Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Las histerias en facebook

Hay que mantener cierta distancia con todas las noticias que se reciben. Es recomendable conocer un buen número de opiniones encontradas, y sobre todo, tal vez lo más importante, no apresurarnos a juzgar. La historia humana también se puede contar como la historia de las mentiras humanas. Donde hay hombres, hay farsas e historias distorsionadas que luego son acomodadas a los propios intereses. 

Por qué no esperamos a saber más, antes de correr a dar gritos histéricos reclamando justicia por un hecho del cual no conocemos, no tenemos suficientes elementos para juzgarlo. No deja de ser sorprendente lo crédulos que somos y lo pronto que actuamos para alimentar el fuego.

Un caso fabuloso sobre las dimensiones que pueden llegar a tomar las historias en Facebook apareció en el LA Times, el 13 de mayo de este año.

Un señor en Utah, USA, Jeremy Trentelman, asegura no poder olvidar el momento en que perdió el control de su propia vida al publicar en Facebook una pequeña desventura con los funcionarios de la ciudad.

Este señor construyó en el jardín de su casa una especie de fortaleza hecha con cajas de cartón, para que sus dos hijos jugaran. Un día después de construirla le llegó una notificación de la ciudad en la que le pedían removerla en los siguientes quince días o pagar una multa de 125 dólares. A Jeremy (ofuscado) se le ocurrió escribir una nota en Facebook, buscando recibir algunos “me gusta” de los amigos. En un solo día la nota pasó a 1000 cuentas y luego se volvió viral, mutante e infecciosa.

Los medios sociales son naturales buscadores de “noticias”, pues a los seres humanos nos gusta lo extraordinario y el chisme. La gente pasaba la noticia adicionando comentarios en contra del gobierno, en contra de la policía y despotricando del supuesto maltrato a los niños. Entre los mensajes falsos, algunos dijeron que la policía se había presentado en la casa, con armas de fuego; que de las oficinas de la ciudad habían ido a derribar la fortaleza de cartón, que un juez había exigido arrasarla. Pero todo eran patrañas inventadas por desocupados; el mismo alcalde de la ciudad, Mike Caldwell, les había dado todo su apoyo y, así mismo, los funcionarios del orden.

La cosa creció y Jeremy no tuvo el alcance para desmentirla. Un sitio de Internet, BuzzFeed, se adueñó de la historia, y los periodistas de distintos noticieros comenzaron a llamar, cámaras de televisión invadieron su jardín, y lo invitaron a programas radiales para hablar del asunto. De  Gran Bretaña y China recibió correos electrónicos de gente que se ofrecía a pagar la multa, y hasta alguien abrió una página en Facebook llamada  ¡Apoyemos a Jeremy Trentelman! En esta y otras páginas similares se le sugería a la gente construir sus propias fortalezas, con cajas de cartón, por solidaridad. En un sitio Web fue nominado “padre del año”. El mismo Trentelman dijo que él no estaba resentido con los oficiales de la ciudad, es más, que pensaba que el trabajo que les tocaba hacer era ingrato. Pidió por internet calma, cuidado con las ofensas, y rogó por un mejor trato para todos los habitantes de su ciudad.

Hay que tener cuidado de no caer en trampas, es fácil difundir mentiras. Si el lector no está seguro de una especial información recibida, no la comparta, y al menos en él termina el chisme.

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