Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

La infidelidad de unos y otras

En la variedad de humanos hay un rango amplio que va desde los que practican casi a la perfección la monogamia hasta los que practican la poligamia como forma de vida. Hay unos pocos que son capaces no solo de ser constantes en el deseo por una sola persona, sino de amarla toda la vida, y con la misma intensidad. El 40% de humanos, en Occidente, son monogámicos seriados. Estos tienen una pareja, pero solo durante unos años, luego otra, y así. Hay quienes no pueden tener una sola pareja sin aburrirse mortalmente y perder rápidamente el interés sexual. Lo que dice la biología es que la especie humana tiende a la infidelidad; hasta los monogámicos son infieles si se presenta una oportunidad que no ofrezca muchos riesgos. Para algunas personas muy religiosas, la infidelidad acarrea un problema adicional: el pecado mortal. Para los no creyentes acarrea un problema nada superficial: el de perder a la pareja estable en aras de satisfacer el deseo de estar con alguien que a la larga puede no convenir, o que muchas veces no está interesado en contraer ninguna clase de compromiso.

Faithless. Una de las mejores películas sobre el tema de la infidelidad.
Faithless. Una de las mejores películas sobre el tema de la infidelidad.

No existe ninguna incompatibilidad entre ser infiel y amar a una persona. Lo sicólogos expertos en el amor, como la doctora Helen Fisher, aseguran que es perfectamente posible estar enamorado de una persona y desear a otra sexualmente. La evolución encontró el mecanismo del impulso sexual para llevarnos a una gama amplia de parejas, el mecanismo del amor romántico para ser capaces de concentrarnos durante un tiempo en una, y el mecanismo del apego para hacernos capaces de quedarnos con la misma, al menos durante el tiempo que dura la crianza de un hijo (cuatro o cinco años). No estamos diseñados para casarnos y ser felices, sino para reproducirnos con la mejor alternativa que encontremos, en el caso de las hembras. En el caso de los machos, la consigna es: aparéate con el mayor número de parejas posibles. De ahí se puede inferir que los hombres tienden a ser más infieles que las mujeres. Sin embargo, las estadísticas muestran un hecho que no deja de ser sorprendente: el 10% de los hijos de las parejas del mundo no son hijos del supuesto padre. Se deduce de ahí que las mujeres engañan a sus maridos más que lo que nos imaginamos. Lo que puede ser cierto es que las mujeres se cuidan más que los hombres de ser sorprendidas en la infidelidad, pues para ellas es más peligroso que para ellos.

The Beautiful Lie. Serie
The Beautiful Lie.

El amor romántico nos hace posesivos y celosos. La evolución ha encontrado maneras de hacernos cuidar a la pareja, para que se quede con nosotros durante el tiempo en que es dramáticamente importante contar con su aporte para sacar adelante una nueva vida. Estos son los mandatos, la voz de los genes que buscan su supervivencia. Los machos de la especie celan para no gastar recursos en la supervivencia de los genes de otro. Ellas celan para que ellos no gasten recursos en otras y sus respectivos hijos, en una prole que no les pertenece.

El sicólogo evolucionista Robert Sapolsky, en sus clases sobre sexualidad humana (en Stanford, y se pueden ver en Youtube), dice que cuando la gente encuentra el “amor de su vida” en sus cerebros se dispara el sistema de dopamina, la hormona del bienestar, del placer. Cuando pasan alrededor de cinco años, la habituación hace que el amado no produzca en el que ama la misma cantidad de dopamina; pero, si todo va bien, la empatía y la tranquilidad crecen. La pareja se convierte en algo así como “un buen sillón”: reconfortante, pero no “emocionante”. En ese momento la variedad, tener otros disponibles, se vuelve estimulante para la libido. A esto lo llaman el efecto Coolidge, a raíz de la siguiente historia (Wikipedia):

«…un viejo chiste sobre Calvin Coolidge cuando era Presidente… Al Presidente y la Sra. Coolidge les estaban mostrando por separado una granja experimental gubernamental. Cuando la Sra. Coolidge accedió al área de las gallinas, advirtió que uno de los gallos se apareaba con mucha frecuencia. Le preguntó al encargado por la frecuencia de estos apareamientos, y éste le respondió: «Docenas de veces al día». La Sra. Coolidge dijo: «Cuénteselo al presidente cuando pase por aquí». Tras habérselo contado, Coolidge preguntó: «¿Con la misma gallina cada vez?». La respuesta fue: «Oh, no, señor Presidente; con una gallina distinta cada vez». Coolidge concluyó: «Cuénteselo a la Sra. Coolidge».

Entender cómo somos es importante para evitar desgracias, para ser capaces de ver los actos nuestros y los ajenos sin exageraciones, y entonces poder llevar los juicios y venganzas a sus debidas proporciones.

Noticia en la Revista Semana

“Los colombianos definitivamente o son enemigos de casarse o son muy infieles. The Economist reveló recientemente cuál es el porcentaje de hijos nacidos fuera del matrimonio y Colombia ocupa el primer lugar. El 84 por ciento de los niños que nacen en el país no tienen a sus papás casados. En Francia, esa cifra es del 59 por ciento; en Estados Unidos es del 40; y en Alemania, del 21 por ciento. El país que sorprende por su nivel de compromiso con la institución conyugal es Japón, donde solo el 2 por ciento de los hijos nacen por fuera del matrimonio”.

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