Unidad Investigativa

Publicado el Alberto Donadio

La juez Dioselina

LA JUEZ DIOSELINA

Por Alberto Donadio

Cúcuta necesita no uno sino varios centros comerciales más. Son oasis de aire acondicionado en un clima ardiente. Pero no tiene sentido sacrificar la reserva verde más grande que tiene la ciudad para construir un centro comercial que se puede levantar en otra parte. Hasta ahora, gracias a la juez Dioselina Ramón, se está salvando el principal pulmón de Cúcuta. La juez ordenó suspender la licencia de construcción del Tennis Park Plaza, obra que planeaba realizar Ospinas & Co en los terrenos del Club Tennis. Esa zona sobre el río Pamplonita, pese a ser un predio privado, constituye el parque más grande de la ciudad y merece conservarse en ese estado. La juez también suspendió la licencia de tala de los 841 árboles que existen en los campos de golf del club y bloqueó la licencia de urbanismo. Con toda razón anotó la juez Dioselina: «En tiempos actuales, la protección al medio ambiente debe comprometer la práctica de políticas que propendan por su conservación y protección, y los jueces de la república no están exentos de esta obligación, aun cuando se enfrente directamente con el dilema del progreso». Concluyó la juez: «No puede permitirse, por ahora, la intervención del terreno en mención, es decir, el daño causado a la población en general, se considera de un grado superior al beneficio que recibiría por la realización del proyecto».

Un grupo de más de 70 cucuteños se ha comprometido a defender un patrimonio que ya es público y que debe protegerse. Es una demostración de lo que pueden lograr los ciudadanos cuando actúan para proteger los bienes ambientales, que por ser de todos generalmente no tienen doliente. El compromiso de esos ciudadanos y de quienes los apoyan y la decisión de la juez Dioselina Ramón han tenido un importantísimo efecto práctico: La fiducia en la cual se habían consignado los dineros para la construcción del centro comercial Tennis Park Plaza se liquidó y a los inversionistas les devolvieron sus aportes. Es un síntoma de la conciencia creciente que hay en Colombia sobre la necesidad de proteger las zonas naturales dentro de las ciudades. Ospinas, que ya construyó el más concurrido centro comercial de Cúcuta, el Ventura Plaza, debería seleccionar otro lugar para el proyecto, en las afueras de la ciudad, y entrar a hacer parte de la causa ambiental. Es lo procedente en el mundo actual y le daría a la compañía un good will inestimable.

La determinación de la juez Dioselina ha venido además a ratificar una sana determinación tomada en el año 2000 cuando la corporación autónoma regional Corponor recomendó que las zonas verdes del Club Tennis debían establecerse «expresamente como una zona de protección del río, no susceptible de urbanizar».

El club no ha pagado impuesto predial por los terrenos no urbanizados, que ocupan casi 150.000 metros cuadrados. Ese aporte que ha recibido el club durante decenios de parte de la comunidad que debe soportar la carga tributaria que le correspondería al Tennis, crea un compromiso social y ecológico en cabeza del club. Que se mantenga la exención del predial a perpetuidad, que los socios puedan seguir beneficiándose de las ventajas de jugar golf dentro del área urbana sin tener que desplazarse fuera de la ciudad. Pero que a cambio se comprometan a ser custodios de un bien que pese a ser privado, por sus características y su ubicación terminó siendo un bien público de todos los habitantes de Cúcuta.

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