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El nuevo Congreso

Por: ANDRÉS PRECIADO (@andrespreciado23)

En este 20 de Julio se posesionará el nuevo Congreso de la República, los representantes a la cámara y senadores que serán los “padres de la patria” durante los próximos cuatro años. Como en la vida, en el Congreso hay malos padres, que merecerían perder la patria potestad, y otros ser demandados por asistencia alimentaria, también los hay buenos y responsables, pero en últimas son los padres, gústennos o no algunos de ellos.

El reto más relevante que tiene el próximo Congreso es reposicionarse a sí mismo teniendo en cuenta que es una de las organizaciones públicas más desacreditadas y que genera menos confianza en el país. Una buena forma de ganar legitimidad podría ser no caer en el juego de las luchas personalistas que harán que los debates se centren en la discusión entre uribistas y gobiernistas, para agrupar a todas las colectividades que acompañaron la reelección pero no son propiamente santistas. Ahí será relevante analizar la postura que toma el uribismo en cuanto al nivel de su oposición, aunque no es muy probable que sea una como a la que nos tiene acostumbrados el Polo Democrático, menos si finalmente el senador Uribe se posesiona, cosa que no sabremos hasta la ceremonia oficial.

Ya en lo propiamente legislativo hay varias materias que este periodo no puede dejar sin resolver. La olla atómica en la que se ha convertido el sistema penitenciario del país cada año explota un poco, pero todavía tiene reservada una gran explosión, por lo que no es posible aplazar más su tratamiento intensivo, parte del cual incluye reformas legislativas. Otro asunto innegociable es la reforma educativa, máxime si consideramos el escándalo reciente de las Pruebas Pisa y sus nefastos resultados para el país.

Finalmente es necesario hablar del tema de las negociaciones con las FARC y de la tarea enorme que recaerá en el legislativo una vez se llegue a la concreción de un acuerdo definitivo. Es sin duda la más importante que tendrá un cuerpo colegiado en Colombia luego de la formulación de la Constitución Política de 1991, en tanto determinará el marco de justicia transicional que procurará por acabar con más de 50 años de conflicto armado interno.

Si este Congreso logra resolver, o ayudar a resolver de manera efectiva, pues es una responsabilidad compartida, estos asuntos claves del sistema político nacional, se puede dar por bien servido y sus integrantes podrán con altura reclamar de nuevo el apoyo popular en 4 años.  Si además de eso tienen mayor iniciativa al proponer leyes de fondo y no solo se dedican a discutir las del gobierno o a entregar condecoraciones, mejor aún. Y si de ñapa leen los proyectos, votan a conciencia y asistenten a las reuniones, al menos a más del 80%, no podremos como ciudadanos pedirle más a la vida.

Esperemos que estén a la altura del reto que tienen.

 

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