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Soy capaz

Por: Lorena Vargas (@lorenavargas_s)

Tal vez los más observadores ya habrán notado el cambio de las etiquetas de algunas marcas como Postobón y Bavaria, que menciono sin ánimo publicitario, pero motivada por ejemplificar algunas de las empresas que se unen en pro de enviar un claro mensaje social de sensibilización por una causa que nos atañe a todos y de una  iniciativa frente a la cual expreso, me siento adherida.

El sector privado del país se une, según lo explica la Andi, con el objetivo de impulsar un cambio mental que inspire a los colombianos a tomar acciones que aporten a la construcción de la paz.

Los productos a los cuales hago referencia tienen el color blanco como elemento unificador, sus etiquetas nuevas y la leyenda #SoyCAPAZhacen alusión a su compromiso a dar un paso por la paz.

No conozco aún los pormenores de dicha iniciativa; sin embargo, me atrevo a decir que lo que buscan con estos mensajes es hacernos conscientes de que nuestro aporte individual a la construcción de la paz es fundamental: ¡qué gran descubrimiento!

No obstante, aunque parezca ser tan obvio, algunas conductas, pensamientos y hechos individuales impactan en la sociedad de forma negativa, alejándonos de nuestro fin común, y nosotros seguimos con actitud pasiva pensando que no podemos hacer mucho para conseguir un cambio efectivo.

Por eso, aunque soy de las personas que está convencida que en La Habana las conversaciones no se están llevando de la mejor manera, y  que la guerrilla de las Farc-EP no se está tomando con la seriedad debida el reto de reconocer lo que el proceso de paz requiere, estoy segura que los cambios sociales se efectúan desde la esfera de lo personal y que las conductas que queremos ver en el mundo deben comenzar por nosotros mismos.

Un proceso de paz entre la guerrilla y el Gobierno es solo el comienzo, pues el acuerdo entre cada punto de negociación y la firma del compromiso plantea un escenario de acuerdos de carácter político y un pacto de dejación de armas y cese al fuego, pero el verdadero proceso de paz debe comenzar ahora, ya que el proceso real, el que nos lleva a la consecución de la paz es el que involucra la reconciliación, el que requiere que el tejido social cicatrice las heridas de más de medio siglo de guerra; por eso se llama proceso, porque demanda tiempo, trabajo en equipo, un cambio de paradigmas y convicciones que nos enceguecen y nos llevan a pensar que en Colombia no puede existir una realidad diferente a la que afrontamos.

La paz la construimos todos, necesitamos desarmar las palabras, volvernos parte activa en el proceso de reintegración y de reinserción social. Necesitamos perder el temor a ser juzgados y la incisiva costumbre de juzgar. Necesitamos comenzar ahora a cambiar conductas que nos alejen de los demás por aquellas que nos impulsen a la transformación, que nos motiven a reaprender, las que llevará años de trabajo de consolidación en Colombia y en cualquier otro pueblo que se le mida a este reto.

 

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