen preguntas y se atienden las respuestas. Se pueden atender las respuestas mientras se mira la TV o se lee el periódico, pero las parejas duraderas suspenden lo que están haciendo para poner atención a la respuesta. Las buenas parejas intercambian miradas cuando hablan. En cada interacción se puede tratar de aumentar la relación con el otro o de alejarse y evadirla. Si atendemos en un 30 %, dicen los expertos, la relación tiene un mal futuro, en cambio, si al menos atendemos en un 80 %, las cosas pueden perdurar. Se dan señales de que se “ve” al otro, pues hay miradas, frases cortas, sonrisas y risas. Las buenas parejas conversan, comentan chismes, noticias, actividades, experiencias, lecturas…

En general, los que duran como pareja separan las peleas de los otros aspectos de la vida. No importa que estén disgustados, cada uno muestra que sigue considerando al otro importante y lo demuestra. Como en el dilema del prisionero ambos siguen colaborando, pues confían en que el otro va a colaborar, saben que la pelea es circunstancial y fugaz.

Las buenas parejas ignoran lo malo y aplauden lo bueno del otro. Algunas personas enfocan su atención en los aspectos negativos y olvidan todo lo demás (así las relaciones son de corto vuelo). Simplemente porque la pareja es desordenada se olvida que es dulce y generosa. Como ocurre con la educación: reforzar con gestos, gratitud y palabras lo que nos gusta del otro hace que ese comportamiento se vuelva más común.

Las buenas parejas son pacientes entre sí, saben que es imposible cambiar al otro, así que no lo intentan, soportan las diferencias con paciencia. Cuando uno de los dos está de mal humor, el otro ignora la situación y espera a que esta se modifique; no exige que su estado de ánimo cambie al instante, porque ya se pidió perdón, por ejemplo.

Se ha visto estadísticamente que en las relaciones estables, la mujer es un poco más delgada y más atractiva fisicamente que el hombre, relativamente.

Las buenas parejas no olvidan la etapa del cortejo y de vez en cuando se dan pequeños regalos, se tienen sorpresas y se hacen invitaciones.

La admiración es uno de los principales componentes de una relación. Cuando se considera al otro muy valioso, es más fácil sobreponerse a la aburrición, a la habituación y a las diferencias.

 

Más información en:

John Gottman: Siete reglas de oro para vivir en pareja.

Cómo ser un mejor esposo

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