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Nairoman

Debo reconocer que soy un mal aficionado al ciclismo, y digo malo porque en realidad este deporte me parece interesante pero no logro conectarme de manera permanente con él, solo hasta años recientes cuando la nueva ola de ciclistas colombianos volvió a poner al caballito de acero en la boca de todo el país.

Por cercanía regional mis afectos están con Rigo, pero eso no me impide dedicarle esta columna a otro gran ciclista colombiano, primer subcampeón dos veces del Tour de Francia, además de haber ganado el Giro de Italia: Nairo Quintana.

Lo que Nairo hizo en Le Tour de France 2015 ya es historia, probablemente estemos ante el mejor ciclista colombiano de todos los tiempos. Pero creo que lo más valioso es señalar el cómo lo hizo y ahí si hablaremos de alguien que además de buen deportista es una persona templada, sencilla y respetuosa.

Nairo se equivocó en la primera semana del Tour que recién termina, él mismo reconoció que allí había perdido la carrera. Pese a ello peleó con gallardía todas las etapas siguientes, no flaqueó ante lo que parecía una ventaja insuperable, ni cedió un centímetro más a Chris Froome, persistiendo en su intento de obtener el preciado maillot amarillo.

Quintana no logró recuperar todo el tiempo perdido, pero dio una cátedra enorme de consagración al deporte y lucha con tenacidad bajando la distancia que llegó a ser de 3,10 min a 1,12. Las etapas 19 y 20 vieron a un corredor potente y decidido que rompió la resistencia de cada uno de los gregarios de Froome en el Sky, que se comportó mucho mejor como equipo que el Movistar, especialmente si hablamos del español Valverde y su falta de colaboración con un compañero que tenía más posibilidades de título que él. Mención especial merece el gran trabajo de Anacona y la satisfacción que produjo ver a dos compatriotas encumbrando de nuevo el gran Alpe D’Huez.

Nuestro ciclista es aún joven y ya demostró que ante experimentados, como el mismo Froome, puede dar una franca pelea en la mejores condiciones atléticas y mentales. Seguramente ganará el Tour de Francia y varias grandes más en el futuro, pero lo más importante es reconocer en él la tenacidad incansable, la humildad y la dedicación con que trabaja montado en su bicicleta, imperturbable ante la imposibilidad de atacar al líder y aguerrido cuando tuvo sus pocas oportunidades de hacer daño, y lo hizo.

Al final del día, como bien lo señaló Froome, los ciclistas son personas que aman montar sus bicicletas, y valla si agradecemos ese amor que demuestran. Grande Nairo.

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