Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

David Attenborough

¿Habrá una persona en este planeta que sepa más de animales y su comportamiento que el señor Attemborough? Es posible, sin embargo nadie ha hecho un esfuerzo más prolongado y eficaz de educarnos en las ciencias naturales.

La vida en la tierra, uno de los libros más interesantes y divertidos que pueda uno leer, se publicó hace mucho tiempo, a principios de la década de 1980, y aquellos que lo leímos quedamos marcados. Seguirle los pasos a David Attemborough es una experiencia enriquecedora y hay que seguírselos, pues el naturalista se ha movido por el mundo entero con las cámaras de la BBC de Londres detrás suyo, para mostrarnos con detalles asombrosos cómo son los mamíferos, las aves, las plantas, los peces, los insectos, los reptiles, y los distintos ecosistemas en los que cohabitan muchas y distintas especies.

Pero viajar sin tregua, hacer las narraciones y filmar es la mitad del asunto. La otra mitad es hacerlo con maestría y belleza. Los textos de Attemborough son exquisitos, rigurosos, profundos, graciosos, coloridos, minuciosos, comparativos y educadores. Su voz es melodía y ritmo, y él mismo es uno de los seres más encantadores que pueda uno ver en la pantalla.

Los niños, en cualquier lugar del mundo donde estén, deberían ver todas las series filmadas por Attemborough,y los colegios deberían encargarse de esto. Aprenderían muchísimo sobre los animales, sobre sus estrategias de supervivencia, sobre su creatividad inagotable, sobre las extravagantes maneras y caminos que encuentra la naturaleza para lograr el objetivo supremo de la vida: continuarla. La educación debe divertir y entusiasmar. Vemos muy poco cuando salimos al jardín a mirar flores y apenas sabemos sus nombres vulgares, no vemos nada cuando observamos las aves, al tiempo que las buscamos en un catálogo para saber su clase. Uno ve, realmente ve, cuando, entre muchas cosas más, uno sabe cómo una especie interactúa con otra y con su hábitat, cómo se comporta, se reproducey muere. Después, uno sale al jardín y este se ha cargado de sentido.

David Attemborough tiene 86 años y todavía es un hombre activo. Se pueden conseguir más de 17 DVDs dirigidos, escritos o narrados por él, y alrededor de 30 libros, no sabe uno cuál más interesante y divertido. En Inglaterra lo consideran un “Tesoro Nacional”, pero a él eso no le agrada mucho. No es un tesoro nacional, es un Tesoro Mundial. De su obra podemos beneficiarnos todos.

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