Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Entrevista al biólogo molecular Nathan H. Lents, escritor del libro Errores humanos

El Dr. Nathan H. Lents es profesor de biología molecular en el Jay College, The City University of New York. Es autor de dos libros: Not So Different: Finding Human Nature in Animals (2016), en español: No tan diferentes: encontrar aspectos de la naturaleza humana en los animales y Human Errors: A Panorama of Our Glitches, from Pointless Bones to Broken Genes (Errores humanos: un panorama de nuestros problemas, desde la posesión de huesos sin oficio hasta genes inservibles). El doctor Lents escribe en: el Blog The Human Evolution Blog, Psychology Today y es presentador del pódcast: This World of Humans.

En la revista Semana y en algunos periódicos en Colombia ya se ha hablado de su más reciente libro Errores humanos: un panorama de nuestros problemas, desde la posesión de huesos sin oficio hasta genes inservibles. En este libro, Lents explica con muchos ejemplos los detalles anatómicos humanos mal diseñados, que si fueran producto de un diseñador inteligente no podríamos pensar que lo es; que en cambio, si pensamos que son productos de la atravesada evolución podemos inferir aspectos de nuestra saga evolutiva de cuatro mil millones de años. Lents revisa el diseño del ojo humano, de las cavidades nasales, de la forma de la laringe, de los huesos del cuerpo, de las manos, la columna vertebral,  las dificultades que tenemos para reproducirnos y no solo el aspecto de “parirás con dolor tus hijos”. Además, va dando una lista de órganos que no tienen utilidad pero la tuvieron en el pasado: músculos, ganglios linfáticos, nervios que toman caminos extraños, etc.

Ana Vélez: Son precisamente estos ejemplos de las imperfecciones en el diseño humano los que revelan asuntos muy interesantes y específicos de nuestro pasado evolutivo, ¿cómo explicas que siendo tan defectuosos como somos haya gente que crea que somos el diseño perfecto de un Dios que nos hizo a su imagen y semejanza?

Nathan Lents: No creo que las creencias religiosas tengan que interferir con la comprensión y aceptación de la realidad científica sobre el mundo, así como sobre nuestros cuerpos y mentes. Algunas personas no están de acuerdo. Creen que la biología, la geología y la astronomía amenazan su fe sobre cómo el universo, el mundo y los seres humanos llegaron a existir. No puedo hablar por ellos, pero solo existe un conflicto entre la ciencia y la religión cuando las personas eligen interpretar textos religiosos antiguos de una manera estrictamente literal. Por supuesto, las personas son libres de hacer eso, pero existe una abundancia abrumadora de evidencia de que las palabras exactas de las Escrituras no pueden ser literalmente verdaderas. La gente debe saber que elegir interpretar la Biblia literalmente requiere un rechazo completo de las verdades científicas básicas. La misma base de conocimiento en la que se asienta la evolución es la que soporta la biología, incluida la medicina. La misma base de conocimiento sobre astronomía y física opera en comunicaciones satelitales y tecnología GPS. Si nos equivocáramos sobre cómo medir la edad del Universo, entonces sería un misterio el cómo funcionan nuestros satélites, a pesar de que los construimos. Obviamente, esto no tiene sentido, así que creo vamos muy seguros cuando creemos en la ciencia.

Ana Vélez: Me pregunto qué piensas del mal diseño de la mente humana, de la moral humana, del que seamos egoístas, ventajosos, corruptos y vengativos. ¿Dedicas apartes de tu libro a estos temas? Para convivir en paz tenemos que crear leyes que nos obliguen a portarnos de una determinada manera, e inventar castigos para quienes no obedecen, precisamente porque no fuimos creados “buenos moralmente”.

Nathan Lents: No cubro la moralidad, per se, en este libro, aunque lo hago en mi primer libro, «No tan diferentes». Sin embargo, sí analizo el equilibrio entre competencia y cooperación. Tú mencionas algunos comportamientos antisociales, pero también somos capaces de tener comportamientos muy pro-sociales e incluso desinteresados. El truco es crear estructuras sociales que promuevan los comportamientos cooperativos y desalienten los antisociales. La cooperación es excelente, pero también da lugar a los gorrones. La competencia nos mantiene funcionando bien, pero puede llevar a un innecesario dolor y sufrimiento. Es un equilibrio y cambia con el tiempo. Además, las leyes y sistemas que mencionas no son exclusivos de los humanos, en absoluto. Otros animales sociales tienen códigos de conducta que deben se aprendidos cuando los animales están jóvenes. Los animales, desde los lobos hasta los elefantes y los simios, tienen reglas, castigos, formas de disculpa y de reconciliación. Estos no son inventos humanos. Por tanto, modelar el comportamiento para que sea más cooperativo y beneficioso para el bien común es algo que hacen todos los mamíferos sociales.

