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Cuba pondrá el ritmo en negociación con EEUU

Por: Daniel Montoya (@D_nielMontoya)

Un eventual acuerdo entre Estados Unidos y Cuba para la normalización de relaciones bilaterales tomará varios años y será Cuba el que ponga el ritmo. Estados Unidos tiene tiempo y varios elementos de intercambio mientras que el régimen cubano enfrenta problemas económicos estructurales con pocas concesiones para dar, lo que estrecha su margen de maniobra, por lo que cada punto en donde tenga que ceder tomará tiempo en ser resuelto. De la velocidad del régimen cubano para dar concesiones depende la firma de un acuerdo definitivo.

El nuevo acercamiento para restablecer relaciones bilaterales luego de 54 años de hostilidades toma a ambos países en dos realidades muy distintas con respecto a 1962 cuando el presidente Kennedy declaró el embargo sobre la Isla. La guerra fría ha terminado y Washington ha consolidado un hegemón regional en América; la Unión Soviética ya no es una amenaza a su territorio y Cuba enfrenta el posible colapso de Venezuela, su principal fuente de financiación.

Desde el punto de vista de EEUU, Cuba es clave en sus ambiciones geopolíticas. La Isla está situada entre la península de Yucatán y Florida, es el tapón del Golfo de México y tránsito obligado para las exportaciones de los puertos de Houston y Nueva Orleans, el más grande de EEUU en comercio de granos y por el cual se exporta la mayoría de la producción de la Cuenca del Misisipi. Quien controla Cuba tiene el poder de poner en riesgo la economía americana.

Sabiendo esto, desde la Guerra Hispano Americana (1898-1900), EEUU ha buscado ejercer un control directo o indirecto sobre Cuba como asunto de seguridad nacional. Por sí sola, La Habana no tiene el poder para amenazar las rutas marítimas que pasan cerca a sus costas, sin embargo, una potencia extra territorial – como Alemania durante la primera parte del siglo XX o la URSS durante la Guerra Fría – sí, por eso en 1962 la Casa Blanca estuvo dispuesto a entrar en una guerra nuclear con el Kremlin cuando descubrió sus planes de entrar armas nucleares a la Isla.

Washington no necesita que Cuba esté bajo su control mientras pueda garantizar que ninguna potencia extra regional tenga control sobre ella, y por ahora nadie, ni siquiera China, tiene el poder suficiente para utilizar a Cuba como medida de presión contra los intereses americanos.

Por el lado de Cuba, con la ayuda de Venezuela el régimen de los Castro ha logrado sobrevivir la caída de la Unión Soviética, su principal fuente de financiación hasta principios de los 90’s, pero la incertidumbre sobre el futuro del régimen en Caracas pone en riesgo existencial su supervivencia. China y Rusia enfrentan sus propios problemas internos y no pueden reemplazar a Venezuela como proveedor de dinero del Partido Comunista Cubano, por lo que los Castro, y la oligarquía que representan, han tenido que reconsiderar sus relaciones con el gobierno estadounidense con miras a conseguir su objetivo de retener el control.

Sin embargo, los Castro tienen una dura negociación al frente puesto que EEUU tiene varios elementos con los que puede negociar mientras que Cuba no. Por parte de los americanos, EEUU tiene el embargo, la base naval de Guantánamo, las leyes migratorias para los cubanos, el apoyo a disidentes cubanos, la inclusión de Cuba como país patrocinador del terrorismo, entre otros, mientras que Cuba solo tiene como medida de presión su posición geoestratégica y su alianza con potencias que puedan amenazar a EEUU.

Un punto importante es que EEUU ha ratificado en público que sus intereses estratégicos no han cambiado, es decir que la Isla se mantenga neutral, por lo que un acuerdo definitivo pasará porque el régimen cubano pueda dar esa garantía a los americanos.

El régimen cubano por su parte quiere tener la seguridad de que sus intereses serán respetados, esto incluye no injerencia de parte de Washington en las políticas internas, a cambio, los cubanos pueden ofrecer liberar su sistema económico para que empresas americanas puedan establecer operaciones en su territorio. Esta transición lenta ya ha empezado con la liberalización de algunas medidas bajo el mandato de Raúl, el menor de los Castro.

La realidad es que Cuba necesita más a EEUU que al contrario y de sus concesiones dependerá que la Casa Blanca libere las medidas sobre la Isla, sin embargo, cinco décadas de hostilidades y desconfianza, sumado al poco margen de maniobra que tiene el régimen cubano, harán de esta negociación un proceso lento antes de llegar a un acuerdo absoluto. Lo más probable es que los primeros puntos que se firmen sean en aspectos económicos, sobre todo algunas concesiones del gobierno Obama, pero al final será Cuba quien ponga el ritmo.

 

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