Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

De la misma sangre

La menstruación es subproducto de un diseño nada inteligente. A la hembra del animal humano le toca soportar tres cosas horriblemente duras: la menstruación, el embarazo y la lactancia. Algunas mujeres se echan el cuento, el pajazo mental, de que el sufrimiento que ocasionan depende de la actitud que ellas tomen. La verdad es que por buena actitud que se tenga al respecto, por más que se acepte con resignación (¡qué más remedio nos queda!), no dejan de ser dolorosas física y sicológicamente.

Recientes estudios han mostrado que algunos cólicos menstruales son tan dolorosos como un ataque cardíaco. Así lo asegura el  profesor de salud reproductiva en el University College London, John Guillebaud, admitiendo, además, que los asuntos médicos que conciernen exclusivamente a las mujeres obtienen muchos menos recursos  económicos para investigación que los que sirven a ambos sexos o al exclusivamente masculino. Según Guillebaud, la medicina ha dedicado muy poco esfuerzo investigativo en  prevenir y disminuir el dolor menstrual, y todavía menos en el diseño de tampones, copas y toallas sanitarias, pues todavía sus diseños son rudimentarios. Ha sido también estudiado, y es discriminatorio, que en los hospitales, médicos y enfermeras atiendan, sin la seriedad requerida, los dolores abdominales relacionados con el aparato reproductor femenino.

Por otra parte está el problema de que la menstruación sigue siendo un tema tabú en muchos lugares del tercer mundo. Un tema que se considera vergonzoso, sucio e innombrable. A las niñas no se les enseña ni se les explica lo que prontamente van a experimentar y que las acompañará la mitad de sus vidas. Cuando llega la primera menstruación las toma muchas veces de sorpresa y llegan a pensar que están mortalmente enfermas. En India, en muchas regiones, no se habla del asunto en casa; las mujeres deben esconder que tienen el período, muchas no tiene acceso a toallas higiénicas ni tampones, y utilizan pedazos de tela que deben lavar y secar para reutilizar luego, con el peligro de desarrollar hongos e infecciones, debido a la imposibilidad de tener las medidas de higiene necesarias. Con el período se crean mitos, como que no se deben comer ciertos alimentos ni hacer merengue, pues las claras no suben. En India, el 85 % de las mujeres sufre algún tipo de opresión debido al período. Las niñas menstruando no se pueden sentar en las camas; deben lavar las sábanas todos los días, aunque no se hayan manchado; no se les permite el acceso a muchos lugares ni tocar ningún objeto religioso; las niñas deben comer y lavar sus platos, lejos de todos los demás miembros de la familia, como si tuvieran una enfermedad contagiosa. En la antigüedad era peor: en el viejo testamento una mujer menstruando estaba “sucia” y debía retirarse de la vida práctica durante siete días. La sangre de la menstruación no está sucia, es la misma sangre del resto del cuerpo, solo contiene fragmentos de endometrio. No olvidemos que el destino de la mujer antes de la liberadora y revolucionaria píldora anticonceptiva era permanecer en embarazo desde la primera menstruación hasta casi la última. Solo muy recientemente se menciona el tema en la historia médica. Tener el período no es nada cómodo, pero tampoco debería avergonzarnos. Algunos piensan que si a los hombres les ocurriera, lo exhibirían como un momento del mes en el que harían exhibición de su masculinidad.

El año pasado se hizo una protesta frente al parlamento Americano para que los tampones y toallas no pagaran la taza de impuestos que pagan los artículos de lujo. Porque no lo son, así que deben estar al alcance del bolsillo, tener un precio razonable, pues no son un lujo, son una necesidad. Steven Tyler, el cantante de Aerosmith, una vez dijo: si los hombres sangraran, ¿no serían gratis los tampones?

Además de la discriminación que genera el tabú, están el malestar sicológico, el mal humor, la desconcentración y la debilidad emocional  que producen los cambios hormonales relacionados con el período. Para aliviar la tensión premenstrual no existen medicinas eficaces. Aquella puede ser tan terrible que verdaderamente imposibilita la capacidad de convivencia y de trabajo. Necesitamos más mujeres en la ciencia, para que las dolencias femeninas se conviertan algún día en el blanco de las investigaciones.

Así serían los tampones si los hombres tuvieran el período (diseñados por la NASA):

Un tuit que resume el asunto (aunque era para el día de la mujer): Hoy por ser su día quiero decirles algo a todas las mujeres: perdón por la menstruación. (@Dios_Padre)

Comentarios