Ana Vélez: En tu libro dices que ser omnívoros es un defecto, sin embargo, algunas personas creen que es una ventaja, ya que si comes de todo, el mundo te ofrecerá siempre alguna opción para no morir de hambre. Si comes de una sola cosa, como le ocurre a los pandas o a los koalas que se alimentan casi exclusivamente de bambú en el primer caso y de eucalipto en el segundo, se corre el riesgo de morir de inanición si una plaga llegara a exterminar esas plantas. Por eso son buenos los tacos mexicanos pues si no te gusta el arroz rellenas la tortilla con fríjoles, si no comes aguacate, le pones tomates; y al final estás lleno y satisfecho.

Nathan Lents: A nivel personal, ¡estoy absolutamente de acuerdo con que la variedad es la sal de la vida! Pero, más seriamente, tienes razón en que la adaptación a un solo alimento específico puede dejar a una especie muy vulnerable si algo le sucede a esa única fuente de alimento. Si hay una plaga que mata la mayor parte del bambú en una región grande, los pandas se morirán de hambre. Esta es una de las grandes ironías de la evolución y la vemos una y otra vez… la especialización puede ser el camino hacia un gran éxito, permitiendo a una especie dominar por completo un cierto nicho ecológico. Sin embargo, cuando las cosas cambian, los especializados se meten en un gran problema. Los humanos hicieron lo opuesto, evolucionamos para convertirnos en grandes generalistas y podemos prosperar alimentándonos de una gran variedad de dietas. Sin embargo, lo que quiero decir en el libro es que ser generalista también tiene un costo. Porque una vez la especie se acostumbra a una dieta variada, después de muchas generaciones, se vuelve dependiente de la variedad. Esto se debe a que los alimentos proporcionan todo tipo de micronutrientes, lo cual lleva a que nuestros cuerpos pierdan la capacidad de producir ellos mismos esos micronutrientes. Nuestra necesidad dietética de las vitaminas C, D y B12, y el calcio mineral, son realmente extrañas y lo que ocurre con estas solo tiene sentido si consideramos que vivimos y evolucionamos durante millones de años frente a un plato de ensalada gigante, frente a una cornucopia de alimentos nutritivos. Nuestros cuerpos se volvieron perezosos.

Ana Vélez: Tenemos muchos huesos en nuestras manos, ¿no es por tener muchos huesos el que las manos sean más ágiles aunque además sean frágiles? Pensemos en una mano con tres o cuatro huesos, quizás tiene menos posibilidades de fracturarse pero no podría hacer música ni arte ni llevaría al desarrollo de la inteligencia. Así que hay aspectos donde la ventaja le gana a la desventaja, ¿qué puede comentar al respecto?

Nathan Lents: La evolución ha hecho un gran trabajo optimizando el diseño de nuestras manos y pies, pero si miras el tobillo y la muñeca, son diseños realmente torpes, y todos los huesos inútiles que tienen crean puntos de debilidad y también limitan el movimiento y la rotación. El tobillo está especialmente mal diseñado para el trabajo que hace.

Ana Vélez: Un dios o diseñador inteligente no habría hecho el dimorfismo sexual con tanta desventaja para la mujer: ser menos fuerte y tener que cargar con el costo energético de la reproducción, además de la menstruación. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Nathan Lents: El dimorfismo sexual tiene ventajas y desventajas. Si bien es cierto que las mujeres soportan una mayor carga debido al embarazo y el parto, los hombres tienen sus propios problemas también, lo que se hace evidente en el hecho de que son menos longevos. Los hombres jóvenes son propensos al comportamiento arriesgado y tonto, por ello muchos han perdido la vida. Los hombres mayores son más propensos a las enfermedades cardíacas y a los accidentes cerebrovasculares. Incluso, refiriéndonos a la reproducción y a la vida familiar, muchas culturas han implementado la poligamia (un hombre con muchas esposas). Si nos sentimos tentados a pensar que es grandioso para los hombres, recordemos que la competencia entre hombres en esa situación es mucho mayor. Mientras unos pocos hombres ganan en grande, la mayoría quedan excluidos por completo del matrimonio y de la reproducción.

Ana Vélez: Ken Ham es un reconocido creacionista que se opone a las ideas de tu libro. Dice, por ejemplo, que “en su intento de mostrar descendencia común, los evolucionistas a menudo enfatizan las pequeñas similitudes entre humanos y animales e ignoran las diferencias masivas que nos separan de los animales”. Tú, que precisamente escribiste un libro sobre las similitudes entre los sentimientos animales y humanos, ¿qué respuesta tienes para él?

