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Publicado el Bajolamanga

Corrupción rampante

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Las últimas semanas han estado cargadas de noticias sobre corrupción, más de lo que normalmente estamos acostumbrados.

Quien encabeza todos los titulares es la máxima organización del fútbol, el deporte que más aficionados y dinero mueve a nivel mundial. Y es precisamente por lo último por lo que la FIFA está en boca de todos. Todo se destapó con las detenciones del 27 de mayo en Zurich de 7 dirigentes de dicha organización, pero que promete solo ser la punta del iceberg de lo que se viene. Ya se están conociendo otros hechos de corrupción asociados a sobornos para arreglar partidos o para comprar votos para favorecer algunas sedes de mundiales, en especial las últimas.

Lo que sucede en la FIFA no es nada diferente a lo que ya como colombianos estamos acostumbrados. Solo falta que Joseph Blatter salga a decir que todo sucedió a sus espaldas y que algún periodista le dé el titulo del “carrusel de la FIFA” a lo que está sucediendo para que se parezca más a nuestra realidad nacional.

Todo este tema hizo apenas notar dos noticias que son de mucha más trascendencia para nosotros dada las elecciones locales que se vienen en el mes de octubre. Por un lado fueron los resultados presentados por la Corporación Transparencia por Colombia, y por otro los presentados por la Secretaría de Transparencia de la Presidencia de la República.

Los resultados de la Corporación Transparencia por Colombia muestran el índice de transparencia de las gestiones de los actuales gobernantes. Antioquia de la mano de su gobernador Sergio Fajardo ocupó el primer puesto como el departamento con mejores resultados del país con 87,3, y es también el primero con menor riesgo de que actos de corrupción se puedan dar. Por su parte Chocó lidera ambos resultados como el departamento más propenso a la corrupción. Más desalentadores fueron los resultados de los índices respecto a órganos de control como las contralorías, que se ubicaron por debajo de las entidades territoriales que vigilan, y que son precisamente las que están pendientes del manejo de los recursos públicos. Pero más allá de las cifras, los resultados muestran una preocupante situación a nivel nacional y una institucionalidad muy débil para la protección de los recursos públicos, lo que le facilita el camino a los corruptos y ayuda a destruir cada vez más la legitimidad del estado con la población.

El otro informe fue el presentado por la Secretaría de Transparencia, en el que ningún partido político en el país supera el 43% en los índices. Por la Ley de Transparencia, los partidos políticos que reciben financiación del estado deben reportar en qué se invierten dichos recursos, pero se encontraron que ni balances estaban presentando, una clara violación a la ley que sus mismos congresistas aprobaron. Esto lleva a cuestionar si los recursos que van a recibir por las elecciones de octubre serán reportados debidamente o si los candidatos cumplirán con los topes de inversión en sus campañas. Desde ya suenan cifras exorbitantes en algunas campañas a la alcaldía de Medellín por ejemplo. La encargada de investigar esto es la Procuraduría, ente que ha perdido su imparcialidad política. Pero más allá del tema electoral que se avecina, preocupa el manejo que los partidos están haciendo de los recursos públicos que se supone deben ser sagrados, y de la cultura del “todo vale” para ser elegido, aspectos típicos de la política tradicional.

Es precisamente en las próximas elecciones locales donde podemos empezar a vencer la corrupción y la politiquería, no escogiendo a los políticos de siempre, aquellos que se roban las oportunidades de la gente una vez son elegidos. Como se hace campaña se gobierna, y si se llega comprando lideres y votos, se llegará a robar y pagando favores. El populismo en las elecciones está a la vuelta de la esquina, y siempre será tentador para muchos caer en esos cantos de sirena.

Me quedo con una frase muy conocida del Gobernador Sergio Fajardo que ha dicho hasta la saciedad, y que repitió en el programa televisivo de la Revista Semana finalizando el mes pasado: “La corrupción es una empresa criminal más difícil de combatir que la guerrilla y las bandas criminales”. La apuesta debe ser por una nueva cultura política, una nueva manera de hacer las cosas y nuestro voto puede ser un comienzo.

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