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El oficio del sepulturero

“Fauchelevent lo había previsto todo excepto que pudiese morirse un enterrador. Pero también mueren los enterradores; a fuerza de cavar fosas para otros, cavan la suya”.

Víctor Hugo Los Miserables.

Nada más pertinente para esta contienda electoral que recordar la manera como se ha desarrollado, ante el fallido intento de buena fe de un grupo de ciudadanos de unir un equipo por Medellín que preservara un modelo de ciudad consciente de la necesaria integralidad de las acciones del Estado para mejorar la vida de todos, en especial de los más humildes.

Esa integralidad resumida en una idea tan clara como lo es la seguridad integral, parecía reunir a los contrincantes, pues en ella se hablaba de manera concreta de retomar la función preventiva del Estado, abriendo la puerta de las oportunidades a los más humildes con especial atención a los niños, niñas y adolescentes y promoviendo la equidad mediante acciones tan contundentes como abaratar el transporte expandiendo y mejorando el servicio público, y afinando las instituciones para ofrecer al ciudadano un ambiente de confianza que consolide la legalidad y la legitimidad de la institucionalidad y así tener el ambiente adecuado para atacar las estructuras criminales desde lo financiero y en su capacidad de daño. Hablamos de la seguridad como punto de partida para una ciudad que gime en las sombras el amargo control del crimen.

Pero el equipo no se dio y es importante entender el porqué. Sin duda muchos saben que el surgimiento de la campaña de Alonso fue un acto repentino, como de la nada emergió luego de hablar y hablar sobre la necesaria marginación que haría de la actividad electoral y de dejar en manos de Federico Restrepo la conformación de un equipo que tuviera como norte el trabajo articulado de Medellín y Antioquia. Restrepo, justo candidato a la Gobernación de Antioquia a nombre de Compromiso Ciudadano, cumplió y buscó personas de las mejores calidades y de trabajo articulado de años en el andar de este movimiento y con ellas se unió a Federico Gutiérrez.

Entre tanto, se preparaba para la contienda Luis Bernardo Vélez, otro líder del surgimiento de Compromiso y parte en los logros de Fajardo y Alonso. Bernardo recibió de este último su ánimo por la valentía al asumir la enormidad del reto. Pero al surgir la alianza entre Restrepo y Gutiérrez el exalcalde declinó en sus afirmaciones y mientras empezaba a cavar la tumba para Luis Bernardo, despertó el liderazgo de una gran mujer, Claudia Restrepo. Cabalgando sobre la ola de buena opinión que la ciudad tenía sobre esta mujer intachable y escudado en el misterio de no conocer a ciencia cierta sus aspiraciones, pero si intuyéndolas, mantuvo en vilo la opinión de toda Antioquia e incluso del país.

Nadie imaginaría la traición que podrían esperar los demás, era increíble, él que había animado a Restrepo, que la había reconocido como la mejor opción para liderar la continuidad de un gobierno exitoso, en esos días parecía erigirse en su contrincante. Jaque mate, jugó con los afectos de todos, el afecto ganado con el esfuerzo de un desconocido en la política que no había ganado ni una curul al concejo y que llegó a ser alcalde a fuerza de unir lo que se creía imposible, Compromiso Ciudadano y uribismo. Un hombre que le dio un salto social a la ciudad y batalló contra el crimen, denunció la alianza tóxica entre políticos y criminales por lo que fue injustamente suspendido por la procuraduría y cuya dignidad se restauró luego; en fin, un héroe era para Compromiso.

Tomó entonces a Claudia, ella convencida y animada en el reto, intentó formar un equipo y enfrentar el reto de ser candidata a la alcaldía de Medellín y proponer desde su forma fresca una alternativa para la ciudad. Mientras tanto ya la tumba de Luis Bernardo estaba hecha y la tumba que parecía cavar para Federico Restrepo y su candidatura a la Gobernación en represalia por su alianza con Gutiérrez terminó siendo para Claudia.

En un contundente golpe de mano, arrebató a Luis Bernardo el aval de la Alianza Social Independiente y en una voltereta con Compromiso y aliado con el Verde, que otrora había abandonado Compromiso en voz del propio Alonso tras la alianza con el progresismo, se alzó como candidato a la alcaldía de Medellín. Claudia Restrepo, esperando en algún lugar de la ciudad, se enteraba de momento de su propia muerte, su animador la había sepultado, la candidatura perdía sentido. Su imagen intentaba ser absorbida por la enormidad de la candidatura del buen exalcalde.

Gastó el afecto en medio de tanto daño, se alzó con el oficio de sepulturero en una única intención, enterrar a Gutiérrez, torpedearlo a él y su candidatura. Abordó a fuerza de presiones muy emocionales, basado en su legado, la campaña de Federico Restrepo.

Nada en medio de ese oficio de sepulturero parece más claro que la voluntad de enterrar a Gutiérrez, es anti Gutiérrez, los enterrados, Luis Bernardo y su equipo, Claudia y sus compañeros cayeron en ese propósito amargo que se extiende hasta la irracionalidad de criticar un sencillo tiro de pelota quieta, en una foto donde por evidencia todos salen como estatuas. Lo que ignora Alonso es que resultó muy inútil gastar tanto prestigio solo en cavar una tumba, en ese propósito pasó del cariño incuestionable a la sospecha de traición y mentira. De un luchador por el bien común parece graduarse de egoísta y eso más que indignar o enojar entristece, porque cavando esa tumba está haciendo la suya y la de su candidatura.

Que brillen las propuestas y no ese odio visceral.

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