Nathan Lents: Respondí a sus críticas con una publicación en mi blog, pero no me ha respondido. En primer lugar, él está absolutamente equivocado al decir que los biólogos ignoran la enorme diferencia entre los humanos y los otros animales. La cuestión de la conciencia, el pensamiento simbólico y el razonamiento avanzado es una de las mayores áreas de investigación en la que trabajan muchos científicos. La cuestión de cómo los humanos llegaron a ser tan diferentes es la más importante pregunta de la antropología. Dicho esto, fuera del tema del pensamiento consciente, existen sorprendentes similitudes en el comportamiento humano y animal que los creacionistas parecen ignorar. Debido a su necesidad de ver a los seres humanos como totalmente diferentes, son ellos los que ignoran  las evidencias, como los comunes fundamentos emocionales de la conducta entre los animales sociales. Estamos aprendiendo que los animales son capaces de hacer mucho más «razonamiento avanzado» del que alguna vez creímos posible, por lo que el abismo entre los humanos y otros animales se está reduciendo. Esto tiene mucho sentido dado nuestro ancestro común con otros animales. Aquellos que niegan el ancestro común de todas las formas vivas tienen que creer en muchas cosas extrañas para explicar las observaciones diarias sobre la vida en la tierra. Simplemente, no hay ninguna evidencia de «Diseño Inteligente» y hay montañas de evidencia para la ascendencia y la evolución comunes. Hay un patrón predecible de cómo procederán las críticas de los creacionistas durante las próximas dos décadas. Negarán, negarán, negarán y argumentarán, argumentarán y argumentarán, mientras que los científicos continúan haciendo su trabajo recopilando e interpretando evidencia. Entonces, una vez que la evidencia sea realmente aplastante, los creacionistas dirán: ¿y qué? Y pretenderán que nunca se opusieron a la idea.

Ana Vélez: Ken Ham cree que tus ideas están dirigidas por la hipótesis de que la evolución es real, que ocurrió, y alega que todo sería distinto si esa suposición se modificara, ¿cuál es tu respuesta a eso?

Nathan Lents: Es cierto que la ciencia opera con suposiciones, pero no solo ciencia, todas las formas de interrogación lógica e intelectual implican suposiciones. Sin embargo, las suposiciones forman la base de la experimentación futura y por tanto se prueban repetidamente cada vez que hacemos un experimento. La forma en la que Ken Ham toma la palabra «suposición» parece implicar que se trata de una verdad tomada como tal automáticamente y no probada ni criticada. Es lo opuesto a cómo funcionan las suposiciones en la ciencia. Debido a que estas son la base de las hipótesis futuras, cuando esas hipótesis se prueban, las suposiciones subyacentes también. Si las suposiciones fueran incorrectas, las hipótesis también lo serían y el experimento lo revelaría. La teoría de la evolución y el ancestro común es la suposición subyacente en miles de experimentos realizados en todo el mundo, todos los días. Hasta el momento, ninguno de estos millones de experimentos ha refutado la teoría, y todos, en cambio, la han sustentado. En este momento, simplemente hay demasiadas pruebas que apoyan la evolución, suficientes como para considerarla un hecho comprobado. No es sorprendente que personas como Ken Ham usen las palabras «teoría» y «suposición» incorrectamente porque no son científicos. Odio ser cruel, pero cuando se trata de biología, Ken Ham no tiene ni idea de lo que está hablando.

Ana Vélez: En tu libro No tan diferentes explicas similaridades entre los sentimientos que llamamos más humanos y sentimientos que se han medido y estudiado en animales, ¿por qué no nos cuentas sobre los más interesantes e inesperados?

Nathan Lents: Muchas personas se sorprenden al saber que los animales forman relaciones amorosas y comprometidas, amistades y relaciones de pareja, y que luego sienten una profunda pena cuando esas relaciones se pierden. La mayoría de las personas también se sorprenden al saber que los animales entienden lo que es la justicia y la equidad, e insisten en mantenerlas en sus transacciones sociales. La cultura del comportamiento de los animales implica reglas, etiqueta, castigos, reconciliación, etc. Tienen un entorno social rico y sus comportamientos no son puramente instintivos. Los animales aprenden a comportarse en sus respectivas sociedades, al igual que nosotros. Los científicos recién ahora comienzan a apreciar cuán ricas son las culturas sociales de los otros animales. Podemos esperar ver muchos descubrimientos más emocionantes en el futuro.

Ana Vélez: ¿Están tus libros traducidos al español?, ¿se consiguen en Amazon?

Nathan Lents: Ambos de mis libros están en Amazon. No creo que ninguno de los dos esté traducido al español todavía, pero espero que lo estén pronto. ¡Yo también hablo español, aunque no perfectamente, y ¡me gustaría tener estas conversaciones en cualquier parte del mundo!

Ana Vélez: Gracias, profesor Lents, por atenderme.

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