Por: ANDRÉS FELIPE TOBÓN VILLADA (@tobonvillada)
Decía Juan Gossain en días pasados, en el marco de un conversatorio con Rodrigo Pardo acerca de “campañas sucias”, que él nunca había visto en más de 40 años de carrera periodística que los medios de comunicación manipularan las campañas políticas. Leía también hace poco unas palabras del profesor Daniel Pécaut en las que asemejaba el presente periodo electoral con la época pre-Violencia. Leía, asimismo, cientos de twits que reclamaban transparencia a las campañas políticas; así como otros cientos que defendían a capa y espada la transparencia de algunas de ellas. En suma, leí poco sobre propuestas y mucho sobre peleas.
Es increíble cómo en las dos semanas que anteceden a las elecciones presidenciales en primera vuelta, los medios de comunicación hayan olvidado que lo que los gobernará serán propuestas, serán políticas públicas, será platica de todos gastada día a día. Es impresionante que, como si ese tema no existiera, decidiesen dedicar su atención única y exclusivamente a manipular, atacar, desarticular y destruir la campaña de oposición más directa a la posible reelección del candidato presidente Juan Manuel Santos. Y es que para nadie es un secreto que los medios de comunicación se fueron en contra de Óscar Iván Zuluaga como no lo hicieron con otro. Aquí no valen justificaciones del tipo “es que lo de él fue más grave”, “es que dijo mentiras”, “es que uno no espera eso de un candidato a la presidencia”. Y no valen no porque yo no crea que valgan, sino porque la inclinación de estas acusaciones existe única y exclusivamente ante la campaña del candidato del Centro Democrático, y no hay ningún equilibrio en los reclamos que pueda hacérsele a otro tipo de campañas.
Juan Manuel Santos Calderón ha hecho trampa en estas elecciones. Empezó con la famosa mermelada, que él intenta justificar mediante el mecanismo que creó cuando era ministro de hacienda de Andrés Pastrana (los famosos cupos indicativos), pero que no encuentra piso sólido cuando es un hecho que sirvieron para conseguir votos en ciertas regiones del país. Señores prensa, eso es corrupción; eso es trampa; eso es grave. No hay ningún video, es cierto, será -a lo mejor- lo que le falta a Revista Semana y a Vicky Dávila para hablar con la firmeza que esperaríamos de un periodista; pero tenemos la certeza de cómo fueron repartidos esos 6 billones de pesos en cupos indicativos a candidatos amigos del presidente, y de cómo esa platica se vio reflejada en votos en regiones de las que no se esperarían votos de esta ala política. Amigos periodistas ¿no hay escándalo allí? También es un hecho, para hablar propiamente de esta campaña presidencial, que Chica y JJ estaban trabajando para Santos en esta campaña aún cuando Santos tenía absoluto conocimiento de la vinculación de estos con una negociación en la que alias Comba pagó 12 millones de dólares -ilegalmente- para recibir ayuda y someterse a la justicia. Santos no los denunció, los contrató en su campaña -amplia crítica que se le hace a Zuluaga por la relación con un remedo de Hacker-, y luego se hizo el bobo. Amigos periodistas ¿no hay escándalo allí?
Si van a pretenderse medios comunicacionales y no instrumentos al servicio del poder, pues entonces séanlo. Pero esta hipocresía de andar por los micrófonos pregonando una superioridad moral construida única y exclusivamente con humo, no solo es un insulto para los colombianos, sino un atentado directo en contra de la democracia. ¡Sean serios!
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