A la Palestra

Publicado el Juan Sebastián López M

TLC con Corea y Educación

Cuando la Ministra de Educación presentó el proyecto de Ley 112 de 2011, que reemplazaba la Ley 30 del 1992, utilizó como referente internacional el modelo de educación superior de Corea del Sur, país con el que acaba de suscribirse un tratado de libre comercio. Esta vez, uno de los llamados “acuerdos de última generación”, eufemismo utilizado para los tratados donde se negocia todo, incluida la educación, con el agravante de que se firma en plena crisis del agro, la industria y la educación superior.

Más allá de algunas referencias consignadas en la exposición de motivos del proyecto que fue derrotado por el movimiento estudiantil encabezado por la MANE, el Ministerio de Educación guardó silencio sobre las características fundamentales que le han permitido a Corea del Sur alcanzar un sistema de educación superior de alto nivel y por qué, bajo estas consideraciones, es inviable presentar al sistema coreano como el modelo para Colombia. Veamos:

Corea del Sur pasó en 50 años de ser un país con vocación agrícola a convertirse en potencia industrial añadiendo valor agregado a las materias primas. Mientras la economía crecía, el sistema educativo se puso al servicio de la generación de conocimientos y tecnologías propias. En otras palabras, la industrialización coreana se logró gracias a un destacado papel del Estado. Colombia, por el contrario, ha disminuido el papel del Estado en la educación superior, renunciando a la investigación y a la tecnología al servicio del desarrollo nacional y agravando con ello el proceso de desindustrialización, que el TLC con Corea se apresta a rematar.

La contundente política de desarrollo tecnológico apalancado en el Estado le ha permitido a Corea del Sur ser la economía No. 13 del mundo, el tercer país que más ha registrado patentes, más de 800.000 mil entre 1995 y 2010. Colombia solo ha registrado 565 en el mismo período. Corea del Sur tiene el mayor acceso per cápita del mundo a la banda ancha, es el primer país en tener todo el sistema de textos escolares digitalizado, es el mayor productor de pantallas LCD, OLED y plasma del mundo, y es además el hogar de empresas tecnológicas como Samsung y LG.

Tras consolidar el enorme aparato industrial e impulsar la financiación pública de la educación superior, tarea que nuestro país se niega a emprender, los conglomerados industriales de Corea empezaron a hacerse cargo de la formación de su propia mano de obra y continuaron con la investigación, ya no para el desarrollo nacional, sino para incrementar su negocio. El resultado: hoy las universidades corporativas alcanzan un asombroso 63% del total. Un ejemplo es la Sungkyunkwan University, con más de 600 años de historia. Una de las mejores universidades de Corea gracias a la inversión pública, adquirida en los años 90 por el Grupo Samsung.

El sistema de educación superior en Corea del Sur se ha ido privatizando. En la actualidad, tres de cada cuatro pesos que se invierten en el sector provienen de fondos privados. El 80 % de estudiantes asiste a instituciones privadas, con lo cual han alcanzado una cobertura cercana al 95 % a punta de créditos educativos, lo cual representa todo un drama familiar para la sociedad coreana, hecho que el gobierno de Juan Manuel Santos resalta, pues ha demostrado ser poco amigo de la financiación estatal y muy condescendiente con los banqueros que endeudan estudiantes. Con este panorama, no sería extraño ver a proveedores privados de la península asiática, ofreciendo sus servicios educativos en Colombia, haciendo uso del capítulo de inversiones y servicios transfronterizos, donde una vez más se incluyó la educación como cualquier otra mercancía.

Hay evidencia de que el MEN no busca aplicar el inicial modelo coreano de industrialización con énfasis en ciencia, tecnología e innovación financiadas por el Estado y, por el contrario, exalta la paulatina privatización del sistema que se ha puesto en vigor en los últimos años. Está claro, tomó como modelo un país que tuviera un sistema altamente privatizado, desconociendo su contexto, para imponer la miope visión de que el Estado no debe jugar un rol predominante en la educación superior. Mejor dicho, si hay algo que imitar de Corea del Sur es lo que hizo antes y no lo que hace ahora.

Con todo esto, vale la pena recordar que a un país con un aparato productivo mediocre le corresponde una educación mediocre. No en vano, hace un año, 1.400 académicos y científicos del país, encabezados por el profesor Rodolfo Llinás, en carta enviada al presidente Santos, catalogaron como desalentador el panorama del desarrollo científico y tecnológico del país y exhortaron al gobierno a actuar en este frente. Siguen y seguimos esperando…

No se me olvida: Agradecer a Maria Paula por avisarme de la convocatoria y animarme a escribir este blog. Una vez más, mil gracias por todo.

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