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No es lo mismo tener que ejercer el poder

Por: Juan Felipe Suescún (@jfsuescun)

Varias personas cuestionaron la actitud retadora de la columna anterior, “El burdel más innovador del mundo” al alcalde de Medellín Aníbal Gaviria, teniendo presente que apoyé su candidatura a la Alcaldía en 2011.

Haber apoyado una candidatura no es un impedimento para cuestionar a un gobernante. Además del derecho que tengo como ciudadano, creo que en la medida en que, de una u otra forma, aporté en la construcción de su programa de gobierno y en su campaña electoral, también tengo posibilidades de reclamar.

Ahora bien, más allá del derecho que tengo de exigir al alcalde una buena gestión pública, me genera muchas preguntas su forma de “administrar” la ciudad, en otras palabras, de tener y de “ejercer” el poder.

No desconozco la figura de autoridad que representa el alcalde, eso sí sería cuestionable, pues desconocería las instituciones que ayudé a legitimar.

No niego el poder que tiene el alcalde pero lo que no creo es que lo ejerza de la mejor forma. Una cosa es tener el poder, como lo tiene una persona por acuerdo, por consenso, por tradición, poder legitimidad, por sabiduría, por mayoría, como en el caso de las elecciones, entre otro factores. Pero otra cosa que puede ir de la mano, o no, es el ejercicio del poder como tal, el cual se ejerce principalmente porque se tiene poder, aunque suene muy obvio.

El alcalde de Medellín tiene el poder porque los ciudadanos lo investimos con este a partir del 1 de enero de 2012 y hasta el 31 de diciembre de 2015, sin embargo, en la práctica no lo ejerce. Nombró dizque “Vice-alcaldes” que se encargan de interlocutor con él y los secretarios, pero esta distancia se hace evidente en la gobernabilidad de la ciudad en la que el alcalde parece no tener ninguna injerencia. Esto en el futuro repercute en la gobernanza de la ciudad, ya que esa falta de ejercicio del poder es percibida por los ciudadanos que pierden el referente de poder, que si bien tiene, no ejerce el alcalde.

Según la teoría política el poder es una relación de poderes, entre quien lo tiene y ejerce y quienes re-conocen o des-conocen ese poder. En este caso la relación entre el alcalde y la ciudadanía se ha visto afectada por esa falta de gobernabilidad de Aníbal Gaviria que es percibida por los ciudadanos que re-conocen el poder que tiene el alcalde pero des-conocen el poder que “ejerce”.

Ahora bien, esta reflexión acerca de tener y ejercer realmente el poder no se limita exclusivamente al ámbito de lo público, también en el sector privado padecemos esas presencias de quienes tienen poder pero no lo ejercen.

Desde la familia típica nuclear con un padre y una madre, es decir “dos gerentes”, en los cuales reconocemos un poder, predomina la presencia de una figura, ya sea la masculina o la femenina, que realmente ejerce el poder, es decir, al que uno le obedece. Eso no significa desconocer la figura de poder que representa el otro, por el contrario reconoce que tiene poder, pero tal vez desconoce que lo ejerza.

Como lo explicaba en el caso de Aníbal Gaviria, la ciudadanía reconoce el poder que tiene el alcalde pero desconoce que lo ejerza. En este sentido, el problema no es de la ciudadanía que ante otros alcaldes han reconocido su poder. El problema es del alcalde que no ha tenido la capacidad de gobernar es decir de meterse la ciudad en la cabeza y ejercer el poder que tiene, con un plan estratégico dirigido a lograr un objetivo en el largo plazo. Por el contrario las acciones de esta administración son obras dispersas que no responden a un eje articulador que permita identificar una apuesta política definida, como lo fue la educación para Fajardo o la inversión social para Salazar. No, por el contrario Gaviria habla de la “vida”, un concepto tan etéreo, de esos que dicen todo y no dicen nada.

Finalmente, no desconozco el poder que tiene el alcalde o que eventualmente pueda tener una figura de autoridad, pero de ahí a que realmente reconozca el poder que ejerce alguien hay un gran trecho que no dependen de mi, como ciudadano, o como sujeto de ese poder, depende de quien tienen el poder que lo ejerza o no.

En la relación de poder bastante hago yo con reconocer el poder que tiene el otro, es tarea de él ejercerlo.

 

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