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Lo que Venezuela sí ha logrado

Por: Camilo Arango (@camiloarangoo) y Laura Gallego (@LauraGallegoM)

Los abusos de las autoridades civiles y militares venezolanas en zonas de frontera, que violentaron a los pobladores colombiano, se convirtió como era de esperarse en el centro de la agenda mediática del país, justo en momentos en que el tema de La Habana pasa por una de sus mejores coyunturas en términos de la firma de la paz. Salvo algunos comunicados aislados apenas coherentes con las ideas que Gobierno y FARC representan, las partes se han ocupado de continuar con la negociación más allá de las demoras en la solución de la crisis fronteriza por parte de los dos presidentes.

En términos políticos hay varias particularidades ocurridas durante la semana. El objetivo más básico que no ha logrado el proceso de negociación de la paz con la guerrilla de las FARC, poner de acuerdo en una meta común y loable a las autoridades del ejecutivo con el legislativo y con los representantes de los órganos de control, si se ha logrado en pocos días con lo ocurrido en el conflicto fronterizo. Primero fue el guiño del Presidente Santos que exigió respeto al expresidente Uribe por las fuertes declaraciones de algunos sectores en Venezuela, y luego la coincidencia de criterio entre el Presidente Santos y el Expresidente Uribe en relación con las últimas alocuciones del primero frente a la inapropiada actitud del gobierno venezolano.

Pero no solo han coincidido las posiciones del presiente y el expresidente. Tanto el Fiscal General de la Nación Montealegre, como el Procurador General Ordoñez, han hecho coincidir sus agendas, no sabemos si de forma intencionada, a la definición de los mecanismos internacionales a los que se podría acudir de inmediato y de forma complementaria, para avanzar en la garantía de los derechos de la población vulnerada en la frontera y que está llegando en calidad de refugiada a territorio colombiano, sin el lleno de los requisitos legales mínimos para su identificación y deportación a través de la frontera terrestre colombiana.

Ni hablar del acuerdo que alcanzó en el grueso de la población del país, el sentimiento de indignación generalizado tras conocer las imágenes y lo pormenores del proceder arbitrario de las autoridades venezolanas en relación con los derechos de los connacionales que están siendo deportados, e incluso el marcado interés político que ha generado en muchos sectores recurrentemente apáticos, la participación o no de Estado colombiano en los mecanismos internacionales creados para consultar las agendas de mediación y solución pacífica y diplomática de conflictos como la OEA o Unasur.

El hecho es que hoy todos nos hemos interesado en el tema, hemos construido una posición personal en relación con los hechos que están teniendo lugar, e incluso evaluamos como necesario el apoyo irrestricto al gobierno colombiano en cualquier que sea la solución más adecuada en su criterio, para la solución del diferendo en la frontera, pero sobre todo, el avance en la garantía de los derechos de los colombianos que fueron despojados de sus bienes y deportados arbitrariamente a territorio colombiano. Qué tiene de diferente el objetivo de la paz que no logra generar el mismo interés, no logra la misma vocación por el logro de un objetivo común y anhelado por la mayoría? ¿por qué no alcanza para generar un acuerdo colectivo en relación con la pertinencia de avanzar hacia la paz negociada que permita el fin del conflicto?

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