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Defiendo a Eafit de las calumnias de Jaime Restrepo

Por: Sebastián Díaz (@sebastiandiazlo)

Desde hace algún tiempo he sostenido que hay dos clases de uribistas: los primeros son los que tienen un discurso parecido al de Paola Holguín, Federico Hoyos y otros; con ellos es interesante debatir. Los segundos son los incendiarios, los que se valen de la calumnia para ganar seguidores, los autómatas que repiten sin cesar las opiniones, por ejemplo, de José Obdulio, la señora Cabal y Jaime Restrepo. Los respeto e ignoro porque si algo tengo claro es que todo el mundo en este país tiene derecho a decir lo que se le pegue la gana, así sean estupideces.

Pero sí creo que más que desconocer las opiniones del señor Restrepo, lo importante aquí es desenmascarar las mentiras que dice, en este caso, de la Universidad Eafit, una institución que le abrió las puertas pero que él no supo aprovechar.

Desde agosto del año pasado, luego de haber sido invitado para el conversatorio ‘Diálogos de paz en La Habana’, que organizaron estudiantes de Derecho de esa universidad y en el que participaron, además de él, José Obdulio Gaviria, Ángela Robledo e Iván Cepeda, el abogado Restrepo tiene una querella casada contra Eafit, que se agudizó el pasado fin de semana.

La historia es la siguiente. Durante ese evento cada uno de los invitados le compartió al auditorio sus opiniones frente al proceso de paz del gobierno Santos con la guerrilla de las Farc. La presentación de Jaime Restrepo fue tan fuerte y agresiva, que hasta algunos uribistas se quejaron y dijeron que separó el auditorio en odios. No lo creía. El señor Restrepo no entendió que ese era un evento académico y que como tal su deber era respetar no solo a los asistentes, sino también las opiniones de sus contradictores que ese día lo acompañaban, y mantener su discurso en un nivel de respeto tan necesario hoy en el país.

¿Recuerdan que hace unas semanas la Policía lo sacó del IV Encuentro Nacional de Zonas de Reserva Campesina (Anzorc) por estar provocando a los asistentes? Así opera él. Basta con mirar su cuenta de Twitter, la coge contra todo aquel que no comparta su pensamiento.

Pero, ¿qué hay detrás de los comentarios ofensivos contra la Universidad Eafit y sus directivas? ¿No será que está resentido con esa universidad porque lo vetó? ¿Sus seguidores saben que él no podrá dar una charla en esa institución por un buen tiempo? En los más de cinco años que llevo estudiando en Eafit nunca había visto una ponencia tan brusca como la de él. Y lo digo porque hago parte de un grupo de estudiantes que ha organizado varios eventos desde hace un par de años, entre ellos el debate presidencial.

Por eso estoy convencido de que habla muy mal de un señor, que dice ser defensor de víctimas de la guerrilla, cuando una universidad como Eafit no le permite decir lo que piensa, teniendo como precedente que allá todo el mundo, de cualquier corriente, puede expresar lo que quiera acerca de los temas coyunturales del país. Es más, el mismo Álvaro Uribe ha ido varias veces a Eafit y la respeta como academia. Así me lo dijo una vez que lo entrevisté. Su más reciente visita fue en mayo de este año y desde que llegó el rector Juan Luis Mejía no se le despegó.

Entonces, señor Restrepo, no venga acá a dárselas de crítico del “comunismo que se está apoderando de Eafit” cuando sus argumentos se caen por su propio peso. A nadie le cabe en la cabeza que esta universidad, donde estudian la gran mayoría de los herederos de la crema y nata del capitalismo antioqueño, se esté mamertizando.

Yo no estoy de acuerdo con algunas políticas de Eafit. Las he dicho pública y privadamente, pero sus comentarios, cargados de cegueras políticas y odios, ofenden la filosofía pluralista de una universidad que se ha caracterizado por ser uno de las protagonistas de las discusiones trascendentales del país. Además, conozco el respeto que sus directivas le tienen a las opiniones de sus estudiantes. La orden de las más altas instancias académicas es que no se pueden realizar eventos sin que estén presentes en el atril las dos caras de la moneda. Como usted desconoce eso, pisa nuevamente en falso.

Usted ha sabido mojar prensa los últimos meses y desviar la atención del tema central en su hoja de vida. Pero algunos no olvidamos su pasado dudoso que, según denuncias, lo vinculan con el paramilitarismo antioqueño.

Le cuento que hablé con el periodista Juan Diego Restrepo, el mismo que escribió la columna en Semana.com en la que le preguntó si usted era el candidato de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio a la Personería de Sonsón. Es decir, el famoso alias “Samuel”.

Yo le pregunto hoy ¿por qué decidió retirar la denuncia contra este periodista si supuestamente lo estaba calumniando?

En todo caso, comparto la posición de Eafit de no permitirle a usted ser ponente en ningún evento que se realice dentro del campus. Estoy convencido de que el uribismo tiene representantes muy serios, responsables y, sobre todo, respetuosos como para que usted represente un partido político con sus resentimientos y estupideces.

Entre comillas: dijo Rubén Blades en la conferencia que cerró el Premio Gabriel García Márquez la semana pasada, en Medellín, en palabras más, palabras menos, que no es que el poder corrompa, sino que ellos desde siempre han sido corruptos. El poder lo que hizo fue darles alas. Me recuerda la carta que escribió Jorge Arabia, mano derecha de Rodrigo Jaramillo, presidente de Interbolsa, y que fue publicada por Semana. Le pidió perdón al país mientras dejó ver que la ambición siempre estuvo en él, por encima –inclusive- de su familia. A como diera lugar, confesó, quería poder y dinero.

 

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