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La Medellín de los dos ascensores

Por Constantino Roldán @ConstanR

Conversaba con mi papá mientras pasaba por una lujosa unidad residencial de la ciudad donde de casualidad vive un familiar. Lo particular de la conversación es que terminamos hablando de lo grandes y bonitos de los apartamentos y que incluso tienen dos ascensores, uno de los cuales se supone que es exclusivamente para los empleados.

Para algunos es lujo, pero para mí es la muestra de la marcada desigualdad de nuestra ciudad. ¿Un ascensor para los propietarios y sus visitas, los ricos, y otro para los empleados, los pobres? Que se note bastante la idea de que la riqueza es lo que nos diferencia a unos de otros, olvidándonos de que todos somos lo mismo en esencia, humanos.

Pero, mirando a la ciudad me encuentro que la historia es la misma.

Hay una Medellín, la del ascensor de los ricos, con suntuosas unidades residenciales, automóviles alemanes, excesos, lujos, como hay otra Medellín, la del ascensor de los pobres, llena de necesidades insatisfechas, problemas sociales, hambre, desnutrición, explotación sexual, pobreza.

No pretendo criticar ni hacer una apología a la pobreza ni mucho menos. Entiendo que el sistema económico depende de la estratificación y clasificación, y no me veo nunca viviendo en una dictadura socialista que redistribuya la miseria entre la población; solo pareciera que en esta ciudad la búsqueda de riqueza nos ha deshumanizado. ¿Cuántos sabían que según información del Departamento Administrativo de Planeación, para el año 2010, la mayoría de la población de la ciudad vive en el estrato 2? ¿Cuántos de ustedes son conscientes que somos la ciudad más desigual del país?

Es que así suena muy lejano el asunto. ¿Qué implicaciones tiene esa desigualdad? Ver las consecuencias reales es muy sencillo, basta con contrastar a El Poblado, comuna 14, con Popular, la comuna 1. Si hay dudas entonces cojamos el Metro y hagamos el recorrido completo de sur a norte. No solo vamos a ver lugares hermosos como el Parque Explora y el Jardín Botánico; vamos a ver de primera mano la desigualdad que atormenta a nuestra ciudad.

Es duro darse cuenta que Medellín, que para muchos de nosotros es un paraíso para otros es el infierno. Sin embargo, es más duro darse cuenta que ya en el otro no reconocemos lo más esencial: que es humano. Pregúntele a la familia que vi ayer en una clínica de la ciudad la cual imploraba por atención urgente para su bebé que había convulsionado todo el día y no los habían atendido en más de tres clínicas diferentes.

Original: http://bit.ly/1nlk3s6

constantinoroldan

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