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La vida es simple

Por: Daniel Yepes (@yepesnaranjo)

“Life´s a very funny proposition after all” dice la canción de George M. Cohan en una de sus estrofas. Sí, después de todo es eso la vida, tan solo una propuesta divertida. Un constante tire y afloje entre lo que vivimos y lo que soñamos, lo que hacemos y lo que nos proponemos como meta, una lucha entre lo real y lo ideal.

Es común juzgar desde nuestra orilla a quienes construyen una vida con valores diferentes a los que creemos correctos. Pensamos que tenemos la justicia de nuestro lado y que las ideas y las formas de actuar que defendemos son las indicadas, situándonos en una suficiencia moral que nos otorgamos en un proceso autodirigido.

“Feliz el que no insiste en tener razón porque todos la tienen o nadie la tiene” decía Borges en ‘Fragmentos de una evangelio apócrifo’. Hemos sido, somos y seremos víctimas y victimarios.

“Life´s a very funny proposition after all, imagination, jealousy, hypocrisy and all”.

También decía el poeta argentino que los actos de los hombres no merecen ni el fuego ni los cielos. Tal vez merezcan la justicia mundana, pero esta se basa en la hoguera o la salvación eternas, en el odio o el culto de los hombres hacia situaciones que perjudican o benefician sus intereses, los que no necesariamente se corresponden con la suficiencia moral que creen representar.

“Every fellow claims the other fellow´s in the wrong”.

La diferencia entre unos y otros está más en las formas que en los fondos aunque creamos todo lo contrario. Si entendiéramos que tan solo somos lo que hacemos y nunca lo que creemos ser, estaríamos preparados, al fin, para cambiar todo lo que aseguramos que está mal.

La vida no nace ni muere con nosotros. La sensación de dioses creadores que nos alienta, de implacables justicieros, de soldados de la moral, de humildes depositarios de la verdad solo es defendible con el miedo o la mentira. O con el poder, que tiene un poco de los dos.

No es cierto. No hay alguien absolutamente bueno o absolutamente malo. No somos más que nuestras circunstancias.

 

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