Bajolamanga.co

Publicado el Bajolamanga

¿Un nuevo orangután en el Congreso?

Por: 

La llamada “reforma de equilibrio de poderes” corre el riesgo de convertirse, como ocurrió con la fallida reforma a la justicia del 2012, en un nuevo orangután: una reforma constitucional que más que impactar positivamente la vida de los ciudadanos, termine beneficiando unos cuantos intereses particulares.

No afirmo que sea del todo mala. Hay medidas que, en general, me parecen positivas, como el reemplazo del tristemente célebre Consejo Superior de la Judicatura por la Comisión Nacional de Gobierno y Administración Judicial, que a su vez estará integrada por: el Consejo de Gobierno Judicial, la Junta Ejecutiva de Administración Judicial, la Gerencia de la Rama Judicial y la Dirección de la Magistratura. Si todo sale bien, estos órganos podrán ejercer una administración más técnica y eficiente de la rama judicial, una cuestión urgente para este país.

También confío en que la modificación del mecanismo de elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado le dé un golpe al clientelismo judicial, que han hecho famoso figuras como Francisco Ricaurte y Pedro Munar. Actualmente, los magistrados de estas dos Altas Cortes son elegidos por un sistema de cooptación ampliada: cada tribunal elige sus propios magistrados, de listas enviadas por el Consejo Superior de la Judicatura. Con las modificaciones que introduce esta reforma, las listas para integrar la Corte Suprema y el Consejo de Estado serán elaboradas por el Consejo de Gobierno Judicial, vía concurso de méritos, lo que puede fomentar la meritocracia.

Sin embargo, otras modificaciones que trae este acto legislativo dejan un sabor agridulce. Se crea la Comisión de Aforados, con el supuesto fin de enfrentar la ineficiencia de la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes frente a la investigación de altos funcionarios del Estado, que cuentan con un fuero especial. Pero resulta que este mismo fuero será extendido a un sinnúmero de funcionarios que antes no gozaban de él. De ahora en adelante, no solo presidente, fiscal general y magistrados de las altas cortes gozarán de algún tipo de súper-fuero, sino que también lo harán: el vicepresidente, el contralor general de la república, el defensor del pueblo y el procurador general de la nación. Esta piñata de fueros podría terminar generando mayor impunidad, como advirtió la senadora Claudia López.

Por otra parte, como anotó Juan Esteban Lewin, si bien se obliga a los partidos políticos a que tengan listas cerradas-cremallera, en las que deben alternarse dos hombres con una mujer, esta medida está destinada a la ineficacia, pues queda sujeta a que el Congreso tramite una ley estatutaria que democratice a las organizaciones partidistas. Y esto, hay que decirlo, es un evento poco probable.

El objetivo original tras la reforma de equilibrio de poderes era eliminar la reelección presidencial, una meta loable, puesto que como mostraron Mauricio García Villegas y Javier Revelo hace ya más de cinco años, la figura de la reelección presidencial significó serios desbalances al interior del régimen político colombiano, en cuanto le dio una excesiva influencia al presidente de la república sobre otros órganos del poder público.

Lastimosamente, en vez de limitarse a eliminar la reelección, con esta reforma se ha intentado cambiar todo, lo que la ha hecho perder su camino. Como señaló Rodrigo Uprimny, esta es una “reforma sin norte”, cuyos resultados son inciertos. Yo solo espero que no sean muy malos.

 

Esta y otras columnas podrá leerlas en www.bajolamanga.co (@bajo_lamanga)

Comentarios